miércoles, 21 de diciembre de 2022

Ventanas

Creí cerrar una puerta, sin entender que, en ese mismo instante ,se estaban abriendo mil ignotas ventanas.

Ya no tengo miedo de volver a este enigmático y colosal misterio que es la vida. 

Se va quedando mucho lastre en el camino, porque los huesos ya no nos sostienen tan seguros como antes y necesitamos aligerar.

Ha sido retirar la atención de algo que estaba muerto y caer la venda de los ojos. Empezar a ver con los ojos del alma liberada, por fin.

Todo esto es enigmático y siento el vértigo de lo desconocido. Me repele y atrae. La curiosidad siempre gana la partida a la repulsión.

Hoy me asomo a esa miríada de ventanas  que han tenido a bien encender su luz para mi.

Sea lo que tenga que ser.



martes, 8 de noviembre de 2022

 Me gusta dejar "mensajes en una botella" en este mar imaginario de palabras, por si algún día llegaran a buen puerto.




sábado, 22 de octubre de 2022

Puede ser

Creo que a duras penas logro reconciliarme con mi mente. Bueno, si acaso un poquito.

Cada día, cada vez, a cada tiempo, con menos ruido: eso sí. Pero todavía no es suficiente.

Muchas veces encuentro y he encontrado en el silencio muchas palabras, ensoñaciones propias de locura, gestos imaginarios y reales, sensaciones extraordinarias. Y hoy puedo afirmar que el silencio es mi compañero fiel que nunca me abandona. es como el demiurgo de Platón, mediando siempre entre el mundo sensible y el mundo de las ideas. El silencio es potencial puro, está lleno de todo lo que es posible ser real y ser realizado. También de imposibles.

Hoy, estoy todo el rato pensando en alguien nuevo, pero noto que ya no es lo mismo que cuando era joven. Y tampoco es lo mismo después de él. A veces pienso que lo nuevo nunca va a ser tan especial, sin entender que al pensar eso me estoy recortando las alas.

En otros momentos, pienso que todavía me queda por vivir un amor muy hermoso y cómplice como jamás fue.

Estaba hoy pensando en descubrir como es el sabor cuando se besan unos labios nuevos, llenos de sensaciones desconocidas, de colores, pero sobre todo de esperanza, esa esperanza que di por perdida hace ya demasiado tiempo. Pensaba en cómo será el olor de una piel curtida por la vida a golpes de espanto. Tan madura y, sin embargo, también nueva para mi, con mil rincones y secretos por encontrar.

Y estoy pensando todas esas cosas porque siento deseos de volver a enamorarme, volver a ese que es mi estado natural, crear junto a alguien de la nada miriadas de nuevos orgasmos.

Tolero el silencio, que de vez en cuando lleno de palabras escritas, pero ya no soporto la soledad, esta honda soledad que me agarrota el alma.


martes, 6 de septiembre de 2022

Exit

Eras la salida de emergencia de mi mente hacia el futuro.

Pero ocurrió que hice coincidir la salida de emergencia con la entrada principal, y entonces, todo se volvió más complicado.

Para ti , sólo fue un juego que al tomar visos de realidad  dejó de divertirte.


Finalmente, él huyó de mi, parapetándose en la intimidad de su hogar con vistas al puto infierno.

Dejé todo. Marché, a mi origen, para no partir nunca de cero.

Y me reconstruyo. Y me transformo.

Y no doy al cielo las gracias lo suficiente por poder hacerlo.





martes, 30 de agosto de 2022

Hace tanto tiempo que ya no tiene sentido

 Hace tanto tiempo, que ya no tiene sentido, esa loca ilusión que parecía encargarse de ordenarlo todo.

Ese baile solitario y alegre que me nacía al rememorar nuestro último encuentro. Parece haberse disipado entre las rendijas del pasado.

Hace tanto tiempo, que ahora ya no soy yo, todo es absolutamente distinto, más real, pero también más marchito. Quizás se ha ido apagando un poco el brillo de la vida.

Hace mucho tiempo que dejaste de ser un sueño recurrente. Ahora, ni siquiera eres un orgasmo ahogado en lágrimas de soledad. Se apagó mi deseo. Se encendieron las luces del final del camino.

Y es que me he cansado de esperar, por eso ya no veo más brotes verdes en los terrones resecos de tierra. Por eso bebo a grandes sorbos cada instante que compone el ahora.

