viernes, 6 de mayo de 2022

He perdido el tiempo

 Renuncié a ti. Quise, por mi bien, que no fueses más que un recuerdo. Ahí, en ese instante de renuncia, murió mi esperanza.

Y cómo vivir esperanzada, sin el roce suave de tus labios al despertar.

Y cómo encontrar motivos para escribir, si tu no te encuentras detrás de ninguno de ellos.

Y cómo reconocerse una misma, que la vida no tiene substancia sin el azote de tu risa.

Ya no queda nada, me parece. Y, sin embargo, una vez, ardió mi memoria y tú eras el fuego, cada sílaba, cada énfasis y cada secreto.

Ocurre que hoy me aburro soberanamente, y cada vez que me sitia el hastío me acuerdo mucho de ti.

Me pregunto, qué dónde está toda esa disciplina mental que me había aplicado para alejarte de una vez por todas de mi mente y de mis pensamientos.

¡Bah! No ha servido de nada. Yo sigo erre que erre, con este sinsentido que es amarte.