lunes, 30 de noviembre de 2015

Matices

Tu deseo se confunde con mi deseo.
Hasta estallar.
Una y mil veces.
Hasta volverse lo más sutil.
Lo más delicado.






Flor de invierno

Ahora que tu voz es poesía,
encuentras para mi,
la más hermosa flor de las alturas.

Tu voz, ahora, poesía.
Nació en tus labios graves,
que morían.

Todas esas calladas palabras,
que aquí no supiste encontrar.

Sin embargo, a veces,
aunque tú no lo notases,
flotaban de tus ojos al más íntimo rincón del pecho,
donde se alberga lo más sagrado.

Yo te siento,
cuando canto
y te apoyas en mi espalda.







domingo, 29 de noviembre de 2015

Sobre la poética del espacio

No terminé de entender muy bien, que cosa era aquello de la poética del espacio.
Pensaba, ahora, que cuando no se entiende bien algo, es porque no es el momento oportuno de entender. Sino dejar, simplemente, que ese algo te empape todos los poros.

En todos los seres hay ese algo, casi imperceptible, que no se corresponde con los sentidos.
La inteligencia que todo lo sabe.
Que todo lo mueve.
Que exenta de todo lo accesorio genera una superior belleza.

Quizás hay que pasar por comprender menos para saber más.





Esta mañana

Soy ese Alonso Quijano, que no termino de leer de Quixote.
Vuelvo, a pocos, a la fragilidad de la cordura.
A este mundo que no entiendo.
A reinventar los conceptos.
A la lucha.
Pues de la atalaya al suelo, ya no hay distancia.

La ira, se fue perdiendo en un campo de brumas.
De esas que se mudan y levantan para no volver.
No volveré.
Aunque sea que nunca haya estado.

Es extraño, este desnudarse del alma para recomponerse el traje.
Valerse, de algo tan abstracto, para intentar expresar en un burda aproximación, todas esas emociones que te recorren.
A veces, ideas.
Y no sabes porqué.
Ocurre.
Sin más.

Y cuando mulles los cojines de la poltrona, porque piensas que mereces descanso, caes en la cuenta de que no has hecho más que empezar.
Vaya.

Hay algunos sitios donde quedarse. Pero sólo un ratico, por si acaso.



In principio erat conceptio






Después, fue materia.

Así pues, el origen de la materia es un concepto.
La materia es algo difuso. Con  parámetros concretos. Algunos de los cuales son propiedades sensoriales. Sólo algunos.

¿Cómo es el proceso por el que se introducen todos los conceptos que componen este mundo?
¿Cómo mutan, se extinguen, cambian y crecen?

Este mundo en el que cada mañana, decimos, que despertamos, no es tan real como parece.

Luz, densidad y vibración son algunos de sus principales parámetros.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Un pensamiento





Cuando no puedas hablarme, siempre puedes pensar conmigo.

Honey

Cómo no sentir la inmensa ternura que configura el orbe del cielo.
Podría no haberte encontrado.
Esta vez.
Más, eliminé expresamente el modo condicional.

Se van definiendo los umbrales de lo que se es capaz.
Puntos de no retorno.
Llega el momento. Se saben.
Desalbergando dudas.
Cocinando palabras, entre granos de arroz.



Voz clara

Tus palabras.
Me hicieron compañía en el caos de mis días.
Fueron la distracción de mi mirada, cuando todo caía.
Pero se mezclaron con más y más palabras.

Después, volvió el orden.
Encontré mi voz.
Es pequeña, naciente y frágil.
Hay que cuidarla para que no se pierda entre tanto ruido.
Para que no se confunda con un pensamiento mal construido.
No diré que por alguna razón (que desconozco), tu voz resuena en mi voz.
Sin más es que ocurre.
Pues cuanto más lejos de la razón, más se acerca a su origen.

Es cosa buena tener voz.
Es cosa mejor que tú seas el motivo.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Sin lugar

Busco la soledad expresa.
Almuerzo.
Soy el vergel dorado de esta orilla.
Con los ojos cerrados agradezco mi alimento.
Siento como fluye, la armonía de la vida.



Laissez faire

Ocurrió que no podíamos dejar de hablar.
Una vez estuvimos dos días enteros sin dormir. Bebiendo, fumando mucho y hablando.
Historia tras historia.
Y creo que hubiésemos muertos exhaustos, en una conversación que no tenía principio. A la que decidimos ponerle fin.
Era un hablar viendo por completo el interior del otro.
Desde los labios. Desde el alma.
Como en un ritual, decidimos volver al lugar donde nos conocimos, para despedirnos.
Por fin, en silencio, nos sumergimos en la luz del sol. En un tiempo indeterminado.
Por vez primera, al levantarnos, nos miramos y sabíamos distinguir lo que es de lo que parece.