Pero, ocurre, que antes tampoco tenía sentido y, sin embargo, eras mi vida entera y hasta  las nubes se esponjaban en el cielo al sentir tu nombre.



miércoles, 24 de agosto de 2022

Aprendiendo

He aprendido a construir emociones desde el más profundo de los silencios.  A ornarlo de palabras, palabras frágiles y evanescentes como pompas de jabón mecidas por la brisa.

He aprendido a vivir sin saber de ti y sin que tú sepas de mi. Y desde esa mutua ignorancia, volver a crear todo de nuevo, esta vez sólo lo realmente necesario.

He aprendido a entender que no es fácil construir un nuevo mundo a partir de las frágiles cenizas de un antiguo espacio-tiempo. El caso es, que todo es susceptible de construirse con un poquito de amor que cada vez se hace más grande ya que crece sin mesura.

Aprendo poco a poco a vivir sin miedo, luego de exorcizarlo cual demonio maldito.

Aprendo a ver que no hay peor condena que vivir anclada al pasado.

Sobre todo, aprendo, que el amor que se apaga nunca más vuelve a ser luz, ni tampoco calienta en los días lluviosos de invierno.

Y es que, ahora soy otra, ya no soy yo. Quizás sólo soy un instante fugaz de la existencia.


martes, 23 de agosto de 2022

Será

 Tenía mucho miedo de perderte.

Y, sin embargo, fui yo quien terminó marchándose.

Ahora  vivo en la calle del olvido, más tu recuerdo permanece en lo más hondo de mi.

Será porque me fui amándote.

Bonjour tristesse

 Voy a sacarme a carcajadas esta tristeza infinita que me inunda el alma y me ahoga.



viernes, 19 de agosto de 2022

Cosas en las que me detengo

 Me pregunto por qué tu recuerdo no se ha trasladado, a estas alturas, a las capas más profundas y sombreadas de mi memoria. Y es que apareces una y otra vez, sin yo desearlo ni esperarlo. En un rostro por descubrir, en la música que apenas se oye pero que yo si escucho.

Y, a veces, quisiera llorar porque mi dulce obsesión se volvió locura. Más no voy a permitirme caer de nuevo.

Me sorprendo esperando, como si el tiempo no pasase, como si fueras a venir a buscarme mañana. 

Debes de ser la única brizna de esperanza sin sentido que me queda. Ahora que yo, ya no soy yo. Ahora que olvidaste que existo. Ahora que no cabe cariño en un remoto pensamiento.

Me he acostumbrado a llevarte dentro de mi a todas partes, en silencio, pero siempre vigilante, como si fueses el improbable detonante de algo hermoso, que está a punto de ocurrir en cada instante.

No consigo cerrar esa ventana, cuya visión un día  me deslumbro dibujando auroras de rosados dedos. Eres un pensamiento que se extingue, pero también una llama que alumbra mi pecho. 

Ocurre que hoy te echo de menos. Yo que te pedí nunca más volver a verte. Yo que cumplí en ello mi primer y último deseo.

Y el mar de tu mirada nunca cesa, más de que me sirve si no es para encontrarse con la mía.

Como los muertos me abandonaste a tu silencio. Y yo no he sabido construir melodías que llenen este espacio que en ocasiones me ahoga.

Me he acostumbrado a vivir con mis miedos, con profundas heridas que no cierran y  con la certeza absurda de que, algún día, volveré a encontrar tus palabras, aunque sea más allá de la muerte.

No te he dicho que no quería ser tu amiga, ni tampoco que quizás me deslumbré para siempre con la belleza agreste de tu alma.

Ahora me detengo, en el recuerdo desleído de tu rostro, sutil reflejo del  aleteo de un alma libre.




lunes, 25 de julio de 2022

10

Diez años de ausencia y cada día se une a una vorágine en la que se acelera más el final de los seres y de las cosas.

Diez años es una distancia grande que no ha traído consigo el olvido.

El gran dolor de tu terrible final, se ha ido anestesiando con el devenir de los días y de los meses, poco a poco, hasta esconderse en algún lugar recóndito de la memoria que todo lo guarda.

¿Y qué te diría si todavía pudieses escucharme?

Te diría que mira como estamos (de mayores). Que hemos visto muchas cosas terribles que nos ha tocado de pasar (en contra de nuestros deseos) y que nos vamos pareciendo cada vez un poco más a nosotros mismos, a nuestro ser verdadero y menos a lo que los demás imaginaban que éramos.

Hace un calor terrible, todavía más que esa calurosa tarde de hace 10 años en la que te fuiste.

Hoy las horas discurren en lento devenir. Y son pesadas, grávidas, llenas de porosa realidad.

