jueves, 31 de marzo de 2016

martes, 29 de marzo de 2016

Doucement

Doucement, tu viens.
Alors, je sens toutes les mots délicieux que je ne peux pas voir.
Elles glissent du ciel.
Et elles voyagent de tes lévres a mon coeur.




Invisibles trayectorias

Un poco de cada sitio
y de ninguno a la vez.
Dos piernas para un mundo
un resurgir por doquier.
No hay espacio para el tiempo que se acaba.
Sólo un punto viajero que se colma
en el el fértil bullicio de la nada.
Unas manos amigas que acogen y siembran
sin decir ni pedir nada.
Primorosas manos tejiendo al unísono
el presente vuelo que nos une y hermana.

lunes, 28 de marzo de 2016

Savia



Bajo la jugosa fronda se oculta el misterio que penetra todas las capas de la existencia.
Sólo el sol despierta el secreto que madura las flores en el acanto.

domingo, 27 de marzo de 2016

Colors

La paleta infinita de los colores del mundo, siempre dispuesta a generar la belleza. El bálsamo que conduce a la calma. Las manos trabajando para perfeccionar los paisajes de cualquier instante del mundo. Desde el impulso de la fuerza. Es la grandeza divina.
Partícipes y artífices. Demiurgos.



sábado, 26 de marzo de 2016

Más allá

Más allá de las delicadas extensiones de la piel, de los ojos silentes cuando interpretan, del imperio del cuerpo y de los sentidos.
Más allá de este acá, sin necesidad de fronteras ni divisiones. Sin prisa y sin tregua, existe un gigante llamado hombre.
Se encuentra siempre en el punto exacto donde se detiene.
A veces, es sólo la trayectoria que avanza inexorable al encuentro con la gloria. Muy lejos de este mundo.
Con la ingravidez alada del que edifica, a base de bien, el templo de su pensamiento.
Derribando muros. Horadando lucernarios para generar afluentes en la trayectoria de la luz.
Devastando y levantando una y mil veces la misma piedra, si es necesario, hasta alcanzar su lugar en el orden trazado.
Desechando lo que no tiene cabida.
Construyendo el símbolo de lo que se es.
Perfeccionando la obra con el objeto de convertir la memoria de lo importante en un precioso tesoro.

De cuando ríes

Cuando te siento reír, el alma agitada se inflama.
Se eleva dichosa, plena de luz.
Hasta derramar su color en la bóveda del mundo.
El pecho alegre, con tu airosa presencia, se torna ingrávido.
Y se expande deshaciendo algodonosas nubes.
Tu risa es luz, que enciende otras luces hasta tornarlas rientes.
Todas juntas, mutan a muchas más y las vuelven bien alegres.
Es la fenomenología de los nuevos soles sonrientes.
La estructura libre del contento.

viernes, 25 de marzo de 2016

A resguardo

Los pies descubren al caminar sus maneras de recorrer el orbe, cansados de leer rastros hollados por otros hombres,
Cuando la noche sea fría y cale las entrañas, del fondo del equipaje, sacaré el libro de las des historias.
Pararé a descansar.
Yaceré orillada.
Las luces del cielo serán las dulces consejeras de la luna.
Entonces, con esmero y delicadeza, acogeré el libro en mi regazo.
Desde el interior del pecho, las páginas cobrarán vida.
Sonarán canciones. Música y voz de tus poemas.
Y al calor, de este pequeño hogar improvisado, continuaremos el viaje.
Mientras el cuerpo descansa. El universo nos guía.


jueves, 24 de marzo de 2016

Sólo hay un arquero

El arquero es hombre de un único ciclo en la tierra.
Sólo le acompañan su arco primigenio, en el que se apoya. Las flechas las moldea adecuándolas a los paisajes del camino.
Su arco se perfecciona en su devenir. Tomando una curvatura que se va haciendo cada vez más recia y profunda. Alcanza el refinamiento necesario para que llegado el momento final, con la tensión y fuerza adecuadas, proyecte al arquero y lo eleve más allá de las estrellas.