Hoy me he despertado con las sensación de calma de ese día. Con ese baño de sol.
Atracción fatal que no podía ser. En el instante mismo de producirse, el corazón se iba hacia otra parte.

- Concha, ¡no!

Me dijo un día que me acerqué hacia donde tú estabas, adivinándome.

Yo sólo quería vino.
Y tú, te colaste en mi copa.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Con los niños

Podrás encontrarme, en aquellos lugares de sosegada belleza. Así te den descanso.
En los surcos gastados de mi rostro. De semilla plenos.
Más no me hallarás en los vaivenes cambiantes de los deseos ajenos. Se deslizan en mi piel como una red evanescente. Y no los quiero.
Y los noto. Y si me elevo, los sacudo.
Cómo aceptar un tiempo que no te corresponde.
Es un saltar de subterfugio a subterfugio.
Es construir un dentro dentro de otro dentro.
Me pregunto que hacer con este vasto espacio vacío que me acontece.
Ignoro cómo ha ocurrido.
Es mi mente.
Mis pulmones.
Mi cuerpo entero.
Es todo pequeño. Pero todo tiene cabida. Bueno, casi todo.
En los niños está la respuesta.
Ellos saben.
Sólo quieren que les escuchen.
Los besos y los abrazos.
Su lenguaje son las canciones.
Y de manera permanente construyen sus sueños.
Sus ojos son aguas tranquilas.
Perfecto espejo dónde mirarse.




Presencia

Presencia es tocar con el alma el fondo de todas las cosas.
Hasta animarlas de gracia.
Hasta impregnar el lugar que les corresponde de partículas de encanto.
Es así como yo te encuentro.
En el medio de tus palabras.
En la imperceptible curvatura que genera cada arte, cuando tu dedo lo toca.
Curva que atrae y recrea la ingravidez de mi espíritu.

De nada sirve, recoger las alas en el olvido,
cuando se avanza.
Esparcida.
Al viento.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Tan cerca

Era el último reloj.
Y se derramó toda su arena, en el fondo de mi bolsillo.
Así es como perdí el tiempo.
Recogí, cada una de sus partículas. Las reuní en mis manos, para llevarlas de vuelta a casa.
Entornando un poquito los ojos, comenzaron las historias.
Camino al mar.



Muy cerquita

En la vida, no hay profundos fondos que tocar. Ni a los que caer.
Ni principios.
Ni finales.
La vida es.
Sencilla mente.
Se avería, a veces, esa brújula interna que se lleva dentro.
Así es que entro, más adentro, en la espesura.
Y no es más que para volver a encontrar los despejados parajes de tu cuerpo.
Muy de corto y cerquita. A tu rostro arrimarme.
Tan diferente al mío.
Tan hermoso.
Tan grande.

martes, 24 de noviembre de 2015

Rinascere

Una enorme brecha se abría tras su paso.

Por vez primera, su mente y su cuerpo se movían por planos distintos.

El arquero, había olvidado todo.
El arquero, comenzó a recordar.


Ray of light

¿Acaso no es un milagro despertar y encontrar cierto grado de continuidad?

Recibir la mañana con el regalo de un pequeño rostro. Sus ojos, muy cerrados. Su sonrisa, muy amplia. Te pide que no te levantes aun, que introduzcas las manos entre las sábanas.
Tocar.
Sentir.
El desayuno perfecto.
Desperezarse.
Despertar.

Dispuestos a salvar distancias siendo más rápidos que la luz que corre.




lunes, 23 de noviembre de 2015

Trenecitos naranjas

Un pijama blanco, con muchos trenes. Quizás, fueron  la representación augur e  inexacta de todos esos otros que tomé, mucho después. Por el mero hecho de desplazarme. Sin llevarme a ninguna parte.

En la insólita estación de mi cuarto, iniciaba el tránsito a los aledaños del sueño.  Grave ejercicio de concentración, inmersa en un microcosmos dominado por el ruido y el estruendoso drama ante la más mínima contrariedad, en la cotidianidad del hogar.

Pero, soy constructora del silencio.

Al  acostarme, desplegaba sobre mi cuerpo las faldillas de cubierta de mi nave y hacía recuento de todo lo acontecido durante el día. A continuación, desplegaba mis majestuosas velas y me hacía a la mar, que había al otro lado del muro de mi testa.

Iba en busca del océano profundo. Acompañada de esbeltas hadas aladas, de belleza impar y cabellos infinitos.

No era consciente, entonces, que cada una de sus gotas saladas corre por mis venas.

