viernes, 5 de enero de 2024

Recordar

Hoy recupero un fragmento de un escrito de hace años.

Ahí va...


El corazón es un palacio de sólidos muros, que se elevan desafiantes hacía las nubes de tormenta, sus sillares son transparentes para quien sepa ver con los ojos del alma. Sus habitantes se cuentan por millares y puede hacerse tan grande como varias galaxias.

Nunca es tarde para llegar a él, porque aunque pensamos que tenemos uno cada uno y que es algo propio el gran palacio transparente es único. Sus puertas están abiertas para quien quiera a él llegarse.

Y añado...

Al resguardo de sus muros nada malo puede pasarte. 

En él, no existen ni espacio ni tiempo, sólo el prana que emana de la gracia divina y que todo lo inunda.

Y con los ojos cerrados, a su resguardo, pudiera suceder que sientas el dulce aleteo, dentro de tu pecho de tu ángel de la guarda, ese protector que te conecta con las otras dimensiones del mundo.






 Recupero este fragmento de un texto que escribí hace años, que es de mi agrado:


Al borde del precipicio, te das cuenta que la única constante, que enlaza todo lo que hay en la vida, es el amor. Todo lo demás, lo creas o no, no son más que datos.




lunes, 1 de enero de 2024

Espacio afín

Con frecuencia,  las cosas llegan. No necesariamente allí donde hay deseo o deseos, sino donde hay verdadero amor.




Las cosas que nunca me dije

Estoy aprendiendo a no detenerme demasiado en aquello que no resuena con mi interior.

Hoy creo en lo que siento, más que en lo que deseo.

Cuido como un tesoro los lugares ciertos donde existe una auténtica reciprocidad.

Me gusta amar sin miedo y sin demora, porque nunca se sabe...

También acepto lo que no es como yo quisiera que fuera.

Entiendo la soledad como maestro de maestros y no como pesada carga.

Amo el silencio como el potencial de todo lo que no es ruido, como germen de todas las palabras.

Aprendo a no quedarme en los extremos de este juego de contrarios que es la vida, sino a disfrutar de muchos de sus delicados matices intermedios.

Aprendo a aprender todo lo que no es reglado, sino aquello que con la intuición se descubre y que aligera el alma.

Y el tiempo pasa. Y todo muta. Pero, sobretodo, amo la vida.