Nieves

Era una tarde suave y amable. El estío corría por nuestras venas de niña.
Caminábamos mi amiga Nieves y yo, hacia el pretil de la plaza, a dar unas pocas vueltas.
Poco antes de llegar, Nieves disminuyó su paso y se detuvo en un aparte, invitándome a hacerlo a mi también. Aún transmitiendo impaciencia, me habló con mucha calma y con voz dulce. Con el tono que se emplea para decir algo que es inusual.
Entonces, así sin más, me preguntó:
- ¿Por qué no miras a los ojos y a la cara cuando hablas a la gente o cuando las personas te hablan?
Y, probablemente por vez primera, miré su cara al hablarle (cara que conocía de memoria) y le contesté.
- No lo sé, Nieves. Nunca me lo había dicho antes nadie y yo no me he dado cuenta.
Sentí, avergonzada, como toda la sangre del cuerpo se me subía a la garganta y de ahí a la cara.
- Lo siento. Añadí. Compungida, con esa pena de descubrir la ignorancia propia ante lo que parece obvio.
Después, caminábamos. No hubo mucho más que decir aquella tarde.
Desde ese día, no sin muchas dificultades, cada vez que me acordaba (cosa que ocurría casi todo el rato), intentaba poner en práctica el ejercicio de mirar a mi interlocutor.
Al principio, por el hecho de pensarlo, me bloqueaba.
Hasta que ese agobio se fue diluyendo y convirtiendo en un aprendizaje. Sin metas.
Hoy, me complace mucho mirar al conversar, pues el rostro dice todo lo que la boca calla o tergiversa o miente. Sobretodo los ojos, que son la luz del alma.
A veces aprender es plantearse o despertar en otro la pregunta adecuada. Desde el fondo del corazón. Y desde el instante mismo en que ésta se formula, lleva de su mano y provoca la alquimia del cambio.
A veces, nuestro ojos no nos muestran lo importante, pues están mirando a otra parte. O pensamos que lo que vemos es lo adecuado, de manera errónea.
Pero siempre hay otros ojos amigos que nos iluminan el camino.
Yo soy muy afortunada. Una ignorante afortunada.
A veces, es la nieve, que mantiene su firme estructura y destella en medio del estío.
Ahora, me volvió a pasar, se me volvió a revelar de nuevo cosas importantes que ignoro.
Y en estos instantes siento el desasosiego  reciente de descubrir los errados pensamientos.
Más con calma, continuo. Encuentro el camino y aprendo.



miércoles, 23 de marzo de 2016

Imagina

La imaginación es tan poderosa que no necesita descanso.
Es el generoso árbol del que brotan toda especie de frutos y delicias.
Los sueños son tan sólo los restos estelares de universos de la imaginación a su paso por la mente.
Rastros de un camino que se encuentra dentro de otro camino, extendiéndose en las ramas de la adimensional red que todo lo genera.
La imaginación es el refugio que nos crece y que nos salva.






martes, 22 de marzo de 2016

Artífices

Quizás no somos conscientes, pero la creación entera se modifica con nuestra presencia.
La tierra llora la ausencia de cada uno de sus hijos, cuando se marchan.

Quizás no somos conscientes de lo poderosos que somos. No precisamos armas para  sobreponernos al miedo.

Quizás la manera sea comenzar a crecer desde dentro, hasta conseguir elevarse lo más posible. Encontrar un orden propio nuevo.Y silenciosamente, impregnar de nuestra esencia los lugares que recorra nuestro cuerpo en movimiento.











lunes, 21 de marzo de 2016

La lluvia que cae

Dicen que no hay vida después de la muerte, pues parece cosa cierta que nadie, hasta la presente, vino del más allá para contarnos sus pormenores o detalles.
En realidad nadie vino.
¿O es que no se fue?
Lo dicen. Se dice. Decimos.  Como si la muerte fuese una y una única cosa. Como si pudiera ser algo diferente de la vida. Como si la vida  pudiese simplificarse al reducto de un cuerpo consumido, polvorientos despojos, tras la mortaja de nuestro avatar.
Es un decir continuado y repetido.
A lo mejor, el más allá es ese lugar sin espacio, listo para quedarse. Justo ese que no se encontró nunca en el hacendoso trajín del navegar, en este azul planeta.
Dicen que no te olvidarán jamás, aquellos quienes son, han sido y sólo serán un recuerdo para ellos mismos. Pues para no olvidar, hay que saber recordar, activar los recuerdos y traerlos a la vida. Para ello hay que adentrarse en el mismo corazón de la memoria.
Sin ella, las palabras se enmarañan y enturbian el pensamiento. Lo más que se construye con ellas son gigantes alados con aspas y molinos.
Es un estadio sin retorno,  la elección del olvido.
Se dice mucho. Decimos mucho. Entiendes que es así, cuando empiezas a vislumbrar que un poco decir, ya es demasiado.
Se atiende menos, pensando que se va a decir todo el rato.
Y así ocurre, que el agua discurre estrepitosa. Demasiado ruido.
Sin poder escuchar esas voces, que por los siglos de los siglos dicen, sin emitir sonidos. Cuentan la verdad que subyace a la existencia, sin necesidad de hablar. Desde el más humilde de los ropajes. Ese que siempre estuvo presente sin necesidad de ser el reguardo y ornato de cuerpo alguno.
A ratos, descansan y, a otros, discurren sobre las palmas de las manos.