¿Dónde se va el amor de los besos dormidos?

¿Cómo llenar de sentido una eternidad de silencio?

Qué difícil se torna mantener unido un universo que se rompió en mil pedazos.

Tu dirías, quizás, que el silencio es una necesidad y yo siempre lo interpretaré como un castigo.

Luego de ti se han ido muchos, algunos pilares fundamentales que también eran de tu vida.

Quería volver aquí, al refugio de las palabras que ve entrelazando mi mente.

Y empecé con 10.

Y recordé la una y cuarto. La hora en que hace muchos años comenzaba mi mundo exterior. Un mundo exterior que aquí se ve desde dentro y en la que se aprecia que interior y exterior no coinciden, tienen diferente forma y sentido, pero lo uno no es sin lo otro.

El tiempo avanza, y un buen día te das cuenta de que has dejado de hablar también a alguno de tus muertos. Pero al mirarte al espejo los descubres reflejándose en algunos de tus rasgos que va pareciéndose cada vez más a aquel que se fue. Y parece cobrar sentido aquello de que somos todos una única cosa. No sé: con el calor desvarío.

Y aunque el mundo, a veces, parezca reducido a una puerta de acceso y una ventana sin vistas al horizonte. Aunque la esperanza s pase la mayor parte del tiempo más muerta que viva, aún confío en que haré algún día algo que cambiará mi suerte.

Por ahora llevo la marca del lado oscuro en el que me perdí y del que salí baldada.

No sé que más cosas podría decirte y que me entendieras, que el mundo se ha vuelto aún más loco que cuando lo dejaste, que no me gusta la sensación de triunfo que deja la muerte cuando te lleva, que el único triunfo posible será siempre el de la Vida.




 

viernes, 10 de junio de 2022

Vida

 Aunque ya no tenga esperanza, aún siento mi latido.

Todavía me queda la vida.




De camino a casa

Camino anestesiada por el calor, solitario tránsito en el que sólo siento los chasquidos secos de recuerdos marchitos, todos esos preciosos recuerdos que se marchitaron a la par que aconteció el final desengaño.

Sé bien que hubo momentos brillantes entre los dos, luego entre los tres. En ocasiones sentía incluso algo parecido a la felicidad. 

Pero todo esto se fue velando entre las capas infinitas de un profundo dolor.

Me pregunto, con angustia, si alguna vez podrán brillar sin más esos recuerdos. Aunque no tenga esperanza, todavía me queda la vida.

¿Cuántas veces había experimentado el letal veneno del abandono? 

La vida así se sucedía, entre capítulo y capítulo de tus abandonos. Después de mucho sufrimiento y miedo a perderte, yo siempre quería volver (como si no hubiese tenido bastante).

Hubo una fatal ocasión, en la que incluso llegué a vender mi alma a un invisible diablo por volver con él. ¿Cómo se me pudo ocurrir eso? Mucho más tarde, entendí que las palabras son poderosas y que se ha de tener cuidado con lo que se dice y con lo que se desea, así como también se ha de tener mucho cuidado de como se toma una lo que se le dice. Desde aquel día pagué caro su precio, pues lo cierto es que mi alma estuvo un tiempo en posesión del maligno. Hube de perderlo todo y morir y renacer de nuevo para recuperarla. Lo más importante es que entendí que el alma es el más precioso regalo que nos da la vida y hemos de cuidarla sin cansancio y con tesón.

Cada abandono suponía una herida más profunda que la anterior. Y así una vez, y otra vez...hasta que mi ser se anuló completamente. Y ya no puedes más. Pero aun así sigues.

Un día, le dije que si yo alguna vez decidía abandonarlo no habría vuelta atrás, como así ha sucedido.

Pero yo no quería sentir este dolor ni hoy ni ahora. Pero el sol inclemente en mi caminar me ha traído esta faceta de mi vida a la memoria. Paseábamos los tres por las calles del trastévere romano y todo era hermoso. Hasta la decadencia de las ruinas  con la luz del sol lo era.

He perdido mucho tiempo hundida, lo gané reconstruyéndome, en lo que aún sigo.

Respirar hondo, hasta notar a veces en el corazón punzadas de las cicatrices. Las lágrimas se niegan a salir. No me extraña, lloré hasta quedarme seca.

Ya llevo tiempo redescubriendo algunas cosas que compartimos. Me falta la alegría y la chispa. Pero he ganado otras cosas. Mi respiración es mía y mi latido, pero sobre todo, es que mi alma vuela libre, aunque sea por esta solanera manchega.



viernes, 6 de mayo de 2022

He perdido el tiempo

 Renuncié a ti. Quise, por mi bien, que no fueses más que un recuerdo. Ahí, en ese instante de renuncia, murió mi esperanza.

