Por cada flor, un fruto que al madurar y abrirse, esparce semillas de vida al viento.
Conceptos que se transforman en otros conceptos.
Potenciales que alojan dentro de sí otros potenciales.
Se tiende a pensar en términos extremos. Pares de contrarios.
Blanco. Negro.
Mal. Bien.
Vida. Muerte.
Y sin embargo, es todo a la vez.
Los conceptos son como los ejes cartesianos, sistemas de referencia de la mente pensante.
Sólo que en el caso de los conceptos, no son seis sus grados de libertad. Cada concepto tiene tantos como cerebros pensantes.
Si un concepto, se fija, muere. Se convierte en un fósil de la memoria.
Árbol, flor, fruto son la misma cosa: vida.
Al comer el fruto, se entrega, para convertirse en vida.
Así es el alimento.
Así es la palabra.
Permanece el espíritu.
La semilla.
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