Remansos del discurrir

Me muevo. Ingrávida. En la deliciosa lentitud de sentirte aún entre mis brazos.
Una voluptuosa pereza, se desliza en esta calma que precede  a la tormenta. El momento de desahogo del cielo, con el ímpetu del que sucumbe al deseo más voraz.
Siento como se esfuman las erradas razones, al ritmo de tu aliento mientras se mezcla con el aire que respiro. Su honda caricia, modula la dulce cadencia de mi pecho.
Con exquisita insistencia, enciende ondas de deseo que se transmiten a la piel. Ésta, se tensa, alerta.
Un cálido discurrir con hambre de tarde y de siesta.
Esperando un sueño que no llega. Entregados al placer y la delicia, al secreto diálogo de las almas.

De tal palo

"Si, si...
Vosotros decidme lo que os plazca,
que ya haré yo lo que salga de mi pecho".

Estas son, las palabras que más veces le oí repetir a mi padre.

Lo imparte que es tenerlo claro.





Mi padre




domingo, 20 de marzo de 2016

La palabra

El lenguaje da al ser humano sus alas más poderosas para acercarse a la estrella con las cumbres de la poesía lírica y la mística. Por la palabra podemos salvarnos y con ella dialogamos, sobre todo en el hablar consigo mismo en el viaje de la vida. No añado más, pero quiero insistir en algo menos percibido que es el reverso de la medalla. Porque el lenguaje, siendo esas alas, también es cárcel pues condiciona nuestro pensamiento y encarrila fácilmente nuestro entendimiento, descarrilándolo también. El lenguaje con frecuencia es una trampa; se usa para engañar y persuadir con falsedades o encadenar con creencias. A veces se usa así con deliberada maldad egoísta; otras veces se hace hasta con buena intención, por alguien que está él mismo engañado. El caso es que la palabra, como los alimentos desconocidos o nuevos, debe ser recibida con criterio crítico pues puede ser un bálsamo o un veneno.
Finalmente: no sólo hay que reivindicar siempre el derecho a la palabra, como máxima expresión de nuestra humanidad. Pero también  -y a esto se falta muchas veces- hay que cumplir el deber de usarla en pro de la dignidad propia o ajena. Pues, como proclamó magistralmente Martin Luther King, hay una conducta más escandalosa que la de los malvados y es el silencio de los hombres "buenos" que callan y miran para otro lado sin protestar de las maldades.

José Luis Sampedro

Descreer

No es extraño que, durante años, pasemos junto a esas verdades sin reconocerlas, porque descreer correctamente es mucho más difícil que asumir creencias. Éstas nos son suministradas en abundancia por fuentes que presumimos fiables, sobretodo en la niñez, cuando aún carecemos de sentido crítico.  Salimos de la infancia prácticamente programados y después seguimos siendo acosados con "instrucciones generales", lo cual será muy útil para el llamado orden social, pero muy restrictivo para desarrollar vidas personales, cuyo florecimiento exige elegir cada cual sus verdades propias.
Ya sé que a esta opinión la llaman relativismo, y que está condenada hasta con penas infernales, pero yo no soy supersticioso. Pues, además, los que así condenan lo hacen por pensar lo contrario; es decir, por ser absolutistas. Algo para mí mucho más grave porque tiende siempre a imponerse obligatoriamente, en contra de de la libertad de pensar.
Las descreencias, desmentidoras de los mensajes recibidos, son actos voluntarios y conscientes, en vez de las pasivas aceptaciones. Por eso tienen más valor y las recojo con mayor provecho.