Fue un brusco ir. Y venir. Y volver.
Una particular renuncia voluntaria del habla, reducida a lo justo y necesario.
Así es que, por falta de costumbre, las pocas veces que hacía uso del lenguaje, las palabras se asomaban a mi garganta a la par que un sanguinolento músculo latiente. 
Entonces, era emocionante: hablar. Para bien o para mal. Nunca se sabe cuando se acierta respecto de los demás. Ahora, añado, ni falta que hace.


Es que esta mañana, me acordé de mi pijama blanco de trenes naranjas. Pensaba en  lo pequeña que era. En los trenes que ya no cojo. En los que coge mi hijo, que tiene la edad que yo tenía entonces.
Pensaba en  lo hermosa que es la manera, en que en un mundo hostil, un hada de ojos dorados me crece cada día con su amor. 
Con su ilusión en los pequeños detalles. 
Con cada una de las muñecas recortables que me traía para poblar mi libro Cosmos. 
Con sus canciones. 
Sus historias inventadas con chispas de alegría desde el desgarro. 
Con sus excursiones por los tejados. 
Con los gatos. 
Con la perra. 
Con el corazón, abollado, pero cada vez un poquito más grande.

Volver. A aprender el silencio.
Esta vez sin pijamas. Ni ropajes.
Sólo al abrigo de tu piel en mi piel. 
Y mi piel en tu piel.

En tensión

Recogió sus ficticias líneas, en laxitud extenuante.
Adoptó su estructura a su justa medida.
Tensó sus cuerdas.
En clave de sol, llena todo de los colores del espectro.
Perfecta combinación armónica con un pausado blanco.














domingo, 22 de noviembre de 2015

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo...

Y así, el narrador se introduce en la narración.

Se convierte en rubrica, con su presencia.

Es el punto de origen, de generación.

Es la afirmación de la inmortalidad a través de la negación voluntaria de la memoria.

Capítulo LXXIV. Quixote. Fragmento


"Aquí quedará, colgada d'esta espetera y d'este hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte. Pero, antes que a ti lleguen, los puedes advertir, decirles en el mejor modo que pudieres: " Tate, tate, folloncicos! De ninguno sea tocada; porque esta impresa, buen rey, para mi estaba guardada.
Para mi sola nació don Quijote y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco..."




Dulce amanecer

Puede que alguna vez sólo veas oscuridad en mi.
Soy la noche de tu día.
Quizás venza la insistencia de los párpados al caer.
Y hacer eterno el instante que nos habla.
Sueño de agua, al arrullo de tu
risa.

Al principio era

Aquello que escribimos es sólo algo que leímos en algún lugar del universo.

Rosas de invierno

Huele a mi infancia.
Quizás estabas ahí.
Miro el cielo y me parece entrañable.
Las estrellas parpadean mucho. Es porque mañana va a hacer mucho frío.
Echo de menos muy pocas cosas.
Las rosas de invierno en el alda.
Suave terciopelo de pétalos en   tus labios.
Las mañanas de domingos de estudio y café.
Las miradas subrepticias a los apuntes ajenos.
La densa niebla que no se levanta.
Los nervios ante cualquier nuevo reto de aprender.

Los días sin horas de la infancia. Al ritmo de tres campanarios. Con el trino de los pájaros, expandiéndose al viento. Alegre revoloteo bullicioso.

Y me parece encontrar, en un minúsculo dedo que se posa en el mío, el torrente de vida de la humanidad entera.

Y todo cobra sentido.




viernes, 20 de noviembre de 2015

Presencia en la ausencia

Se enciende un fogonazo, a la vista de una estructura de luz ausente.
Y cae, como una piel invisible, la cáscara reseca del pasado.
Entornando un poquito  los ojos, comprendes que también eres fuente dorada.
Levantando, apenas, la esquinita de un velo, se manifiestan la plenitud y la constancia.
Un firme comienzo en las estancias de la calma.








jueves, 19 de noviembre de 2015

Roma

Bajo la bóveda.
Envuelta en la emoción del instante, largamente esperado.
Una llamarada en el pecho. Se encendieron todas las luces.
Porque ocurría, que en todos los lugares dónde iba para evadirme, no hacía sino volver a encontrarte.
Yo que te pensaba con geometrías improbables.
Ahora entiendo que no es necesario realizar un viaje a ninguna parte, para entender que conformas mi esencia. Pues descubro lo que soy en lo que tu eres.





miércoles, 18 de noviembre de 2015

Arbre d'étoiles

Había una vez una historia,
de un pequeño principito.
Que con mucha disciplina,
impedía que creciesen,
baobabs en su planeta.

Cuando te adentras en mi,
al jardín del altozano,
nacen árboles de estrellas.
Después, se convierten en flores
y lejos de caer se elevan.