Y cómo vivir esperanzada, sin el roce suave de tus labios al despertar.

Y cómo encontrar motivos para escribir, si tu no te encuentras detrás de ninguno de ellos.

Y cómo reconocerse una misma, que la vida no tiene substancia sin el azote de tu risa.

Ya no queda nada, me parece. Y, sin embargo, una vez, ardió mi memoria y tú eras el fuego, cada sílaba, cada énfasis y cada secreto.

Ocurre que hoy me aburro soberanamente, y cada vez que me sitia el hastío me acuerdo mucho de ti.

Me pregunto, qué dónde está toda esa disciplina mental que me había aplicado para alejarte de una vez por todas de mi mente y de mis pensamientos.

¡Bah! No ha servido de nada. Yo sigo erre que erre, con este sinsentido que es amarte.



sábado, 30 de abril de 2022

Impares y singulares

 Impares y singulares son las almas que habitan el reino de la acompañada soledad y de la tristeza.

Alrededor de mi espacio, al entrar en el interior del recinto, siento las miradas aletargadas por el tedio y el lento pasar de las horas vacías de contenido, pero sobre todo exentas de amor y de cariño.

Siempre dormitando. Cabezada tras cabezada, como si ese estado somnoliento fuese la antesala del otro sueño final, inevitable y certero.

Cuanta impotencia siento, con los grandes olvidados, los ancianos residentes.

Cuantas historias sumergidas y ocultas dentro de cada microcosmos particular, pequeños mundos que apenas son capaces de interactuar con los otros olvidados.

Hoy ella, mi madre, nada más acercarnos a ella mi hermana y yo, se ha puesto a llorar y su rostro estaba vencido por una profunda tristeza. Ella no puede hablarnos, ni contarnos los motivos de tan hondo llanto. 

Yo pienso que llora porque tiene miedo. Mi hermana piensa que llora porque no quiere estar allí. Puede que no sea por ninguno de estos motivos. 

Quizás su llanto sea la manera de decirnos que somos el único hilo conductor que le queda con la vida y que no le gusta estar sin nosotros. Que ya está harta de pelearse tanto con la vida, siempre entre aerosoles, y con  problemas respiratorios, por si no tiene bastante con todo lo demás (que ahora mismo no me apetece mencionar).

Luego de estar con ella un rato bueno, su expresión ha cambiado completamente: el milagro del contacto, del latido compartido, del amor.

Ahora, ya en casa, termina un día más que a cada uno de nosotros nos ha regalado la vida.

Hace un rato, antes de anochecer, los pájaros piaban por todo lo alto y a todo volumen, presagio de calor para mañana.

A veces, aborrezco tener que obligarme a no pensar para poder continuar, para poder apenas digerir aquello que es incomestible. Continuar, pero ¿a qué precio?

Hoy fue un día tranquilo de comida en el campo, rodeados de verde esplendor y de vida efervescente.

Después no hubo siesta ni fiesta, sino visita a mi madre.

Pero la comida se ha quedado ahí dando vueltas sin digerir. Todas esas cosas que no quiero pensar se transforman en emociones incontrolables que dañan mi cuerpo.

No. Yo tampoco quiero que mi madre esté ahí. Ni verla así. Ni verla llorar. 

Y sin embargo, no hago nada por cambiar. Voy a verla siempre que puedo. Y si está de buenas y el rato de la visita es bueno, salgo de allí con una sensación interior que tiene algo de parecido con la esperanza. Puede que sea, sin más, un cierto alivio de conciencia.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Y yo digo, que la he perdido hace tiempo y que sé bien que lo último que se pierde es la vida. 

Por eso continuamos, aunque no nos acompañe la esperanza, porque la Vida tira de nosotros hasta el final.




sábado, 23 de abril de 2022

Donde jamás fue

 Él, que era lava encendida, también se ha extinguido de mis sueños. 

Y no es por culpa del olvido, sino por mi expreso deseo de no querer vivir anclada en una vana esperanza.

Hace mucho que no me duelen las ausencias. Es sólo que es extraño que quien una vez lo fue todo, se haya reducido a un efímero pensamiento.

Y sin embargo, la luz sigue teniendo menos poder en mi, que el brillo de su sonrisa. Aunque el astro rey no compita con humanos sentimientos.