José Luis Sampedro
Sala de espera

La vía

La luz busca expandirse. Al encontrar la densidad en su camino, genera una amplísima gama de matices, hasta llegar a la sombra en un estado cíclico.
No existe la oscuridad absoluta, pues para poder percibir las ausencias, ha de superponerse el punto más luminoso. Es la manera de percibir la profundidad de las cosas. La forma de facilitar la atención respecto de lo concreto. Sabiendo que hay la luz de la misma fuente: es la unidad y la continuidad de los seres y de las cosas.

Somos las geometrías de los instantes de tránsito en la corriente de la vida,  percibidos en la manera  de ser y modos propios.








sábado, 19 de marzo de 2016

Plentzia




La embarcación es el cuerpo, el timonel; la mente y la estrella el espíritu. No está en nosotros pero nos mueve y nos atrae como un imán, aunque más bien avanzamos empujados. Este espíritu es la chispa de Energía Cósmica que nos da la vida y que nos mueve hacia delante en la evolución.
"No es hacia abajo ni hacia atrás la Vida", poetizó Neruda. El espíritu humano es esa Energía manifestándose en nuestra mente.

 José Luis Sampedro - Sala de espera
 Escudo de armas de Plentzia

Leyendo esto, por un momento veo la imagen que construía de niña. Cada noche, saliendo en mi barco velero hacia la mar, atravesando el muro de mi habitación y dirigiéndome hacia cualquier lugar amable.
Entonces lees estas reflexiones y se siente paz. Y gratitud. La soledad desaparece.




viernes, 18 de marzo de 2016

Será lo que ya es

Será que el sueño se hizo
para hacer infinitos los abrazos.
Y sentir la dulzura del refugio
donde habita la noche serena.

Será la fortaleza del  invisible instante
lo que lo hace invencible y poderoso.
En un lento continuar sin bagaje
se pergeña un universo diminuto.

Será que este ahora es el comienzo
de un hermoso cuento de la infancia.
Que brota hacia la luna, desde dentro
Y llega hasta el lucero de la mañana.

Será lo que es este momento
el silencio donde nacen las palabras.








Hermosa vida

Lo más maravilloso de la existencia es sentir la belleza del amor de la creación, notar como se expande en la mente, hasta alcanzar el último rincón del cuerpo, del alma y del universo.
Entonces, sucede la emoción. La más intensa y profunda.
Esas cálidas lágrimas que contienen la química más elemental de la vida.




Déjà vu

Protegida entre tus brazos, siento los lugares por los que pasea tu mente.
A resguardo, fuera de las palabras, la fantasía se despliega y emerge entre susurros, construyendo el momento.
Después, se desvanece mientras configura la más tierna dulzura.
Desde las cumbres más elevadas del gozo, desde lo que es más alejado al hombre, volver.
Hacia la humanidad que reverdece.
Es un nuevo mundo creciente, simultáneo a un arcaico ciclo, agotado por su decadencia.
Fluir.
Gotas de agua viva se dispersan sin límite. Al viento.

jueves, 17 de marzo de 2016

Lo que queda

Comenzó.

El canto llena todo el espacio. Describe líneas grupales de danza.
Amanecía la humedad y la indefinida profundidad de las cosas.
Festivo volar atareado, el del ser alado que construye su lecho nupcial.

Las trayectorias de su cinética son las fisuras por las que abren paso los rayos.
El sol, impetuoso, penetra las nubes. Con la fuerza de un titán, descarga su poderosa luz sobre las ánimas.

Los aledaños del sueño, despojados de los ropajes calientes,  impregnados de descanso,  desvelan un azaroso transitar de lo que comienza y acaba.
No quedará nada por hacer ni por ver, de lo que es el destino.

Queda construir el más hermoso por venir con el vivir y lo vivido.
Queda la riqueza y abundancia de la esencia, de lo realmente importante, en un mundo que arde y se siente yermo.

Queda  el mirar verde de los campos. De los ríos y de los mares. De los más hermosos ojos, que ven más allá del tiempo.