Fuera lo que es accesorio

Cada renuncia, un hallazgo.
En profundo latir, furioso.
Saciando el deseo en el sueño de tu boca.
Despojada, del gastado corsé del pensamiento.
Fruto abundante de inviernos que se esconden,
al caer, entre pliegues de tela y escarcha.
Levedad desprovista del vértigo de la duda.
Respirar nuevas canciones,
mientras la vida te lleva,
en el fuir más caudaloso,
de las aguas de esta esfera.
Un discurrir cauteloso,
en la calma de tu vera.

martes, 17 de noviembre de 2015

Poco antes de las nueve

Con impaciencia, miraba correr las agujas en el enorme reloj de la cocina.
Cada año, me recordaba, que todos mis hermanos nacieron al amanecer, excepto yo.
Así, transcurría lentamente el día, con las felicitaciones de casi todos.
La persona que me dio la vida, lo hacía sólo en el momento exacto.
Minutos antes de las veintiún horas.
Entonces, me daba besos y me tiraba de las orejas.

Ahora, ya no se acuerda de nada. Pero yo si. Y sigo aguardando el momento, que es de ella. Para siempre.


Diecisiete del once

Parecer ser igual.
Sin embargo, todo es distinto.
Hay en el fondo de tu mirar,
un jardín frondoso de ternura.
Tus manos abiertas acogen el silencio,
en su amplia hermosura.
Apuré de un sólo sorbo, el último trago amargo.
Es el tiempo del blanco y la plata de las bienvenidas.





lunes, 16 de noviembre de 2015

Tras Tevere

Aparece.
En otro tiempo y lugar.
Representado con otros medios.
Quizás, lo que se reencuentra no es más que la forma continua de la estructura de la luz.

Fue esa obra  pintada, mucho antes, por otro.
Permanece oculta, ahí, en algún lugar de la memoria.
A veces, sin tener la clara certeza de ser un recuerdo, se piensa como hallazgo.

Reminiscencia.




Pies descalzos

Acomodan sus formas a originales curvas que se desplazan dentro.
Instrumento de Baudelaire, cuando en el macadam tropieza.
En ese lánguido laissez faire, de mirada perdida. El medio de ideas torrenciales que enriquecen el ingenio.
Tan solo son una ficticia tangencia que nos sostiene.
Referente del rostro, que en modo directo no se ve.
Compañeros de ese viaje sin tregua hacia lo extraordinario.

En él, era efervescencia de belleza pura. La encontraba por doquier. También en el descanso de lo cotidiano.


El día de antes

Despierto con la risa de tu sueño.
Y me llevas. A tu sueño sonriente.
Despierto. De nuevo. Contemplo tu cara perfecta.
Afuera, huele a frío de diciembre. A helados parajes del norte.
Mientras, tú y yo, envueltos en el instante de tierno calor.
Antes, justo, de salir a un mundo, que de nada nos protege.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Cosas que no se decirle a mi madre

No sé que es eso que ves en mi, últimamente, que tanto te conmueve.
Nunca antes, me habías dicho tan de seguido lo muy hermosa que estoy y que me quieres muchísimo.
Quizás, después de toda una vida, no estábamos tan lejos como yo pensaba.
Madre. Intuyo que cuando me miras lo que percibes de mi ser no es la belleza efímera de mis rasgos. Es que ves mi alma. Y la ves despierta. Y se junta con tu alma. Aunque yo no sepa decírtelo. Y a lo más que alcanzo, es a darte besos.





Dar

No hay lugar donde no llegues,
Si es que es ese tu destino.
Largos se vuelven tus brazos,
Al abrazar los caminos.
Crees en un tiempo que borra,
Te estás dando por vencido.
Eres la fuerza,
Que bien obra.
Construyendo.
Dando.
Más.


Vivo en tu rareza

Veo tu cara.
Tu cuerpo poderoso.
¡Eres tan extraño para ser una estrella!

Con el solo mirar de tus ojos, pones el oro en mis campos.
En su justa medida, tensas los colores de mi arco.
Perpetuas el verde brote de mi pecho.

He aprendido a vivir en tu preciosa rareza.
Y, así, me sorprendo encontrando instantes de dicha, más allá de la tormenta.
Más allá de las palabras que me conducen a tu esencia.
Más allá de la bendita luz que permite que te vea.






sábado, 14 de noviembre de 2015

Anochece



Sin vestir aun, me encuentra la soledad.
Dice, que hoy, no hay nada que entender.

Me sumerjo en las aguas de tu cielo,
asomada al pretil de la ventana.
Anochece al despertar el refulgir de los luceros.
Donde nacen las cosquillas de mi alma.

Sin vestir aun, me quedo.
En el fondo más brillante de tu risa.



Génesis 8:10-11


8:10 Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. 
8:11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. 