Es que me me gustaba quererle, pensarle y amarle, despacito, sin prisa, como si se hubiese ahuyentado el tiempo.

Ahora sólo queda el eco lejano de su esencia. El desenfoque perfecto de sus rasgos, que una vez me curó del dolor de no tenerle. 

Hoy viene de nuevo a mi memoria,  porque ocurre que me despierto con otros sueños, en otros lugares y con otras gentes extrañas. Y estoy donde jamás fue él. Y al pensarlo,  el aire se me entumece un poco en los pulmones. tanto me he empeñado en retirarlo de mi ser que mi subconsciente se lo ha tomado en serio. Y ya no está más en mis sueños. Y me pongo un poco triste, porque sin los sueños, comprendo, que ya no me queda nada.

Sólo me queda un viejo ajedrez desvencijado e incompleto esperando a ser reparado. Y una vez completado, quizás, comenzar de nuevo otra partida.

Sólo me quedan unas pocas palabras, frías de miedo por tanta soledad.

Aunque mi gata me acompaña, y a veces, sin pretenderlo, me aleja de todo mal.


viernes, 1 de abril de 2022

Y de repente, vuelven.

Hace mucho tiempo que no escribo. Y no es porque no tenga nada que decir o que decirme. Al contrario, las palabras no dichas me roen las entrañas y me duelen mucho dentro. Cada día, miles de palabras no expresadas, me brotan en la mente y rellenan el enorme espacio poroso del silencio. Y así permanecen, desactivadas, formando parte de la estructura invisible del silencio. Sin querer nada. Sin esperar nada.

Sin embargo, hoy vuelvo a la hoja en blanco. A la escritura aparentemente inconexa, desarrollándose casi en cualquier dirección.

Pensaba en aquello que dicen, que sólo se ama una vez. Non credo. Aquí estoy yo amándote una y otra vez, siendo consciente de que nunca obtendré respuesta, que detrás de mi silencio, se encuentra el tuyo en un lugar todavía más profundo.

En el silencio existe un paraje entero dedicado a las cosas que nunca te dije. Y luego, hay otro con las cosas que te digo en el espacio en blanco. Ambos son infinitésima parte de la gran estructura de los sueños.

Ahora escribo sobre que no escribo. Y es que no sé porque me duele tanto el alma. Bueno, en realidad, algo sé. Es posible que tanto dolor se deba a la pesada carga de un pasado que no logro asimilar ni aceptar. Y hoy siento que ya no puedo más.

Por eso busco y me refugio de nuevo en las palabras, mis fieles compañeras.

Creo que es hora de curarse.



jueves, 3 de febrero de 2022

A veces, se enciende

 Los vacíos existenciales se habían ido convirtiendo en los rincones de la casa que se quedan sin limpiar. Y esos rincones, cada vez, se hacían más grandes y extensos, pues procuraba estar el menor tiempo posible dentro de la casa, para así intentar ahuyentar la soledad. Demasiados recuerdos, pasando todo demasiado rápido, para mostrarme lo corta que es aquí la existencia .

Esta soledad mía se disipa un poquito, paso a paso, puntada a puntada, fórmula a formula, ecuación tras ecuación. 

Por fin me di cuenta que era adicta al pasado, como también admito serlo a las dulzainas. Entendí que él era la pieza más importante, que alimentaba esa adicción mía al pasado y por eso decidí sacarlo de mis pensamientos. Necesito vivir sin lastres, por eso cancelo una y otra vez pensamientos que no son constructivos o que me conduzcan a él. 

He comprendido que puedo vivir con cierta intensidad momentos del presente, momentos de verdadera vida, compartiendo sencillas experiencias con los otros, ésos que si están en este presente, que a cada instante se fragua y muta. 

Ayer reía a carcajadas como hacía años que no lo hacía. Me di cuenta (de lo mucho que hacía que no reía) porque mi hijo, sorprendido (y acostumbrado a mi tristeza) me preguntó que si me pasaba algo,  como me veía  reír tanto. Y era una risa adolescente, que surgió en la edad dorada de mi vida. Porque me sentía bien de poder ayudar a otros. Haciendo lo que sé. Siendo como soy. No era tan difícil. Es posible sólo de vuelta al presente, al eterno retorno, a la curiosidad nunca saciada. Hay salida, mirando dentro, en este cajón de sastre que soy. Levando anclas, con rumbo al mar de la calma. Siendo consciente a cada instante, que en cualquier momento esto se acaba. Por ello, busco hacer todo aquello que me da paz, que sintoniza con lo que realmente soy.

