miércoles, 13 de mayo de 2020

Las notas se deslizan con suavidad en el aire.
La luz llenando de irisados reflejos cada una de mis lágrimas.

Quisiera poder expresar sin palabras como noto que me vuelven las ganas de vida.
Desde este extraño encierro, en este nuevo mundo.

Ya se mecen orgullosas las preñadas espigas doradas en el campo.





Desde arriba

Puede que la luz, junto con la belleza, sea el único consuelo que le queda a quien una vez se perdió en la parte más honda y obscura del alma.






Solitude



A veces, la soledad es una forma de descanso del alma.





Me gustaría decir que yo también estuve aquí y que alguna vez a alguien, quizás,  mi ausencia le provoque un sutil resueno de dulzura.

Es hora de hacer todas esas cosas que quedan pendientes de un hilo de pereza.




El tiempo discurre inclemente, y se come poquito a poco las ganas. Las oportunidades se agotan.

Hoy quiero, necesito verme en otros rostros, en otros gestos, en otras manos.

Hoy  amaneció gris pero sólo me reconocí en la luz rosada, en la aurora de mi alma.

Y la música suena. Y una solitaria lágrima discurre en mi rostro. Porque pesan las ausencias, las de esos seres que nos hicieron pasar momentos tan felices. A los que tanto hablas desde el silencio y la soledad.

Aunque nunca más me escuches, ni me leas, quería decirte me siento acariciar el ser por cada una de las  notas de tu música.

Y si  llueve, saldremos a la lluvia, y descubriremos en las gotas el secreto de la verdadera vida.

Marchons!










Días de sueños nuevos, alimentados de viejos y hermosos recuerdos.






jueves, 7 de mayo de 2020



Derrotar el miedo y la angustia.
Vivir sin la pereza de crear el instante.





Una y cuarto

La solitaria campanada anuncia la llegada de la una, una de la tarde.

La mente recurrente escarba de nuevo en el pasado.

Él me descubrió un universo sonoro de una belleza sublime.
Y sucumbí a un amor que jamás supo de besos y de abrazo.
Parecían bastarme la música y las hermosas palabras.

Era más bien una idea fija que resonaba en el fondo de mi alma.
No conocía espejo más perfecto en el que mirarme.

Entonces, quise ver reciprocidad donde sólo hubo cortesía y, después, silencio.

¡Hace ya tanto que no siento sus ojos de mar acariciando mi alma!

Ahora sé que sólo fue, que me lo imaginé erróneamente.

Ahora son la una y cuarto: ha llegado mi hora.

viernes, 1 de mayo de 2020

Aunque en su apogeo no lo parezca, todo dolor tiene su tiempo de descanso.

El orden de sus palabras fue el dulce tormento de mi alma.



Sus besos no eran de este mundo.
De ahí, luego, la hondura de la caída.





Orbitar dentro de un beso.





Y,  poco a poco, su voz se marchitaba en los aledaños del olvido.





Todas las palabras que me fluyen, se encuentran impregnadas de tu esencia.





Ser la luz al final del túnel.