Estelas

Somos demasiados para que la voz del terror pueda acallar la conciencia del mundo.
Los latidos suenan a tránsito.
Por momentos, se diluye el color de las cosas, su sabor y su tacto.
Y aun con todo este espanto, se puede respirar. El miedo se huele.

Continuar. Con la absoluta certeza de que la verdadera esencia permanece.

Somos millones de seres con luz propia.
Brillar a cada instante. No dejar de hacerlo nunca.
Mientras te sostengan los pies. Mientras te puedan llevar un pasito más adelante.
Sin temor.



viernes, 13 de noviembre de 2015

Corpúsculos

Sin lugar concreto al que dirigir la mirada.
Llega el momento.
Cesa la búsqueda.
Impregnada, en lo que me compone.
De tu ser y de tu esencia.
Se extingue lo que solamente es visto.
Encontrando.
Designios de luz dorada.





Con suavidad

Empezar a caminar la mañana.
De lo que es posible, detenerse en la cara amable de las cosas.
Es la materia de lo sueños que aun no pertenecen a la memoria.


jueves, 12 de noviembre de 2015

Quisiera

Quisiera poder descifrar esos tiempos que se concretan en los estratos del terreno.
Transitar de uno a otro estadio.
Llenar de contenido los planos donde se asienta el silencio.

Quisiera sentir la fortaleza de tus pies cuando se posan en el firmamento.
Ser el libro que sujetas en buscadas noches en vela.
Ser otoño de noviembre que parece primavera.

Sólo soy una carta que se cuela por tu puerta.
Así me dejas que entre,
en tu cocinita nueva.

Sin comprenderlo del todo, me recoges de tu suelo.
Tomas el sobre. Lo abres.
Lees la carta.
Me besas.

Doce del once


Con la calma de los desposeídos,
ensayo trayectorias en el aire.



miércoles, 11 de noviembre de 2015

Miedo

Cómo serán sus adioses,
que parecen bienvenidas.

Mientras permanece dentro,
no se curan las heridas.

Id presto. ¡Desalojad lo!

- ¡Marchad fuera de las estancias del sueño profundo!



Sin condiciones

Tu pones el esfuerzo.
Ellos, insuflan aliento a tu alma, para que se muestre en todo su esplendor.
Muchas veces, oyes:
- Ya verás. Cuando te quieras dar cuenta todo estará como tiene que estar.
Sé que procede de la mejor intención.
El caso es que yo ya no auguro un momento futuro, en el que quiera darme cuenta de algo ya vencido.
Es que, quiero estar dándome cuenta todo el rato. Ser consciente de todo el proceso. Sentir, intensamente, que estoy viva.
Cómo decirles que se me van cayendo a cachos los erróneos pensamientos.
Que cuantos más trozos se me caen, más cerca de mi, me encuentro.
Qué este instante no es mejor ni peor que el siguiente.
Que lo mejor y lo peor son sólo adjetivos para mostrar un estado.
Lo que es. Lo que se es.
Ser.
Sentir.
Hacer.
Desechar, como algo limitante, todo eso que simula la repetición de un autómata.
Es que, me quiero dar cuenta todo el rato.
De los distintos grados de tu serena hermosura.
Del tempo que hay más allá,
De las tres,
De las dos,
De la una.
De la grandeza infinita de la mente.
De la delicada expresión del amor en cada uno de los seres.
De todo en lo que me detengo y en lo que no reposo.
Y nunca dejar de darme cuenta, porque soy, aun cuando sueño.

martes, 10 de noviembre de 2015

Eres la noche

Estás ahí, sigiloso.
Perfeccionando los instantes que la música define.
Sondeando en la obscuridad serena.
Con cuidados gestos invisibles.
Llenando el aire con tu espíritu indómito.
Eres deseo, envuelto en un halo de misterio.
Y con todo, me parece, que no hay nada más hermoso,
que la luz del sol cuando te baña en mil destellos,
encontrándose en las curvas de tu rostro,
que se pierde en las mieles de mi cuerpo.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Cuatro de cuatro

Era una tarde suave y soleada de paseo.
Caminábamos en compañía de unas amigas, mi hijo y yo.
Cada vez que hacíamos una breve parada, me detenía a mirar. mejor dicho, a escanear.
Tenía la manía de buscar tréboles de cuatro hojas. He encontrado bastantes.

Esa tarde, encontré dos. Mi hijo se enfadó conmigo, porque decía que él no había encontrado nunca ninguno y yo se los "gastaba".
Nos paramos a descansar un rato, en un banco corrido de piedra. Mientras, mi hijo se fue a buscar tréboles, seguro de que iba a encontrarlos. Apareció, al rato con dos, muy chiquititos.
Le ofrecí a mi amiga que se quedase con los que quisiese. Y ella, siempre sabia, dijo que no quería nada. Dijo, que simplemente le basta con saber que existen estas cosas.