Tantas vidas dentro de una vida, para después el olvido. Pero también, después de todo, quizás nos espere la gloria de Dios, Él que es la única memoria posible al otro lado del río Aqueronte. 

Hoy he descubierto que hay una luz encendida de Esperanza. Quizás, no esté todo perdido. Quizás merezco otra oportunidad, que he de construir y construyo, paso a paso, puntada a puntada, verso a verso, pacientemente, como soy, como crezco.












viernes, 28 de enero de 2022

 

A veces, sólo se necesitan pequeñas cosas para comenzar a forjar grandes sueños.




 ¿De qué me sirve perderme en el mar de tu mirada si no permites que me sumerja dentro?

¿Cómo sentir, entonces, todo su esplendor y su belleza?




Otra vida

 Poco a poco voy reconstruyendo mi vida. Ahora que ésta se encuentra bastante ordenada, ocurre que el espacio que habito se me está haciendo muy pequeño, como me pasaba cuando era adolescente.

En aquellos tiempos, no sabía que cosa habría de suceder, pero confiaba en que sucediese algo para que pudiese salir del pueblo.

Ahora la sensación es distinta, pero la necesidad de tener algo más es la misma.

Poco a poco, voy consiguiendo recuperar la confianza perdida e incluso crecerla más que en sus mejores momentos. Vuelven a tener sabor los días, que ya no son exactamente una hoja en blanco, que empieza igual que termina. En ellos, voy perfilando, conforme me va surgiendo, cosas que me hacen sentir bien, e incluso cosas con las que puedo aportar algo a los demás.

Me ha costado mucho tiempo resurgir de lo más hondo y hasta es posible que haya recuperado un  poquito la alegría de vivir.

Aún con mis muchas limitaciones, sobre todo las que son consecuencia directa de la medicación, puedo hacer mi vida, creciendo, con mi hijo como motor principal de mi existencia.

En realidad soy una afortunada, pues puedo disponer de todo el tiempo para mi. 

Quizás no llegue nunca a poseer grandes cosas materiales, pero no las necesito, ni las echo de menos.

Echo de menos los afectos, a aquellas personas que se han quedado en el camino cuya esencia permanece en mi.

Echo de menos el anonimato que procura una gran ciudad como Madrid, así como su amplia oferta de ocio y posibilidades de cultura.

He de admitir que me siento un poco extraña en mi piel, ahora que dejé atrás mi obsesión permanente, pero ya vendrán nuevas vivencias que me hagan olvidar y despierten mi imaginación y estimulen mis sueños. 

Ya surgirán nuevos motivos de inspiración en esta nueva vida. Otra vida era posible. Ahora estoy viviendo esa Otra Vida (que cantaba Battiato), conscientemente. Diferente a como la hubiera imaginado. Con suavidad y buscando siempre la paz, estar en paz. Para mi estar en paz es lo más parecido a la felicidad. 











lunes, 24 de enero de 2022

Intersecciones

¡Qué susto!

Justo cuando decido conscientemente retirarle de mis pensamientos presentes. Justo cuando me voy unos días fuera de casa, para alegrarme un poco la vida. Me digo: ¡no puede ser!, pero ese hombre que está delante de mi en el escáner de equipajes parece él.

Me pongo algo nerviosa y compruebo, felizmente, que ya no me golpetea el corazón azorado en el pecho, al creer verle.

No sé si era él. Puede que sólo sea ese doble suyo, ese doble que todos tenemos en el mundo.

Estuve tentada de acercarme a ese señor que tanto se le parecía y de preguntarle que si era él, el motivo de mis antiguos desvelos. 

Hoy en día con las mascarillas cubriendo el rostro es difícil reconocer a nadie, menos aún con gafas enormes de pasta negra a juego con su mascarilla negra. 

Ya en el andén, me puse en frente de donde él  estaba (él o su doble), para ver si él me reconocía y se acercaba. Nos miramos. Y nada. Sólo más silencio. Entonces, decidí sumergirme en mi viaje y olvidar mis pensamientos respecto de él. Cancelar este pensamiento, me repetía.  Y funcionó, al poco de sentarme en el tren, estaba a otra cosa. 

Y qué si era él... si no me quiere y yo ya no quiero que me quiera.

No obstante, como no creo en los "nunca más", y menos cuando los "más" han sido un puro vicio mental, prefiero re-descubrirle alguna vez en las notas de una nueva canción o entre las líneas apretadas de un hermoso libro.

