Esas cosas que ven los ojos. Si
Sin ser conscientes de lo que se ve.
De lo que se deja ser visto.
Ese ligero rubor que cambia la color de tu rostro. A veces, cuando me acerco. Mientras tu te muestras impasible y severo.
El lento parpadeo, que se torna en una deliciosa caricia, mientras una mano sostiene la copa y la otra le echa el quite al momento.
El mirar hondo, inspirado.
Que ocurre sin avisar y te lleva a las entrañas del otro. Mientras, tú también, te deslizas en sus adentros.
La sangre alborotada.
Incandescente momento.
Tan cerca, que piensas ser el doble reflejo que ves. Pero no.
Es la fusión invisible.
El punto de no retorno.
Entonces, tu universo se vuelve un doble giro a dos astros. Rutilantes.
El prisma de la vida transforma la luz en los colores de tus iris.
Es tu claro mirar, dulce canción que con preciosa voz, me cuida y me acompaña.
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