He dejado de buscar tréboles de cuatro hojas. Y si alguna vez, me vuelvo a encontrar con alguno, lo dejaré en su sitio.

Después de lo vivido sé, que la confianza en uno mismo se construye con el esfuerzo y el trabajo bien hecho. No hay nada ajeno que buscar, que  dirija esto.

Y si, lo extraordinario existe.

Pero no tiene nada que ver con la suerte.

Sin sombra

No verás más en mis ojos la sombra de la duda.
Voy a arrimarme a ti, así, serena y mostrarte mi piel desnuda.
¿Acaso no eres ese mar que surcas?. Sin miedo. Con tu pequeña barca.
Eres cada sitio en el que paras, ahí justo, donde tu mente se detiene.
Todo lo que en la tierra se configura, es la materia inasible que te compone.
No hay posesión. Sólo existe el instante. Se desvanece a la vez que crees que lo tocas.

Más, se llega a todas parte, desprovisto de todo lo que se tiene. Facetas de lo que es uno.

Diminutos seres en la inmensidad, apenas arañando la superficie que contiene la nada.
Proyectando artificios de división.

Una vez más, la niebla se eleva, para dejar manifiesto que es también lo que desvela.

Eres inmensamente grande, cuando te proyectas al cielo.
Desparecen los límites que te anclan a un mundo grávido. Te encuentras en la belleza de todos los astros. Entiendes, que eres más rápido aun que esa luz que se dice, viaja.
Entonces, si miras hacia abajo, desde muy adentro del alma, podrás apreciar la tierra sin curvatura. Entenderás la extensión exacta de tu cuerpo.





domingo, 8 de noviembre de 2015

Adan





«Plantó luego Yavé Di-s un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre a quien formara»

Génesis 2:8


Memento mori

El arquero se escabulle, sigiloso, entre la fronda del oloroso bosque.
Va en busca del blanco manto del lento invierno.
Es ingrávido, en su cuerpo. No deja tras de si nada, ningún indicio que delate su presencia. El orden se mantiene. Todo está como tiene que estar. Todo sigue como tiene que ser.
No siempre fue así.
Para llegar a ser arquero ha transcurrido toda una vida de objetivos fallidos.
El arquero ya no celebra los aciertos. Agradece la oportunidad de poder construirlos. Y continuar.
El arquero no mira al calendario. No hay más que dos fechas importantes, que mantiene en su memoria.
El día que nace su hijo.
El día que renace el arquero.
El día se aproxima.
El arquero se inquieta.

Partout

No hay saber sentido que no palíe tormento.
Ni conocer mundano que llevado al extremo del absurdo, no provoque la risa.
Cuantos corazones siempre encendidos, dando lumbre por los siglos de los siglos.
Por cada sonrisa que dibujas en un rostro, tan sólo por eso, mereció la pena.


sábado, 7 de noviembre de 2015

Lo que fue




Una vez, me enamoré de una estatua.
Y me quedé de piedra.


Elucubrando

Estoy convencida que todos los remedios que necesitamos están aquí y son gratis.
Sólo hay que saber encontrarlos. Es tarea común, de todos, y para todos.
Aprendemos partes de las cosas, y cuando las aprendemos por completo cerramos un círculo de conocimiento.
El saber es como las muñecas rusas. Límites virtuales, que encierran otra cáscara de mayor tamaño, hacia arriba y de menor, hacia abajo.

La mente puede estar en el punto que considere. Más bien, está en el punto que necesita.

Plantearse que un pensamiento o una idea tiene propiedad, es tan absurdo como pensar que una única célula cardíaca es la responsable de bombear toda la sangre que fluye en el cuerpo.
Y, sin embargo, si la célula falla, nada funciona como tiene que funcionar. O ,aunque funcione, lo hace de diferente manera.

Y sin embargo, vivimos en un mundo en el que CASI todo tiene dueño.


Te quiero libre

De nada sirve la insistencia, como tampoco esas cosas que nunca se dicen.
Esperaba que te dieras cuanta, me decía a mi misma. Me engañaba. Estábamos ahí, frente a frente, mientras cada cual orbitaba en un sistema distinto. Y sólo ,el de uno, tiene Sol.

Son muchas las formas en las que se expresa. Y muy diversas las caras. Incluso queridas. Es la perfecta expresión de la sonrisa fingida en el rostro, compañera de un gesto de abrazo.  Es una afilada daga que te atraviesa el alma. No es personaje de un solo nombre, el desengaño.