El viaje estuvo bien. Muy a gusto con los paseos y la compañía de mi hermana, de la que tantas cosas aprendo cuando conversamos.

Siento haber tenido que dejar Madrid, cuando me separé, pues adoro esta ciudad. Es hermosa y está llena de rincones misteriosos donde descubrir belleza y algo siempre nuevo.

Me he acercado hasta aquí para dedicarle al asunto estas líneas. 

Y si era él, que le iba a decir de nuevo, si ya se lo he dicho todo una y mil veces en este espacio.





miércoles, 19 de enero de 2022

Conversemos, dijo el poema

 Desde hace mucho, 

desde hace tanto tiempo que abruma,

he perdido el tiempo

hundida en la prosa vil.

He perdido el tiempo

que pasé lejos de mi.

Los océanos del mundo

No se contienen en una mirada.


Me perdí en un mundo ideal

lleno de juegos y palabras.

Pero,  hay otra vida:

es hora de mirar hacia delante.


Que las palabras, no me extravían,

que son el nexo de unión entre dos mundos

aunque, a veces, son mundos irreconciliables.


No merece amor, 

aquel que responde a cualquier gesto amable con desprecio.

No merece la espera.

Tanto tiempo perdido esperando una señal.

Y la única señal clara es que el tiempo de silencio también se acaba.

Poniéndole fin desde el ahora.


Conversemos, dijo el poema.

lunes, 17 de enero de 2022

La maison dieu.

 Mientras mi mundo conocido hasta entonces, se derrumbaba a mi alrededor, sólo pensar en él hacía penetrar un pequeño rayo de luminosa esperanza entre las ruinas.

Todo era doloroso y estaba muy emporcado frente a sus palabras, que me parecían llenas de lustre y de vida, esa vida que a chorros se me escapaba.

En algún momento llegué a pensar que , quizás, era necesario pasar ese doloroso tránsito. Pensaba que en algún momento alcanzaría la libertad y así podría tener la posibilidad de poder estar algún día lejano con él.

Y pensaba, y pensaba, y de tanto pensar se me olvidaba dormir y pasaba las noches con el cerebro en plena efervescencia, a punto de estallar. Relacionando todo con todo y quizás llegué a confundir los pensamientos con cosas reales, en determinados momentos.

Y él, en mi obsesión, se convirtió en mi punto fijo, en el único lugar que existía para amarrarse.

Y qué era él, en realidad, en aquel entonces, sino la sombra de un recuerdo en forma de algunas palabras.

Pero yo necesitaba ayuda, su ayuda. Y cuanto más claro yo parecía sentir su amor, más se alejaba él de mi, hasta que también llegó su silencio.

Yo siempre he necesitado expresarme, a veces de una manera algo extravagante. Quizás he sido un poco excéntrica y ya ves, cuando por fin encuentro lo que creía era  mi centro, él, al notarlo, salió pitando hacia otra parte.

Lo que quiero decir o intentar expresar, es que mi amor nunca ha sido correspondido en este plano terrenal. Y si lo es en otros, como ahora mismo no tengo conciencia de ello,  me importa un comino.

Hoy se derrumbó mi castillo de naipes. Esa torre en cuya azotea leía absorto el estilita desnudo y sabio.

Ha ocurrido mientras leía un libro, (Olvidé decirte quiero). En la voz de una perrita muerta llamada Mía (de la protagonista). He comprendido algo y he sentido como se desprendía mi última capa o cascarón de apego. He comprendido que una vez le pedí disculpas a él por no haber estado a la altura. Y qué coño, como iba a estar a la altura, si él se encontraba siempre subido a lo más alto de su bastión y yo a ras de suelo. Imposible, para un ser como yo que no es alado.

Y como el título del libro, claro que olvidé decirle quiero, olvidé decirle lo que quería, sobretodo lo que, por entonces, me pedía mi cuerpo y mi mente.

Bah. Ahora que he caído en la cuenta da igual. Pero cuanto tiempo, sobretodo, de mala prosa me hubiese ahorrado. 

Lo mejor es el estilita que pinté para él y que tengo puesto en el portal de mi casa. Con lo fácil que me hubiese sido interpretar lo que ahora veo tan claro a través de las palabras de la perra ficticia Mía.

Ahora creo que voy a poner a su lado (al lado del estilita) enmarcada esta carta del tarot:



En otro momento nos ocuparemos, con la paciencia y tiempo que requiere, de su significado.

Bueno, me tengo que marchar.

Ya continuaré en otro momento. O no. 

