Cuando le entra un ataque de amor, me abraza efusivo, con todas sus fuerzas. Entonces, me dice:
- Mi mamá pan.
Y yo, le adoro.
Hoy, nos despedíamos. Le digo, con un abrazo:
- Mi hijo pan.
Se ríe y me contesta:
Soy chocolate, chocolate bianco.
- Mamá pan y chocolate bianco.
Y le adoro.
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