Ahora que la vida nos ha posicionado en distintas direcciones, no quiero desvirtuar con palabras lo que fue. De alguna manera, en mayor o menor medida, dejó su poso en lo que soy.
Es aprender.

No quiero en mi vida personas que me quieran "in corpore presente".
Aunque sea por un solo instante, cuando estés conmigo, quiéreme libre. Quizás así conozcas mi vuelo. Y lo ames.






viernes, 6 de noviembre de 2015

En la tierra






En la tierra, hubo una rosa que tenía espinas.
Allá. En la tierra.


Suliko

Callabas.
Para que así escuchase todas esas cosas que tenía que decirme. Y esas otras que aun desconozco.

Callas.
De una extraña manera, se desvanece lo accesorio. Hasta quedar solo la esencia.

Así, de silencio en silencio, se configura otra vida.
A través de un sol que enciende a otro sol.
Sigilosos pasos me guían a ti.



jueves, 5 de noviembre de 2015

Los mapas del cielo son evanescentes



Vivo en un lugar donde el sol se entrega al horizonte en forma de incendio.
¿Acaso no es tu generosa mano la que define la belleza de este cielo?
Toda la bóveda es tu lienzo.
Es la mirada a lo infinito, que se disipa y nace. A cada instante.

Vivo en un lugar. Un pequeño sitio donde estar, con nombre propio.



Skin

Podría pensarse que una tenue neblina, levita sobre las cosas.
Aroma de vapor de café, recién hecho.
Difuso difumino, que indetermina los contornos que encierran las cosas.
Atmósfera plana, propicia para generar hallazgos por aproximación.
Tan sumamente cerca, que cada uno de los rasgos parece la elevada cordillera en la que se pliegan los continentes.
Dentro. Subyacen estructuras que se organizan en una natural geometría.
La mente recrea el código con el que se configura aquello que existe en la naturaleza,  a la vez que lo descubre. Despejada de dudas.
Todo se compone de un número irregularmente exacto de elementos. En una divina combinatoria.

Mientras se piensa, las nubes discurren hacia lo alto.
Vuelven los contrastes de la luz directa.
El bullicio de la vida, con sus canciones nuevas que a cada instante desvela.





Soneto de amor CVI



Cuando en las crónicas de tiempos idos
veo que a los hermosos se describe
y a la Belleza embellecer la rima
que elogia a damas y señores muertos,

observo que al pintar de sus dechados
la mano, el labio, el pie, la frente, el ojo,
trataba de expresar la pluma arcaica
una belleza como la que tienes.

Así, sus alabanzas son presagios
de nuestro tiempo, que te prefiguran,
y pues no hacían más que adivinarte,

no podían cantarte cual mereces.
En cuanto a aquellos que te contemplamos
con absorta mirada, estamos mudos.

William Shakespeare

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Me detengo

En tus ojos profundos,
que escudriñan mi alma.
Tu piel perfecta.
Tu estar  abrupto.
Tu dulce ser.
El color de tu voz,
Tu olor a vida.

Tus manos  me recorren,
como si no me conociesen,
con el ansia de lo que se sabe nuevo.

Y volveré a caer,
en tu insondable abismo,
para subir al cielo,

siempre cercano.

Genio rojo

Son inagotables las fuentes de las que se nutre la belleza.

Mediando el ser a través, se desvela la mirada que descubre cómo es el universo.

Centelleantes luceros en un espacio continuo que carece de sombras.





martes, 3 de noviembre de 2015

Sensible materia

Somos materia sensible que el ánimo impresiona.
Aprehensión continua de un instante que nunca se detiene.
Configuración exacta de una forma, de un ser, en la cadencia de la vida.
La calidez de una onda, que se expande y crece. Y se eleva.
Metamorfosis que el fuego crea.
Somos el mar, la yesca y la brea.

Líneas divisorias

Es allí, en peligrosas zonas fronterizas donde te siento intensamente.

Vuelve la lluvia, en un otoño que ya es invierno.
Todo invita a un sosegado recogimiento.
Y por un instante, pareciera, que esto es lo real.
Esta imagen onírica de la memoria.

Verdad de ondulados campos,
que con el agua se esponjan,
esforzados en recoger,
los pedazos de la historia.


Tiempo de olivos



A cada instante nacen momentos luminosos.
Y un lugar donde verter la belleza del alma.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Dos de noviembre

Dormiré.
Los espacios vacíos de aquellas que fueron largas noches de insomnio.

Despertar.
Es en mi tu navegar por las hechuras de mi vientre.