Nunca se sabe.









martes, 11 de enero de 2022

A veces

 Leo "Porque a veces no se trata de entender, sino de aceptar".

Y entonces, algo resuena en mi interior, y me viene él a la memoria. Creo que es posible que haya llegado la hora o el momento de dejar de querer entender y simplemente aceptar que mi amor no fue suficiente para que él cambiase su vida por mi causa.

Y siento que no fui más que una lágrima en la lluvia de su infierno dantesco.

Así es, así es que no me queda más remedio que conformarme (en el sentido de darme forma).

También acepto que por un instante fui suya y él fue mío, aunque nunca lo reconociéramos, aunque un precioso día, un rayo de sol entre su rostro y el mío parecía la única distancia que nos separaba. La luz bañaba mi rostro y yo, inconscientemente, me giraba para ver los efectos de la luz dorada sobre el suyo.

 Al irse descansé mi hermosa visión mirando hacia el suelo, y me detuve en contemplar sus botas que se alejaban. Y era como si hubiésemos estado ahí, uno frente al otro siempre, juntos, felices.

Y fuimos mar y bosque. Yo  fui el bosque de su alegría. 



Pero ya no.

Aceptar o morir.

Aceptemos.




miércoles, 5 de enero de 2022

Reyes sin corona

 Hoy tocó vivir ,también en soledad, la noche de reyes.

Sin chimenea para evocar el descenso de sus majestades.

Sin luces, ni reflejos mágicos, sin árbol ni espumillones, sin brillos de artificio.

Sin cometa Halley.

Sin la ilusión de tener a mi hijo a mi lado.

Y, como no, otro día más sin verte.

Pido fervientemente al universo cambiar de canción.

No estoy triste, sólo deseo que el tiempo pase, y por eso mismo se torna lento, de calidad melosa y no lo soporto.

Afuera hace mucho frío, que se junta con el frío que siento dentro.

Pero sé que estas sensaciones sólo son instantes malos de un mal enfoque de mi mente.

Puedo volver, por ejemplo, a los colores y al tiempo florido, pero no quiero.

Creo que lo mejor será salir, pese a los fríos, salir fuera y salir de esta soledad.

A ver si caliento mi interior con animada charla.

Ya que no con un trago fuerte de absenta.

Aborrezco las navidades y por fin se acaban. Debería de sentirme aliviada, aunque el año comience con todo el mundo oliendo en un batiburrillo de puta madre con tanto anuncio de perfume.

Y mañana los niños del primer mundo serán felices rodeados de regalos, sin entender que en este mundo del revés, la mayor parte no tendrá nada.

Pues eso, que me voy.

A más ver.

 

martes, 4 de enero de 2022

Todo lo que hago, es quererte

 Siento como tu beso en mis labios detiene el universo.

Es la sutil belleza del más puro sentimiento.

Y comprendo, por lo que me provoca, que no será posible el olvido.

Añoro el mar de tu mirada, sus reflejos de oro, el delicado roce de tus manos en mis manos, así, como si fuese producido como por descuido. 

Recuerdo el aura de tu cuerpo, penetrando en el aura de mi cuerpo.

El tiempo pasa y yo no sé más que amarte. Amarte, como única certeza.

Y me parece mentira que detrás de todo tu silencio,  broten de mi lado las palabras.

Muero por oír tu voz y  porque se llene el espacio con el eco de tu risa.

Que las lágrimas nunca nublen las palabras, que sólo sean la antesala de un suspiro.

Y te quiero y te quiero, en esta distancia que, a veces, me ahoga.

Y no quiero conformarme, pero no me revelo.

Todo lo que hago es quererte.



sábado, 1 de enero de 2022




Volver a los colores, al tiempo lento, al diálogo interior.

Cada año nuevo nos debiera provocar unas ganas locas de devorarlo, de apurar el instante, de beber a grandes tragos la intensidad de cada momento.

La soledad no me cansa, me hace cada vez un poco más consciente y responsable del tiempo que comparto, que he de cuidar como el mejor de los tesoros habidos.


Amar hasta el aire que respiras. Es el momento perfecto para reencontrarse con la belleza una y otra vez entre la fealdad que nos sitia, para descanso de la mirada y regocijo del alma.

Convertir los "quisiera" y "voy a" en actos que nos acerquen cada vez más a las capas más profundas de nuestro ser, hasta encontrarse con la esencia, con lo auténtico, con lo que realmente somos.

Estoy aquí pintando, rumiando e intentando asimilar lo evidente, que comienza un año nuevo y que quisiera, aunque fuera un solo instante, volver a verle.