Laborar.
Moldear con las manos a la noble materia que compone los sueños.






domingo, 1 de noviembre de 2015

Volver

El corazón se paró una vez, otra vez y otra vez más...hasta traspasar el límite que conduce más allá del dolor.
Mientras, la mente recorría años luz de todo lo que era posible.
Después, todo se detuvo.
Ya no había más miedo. Ni más dolor. Ni ningún pensamiento.
Sólo paz. Unos labios, esbozando una sonrisa.
Cuando parecía que todo había terminado, nació una leve sístole, a la que siguió una diástole, ua vez, otra vez y una vez más ...
Comenzaba a llover.
Salí a la lluvia. De nuevo.

A veces, la fealdad nos sitia

La fealdad empieza a hacerse sitio cuando el hombre deja de crear.
Construye cosas mal hechas, vacías de significado.
Entonces, no hay conexión con la verdadera esencia de la tierra.
Aparece el horror.
Y nada es como tiene que ser.





Put Your Lights On


















Capilla del bosque. Asplund.






Poesía hecha con la luz, los símbolos y la gradación de las distintas densidades de la materia.

De dedicatorias

¿No puedes curar una mente enferma, arrancar de su memoria una pena arraigada, borrar las angustias grabadas en el cerebro y, con algún dulce antídoto de olvido, limpiar el pecho oprimido de las materias peligrosas que pesan sobre el corazón?".
Extraído de "Macbeth", de William Shakespeare.

Dice mi hermana que ayer leyó esto y le recordó a mi.
Cuando me lo ha enseñado, no he entendido muy bien porque me decía esto.
No se trata de entender nada. Ella, mi hermana, mi madre, sabe que todavía queda en mi un no sé qué de tristeza. 
Ni yo misma sé si llegará a desaparecer del todo. 
Nunca lo había sentido así, pero ella es la verdadera alma de la familia. Ve siempre más allá de todas las superficies.
Con ella hago muchos de los paseos al cementerio, cuando no hay nadie, ni flores, solo vamos a ver los gatitos y los pobres pájaros que tiene encerrados el enterrador. 
Y compartimos nuestra decepción de este invento de vida con los que ya no pueden decepcionarnos.

No he leído Macbeth. Puede ser una buena oportunidad para hacerlo.
Mientras no arrecien las nieblas y los hielos, seguiremos yendo, por el camino de la Puebla, al cementerio.






Uno de noviembre

Tanto el camino de ida y de vuelta fue un repetitivo lanzar de peonza.
Un desleído recuerdo de color gris. Resignado anhelo de conseguir la danza de punta metálica, arañando el suelo terroso, en su giro.
Pensaba que era demasiado grande, para mis manos.
Sólo al llegar a casa, conseguí hacerla girar.
Después, abstraída en mi contento, el ritual de quitarse toda la ropa y echarla a lavar.
Para mi madre, ir al cementerio, era como ir a un sitio en el que el solo contacto de su aire fuese a transmitirte una peligrosa enfermedad.
Era, quizás, su manera de exteriorizar su aversión a la muerte. Incluso más allá de eso, su asco físico.
Nunca lo entendí.

Ahora, como aquellos primeros de noviembre, aun huele a campo. A la lumbre de las primeras chimeneas en las que arde la leña. A las castañas asadas del Curro.
En este día, en el camposanto, huele a los miles de flores que salpican las relucientes losas. Nacieron y crecieron en su belleza plena, sin ser conscientes de su azaroso destino. Completan su ciclo en el ritual del "no te olvido". Aunque, la realidad, es que parece que sólo se dispone de un día para "de ti acordarme".
Cierras los ojos y aspiras profundamente. El olor a azucenas y lirios es tan fuerte que puedes llegar a desmayarte.

En los últimos meses, voy mucho a pasear al cementerio.
Su sobriedad espacial y los hermosos cipreses, encalados en su base, me gustan mucho. El camino, el bordear las fosas, el silencio entorpecido por el trinar de los pájaros, todo ello,  me proporciona serenidad.
Hay una gran familia de gatitos que vive allí. Se están haciendo mayores, por momentos. Cada vez que los veo saltar entre las tumbas, me tienta llevarme alguno a casa. Después, a la hora de la verdad, me arrepiento. Pienso que están mejor así, libres encendiendo briznas de vida entre tanta podredumbre.

Éramos niños. Y al llegar a casa, nos cambiábamos de ropa y, después, le pedíamos a nuestra hermana que nos leyese alguna leyenda de Bécquer. No había que insistir demasiado. Nos metíamos los cinco  hermanos en una cama. La cubríamos por encima (uniendo los pies con la cabecera) con sábanas y mantas, para crear nuestro ámbito. A la luz de una vieja linterna y bajo todo ese amasijo de ropa, escuchábamos totalmente sugestinados, la terrorífica leyenda.

Y surgía la emoción. El miedo a los espíritus y las almas en pena o vagabundas. A aquello que, inexplicablemente, permanece.