Trini

Es una extraña mujer.
Es de aspecto espiritual, oblongo, como los personajes de los cuadros de El Greco.
Mira sin mirar directamente a los ojos. Y en las raras ocasiones que lo hace,  enseña unos enormes dientes gastados,  de sobre dimensionado tamaño de rumiante. 
Configura con naturalidad, un gesto torcido que delata un hastío amargo.
Debe de tener muchísimos años. Calculo unos noventa y tantos.
Es muy difícil no reparar en ella, primero, por su aspecto quijotesco, después,  por su manera de relacionarse con las enfermeras y las auxiliares. Las muerde, araña, e insulta por sistema cada vez que la ayudan a sentarse en el sillón o en su carrillo de ruedas.
Lleva siempre unos calcetines imposibles, de largos que son. Son  estrechos y de infinitas rayas horizontales. Se entretiene en quitárselos, lo cual le ocupa bastante tiempo debido a su largura. Después los atusa como un trofeo. E intenta ponérselos. Y así mata el tiempo, en un bucle particular inventado para continuar de alguna forma.


No me había parado mucho a pensar en ella, pues al resultarme bastante hostil, prefiero no acercarme a su espacio.
Ayer hubo una pequeña celebración para los residentes que han cumplido años días atrás y para los que, probablemente, los cumplirán en los venideros.
Nunca había estado en un patio de butacas sin butacas. En el que los asientos, en una de sus caras eran sillas de ruedas por doquier.
Y bastante por delante, estaba ella.
Su hija cantaba, manchegas y coplas, con más gracia que arte.
Hubo un momento del evento, en que llegaron su nieta y sus bisnietas. Y comenzaron a cantar una canción. Tres generaciones de su familia, unidas para homenajearla. 
Entonces, a aquella a la que no había visto nunca más que  insultar y emitir gruñidos, se puso a cantar también.  Su rostro se trasfiguró completamente y los músculos de su enjuta cara se armonizaron para convertirse en dulzura. Y reía. Cantaba y reía. Y por unos instantes se sentía su felicidad y el amor con que la arropaban. Ese mismo amor que ella exhalaba.
Esta mañana si pensaba en ella. Ahora que conozco su nombre.
Y es que ayer, por unos momentos algo se encendió. 
Quizás sea el amor el interruptor de las ausencias. Una vez que se pulsa se pone en funcionamiento la corriente de la vida. Así, se abandona el bucle que absorbe y engulle hacia dentro.
Quizás la manera de llegar a alguien sea la entrega, con las puertas del alma bien abiertas.
Entonces hay una mutua acogida, justo en el punto destinado a crecerse.
Ella, se llama Trinidad. 

Aunque mañana la vuelva a encontrar regruñendo, la veré ya siempre con su sonrisa.






Macro, meso y micro son sólo umbrales





La misma estructura oculta de la vida subyace en cada uno de los seres que la componen.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Entrar por el espacio al vacío

Cuando quiero pasar a un lugar ignoto, me aseguro bien de abrir mis puertas.
Sin olvidar, por si de algo sirviese, que no existe lugar para quedarse.

Ahora es después

Ahora, soy yo.
Me voy.
Marcho de aquello que me aleja de mi manera de ser.
Si ves alguna vez que me poso en los límites de tu presencia, es por ver si me acompañas a explayarte, a volar alto, alejando este tiempo terráqueo.
Al alcanzar las cimas del templo del silencio, se siente la grandeza con la que se amplifica el cuerpo.
Ya no hay distingos entre lo pequeño y lo grande. Tan sólo el punto exacto donde todo acontece.

Ahora soy yo.
La sonrisa incompleta.
Mientras haya un niño que llora a la injusticia del mundo.
Mientras se crea en la importancia propia a costa de aprovecharse de un hermano.
Mientras aquellos que dicen nos gobiernan, se reparten el mundo y permiten el hambre y la miseria.

Nada de lo que hay en este mundo pertenece a nadie.
Ni siquiera el cuerpo, con el que filtramos el pensamiento y el sentir en la mente.

Ahora soy yo, la fuerza.
Ahora soy yo, el movimiento.
Soy un alma que vibra con modos propios.





Componiendo lo bueno

El día se despliega, majestuoso.
Abro los ojos, dispuestos a entretenerse en lo que le es hermoso.
Termino los sorbos de un café solitario. Dentro de cada gota se encuentran disueltos los amables momentos del café compartido.
Siento el trino de los pájaros, llenando el llano. Oigo las campanadas de las horas y de las misas.
Ecos de la memoria que se renueva.
La atalaya despierta a la entrada paulatina del poderoso caudal de luz que en ella se derrama.
Los buenos días, aguardan, unos minutos más, un poquito más arriba.
Los buenos días, como las buenas palabras que obran, a veces, lo cambian todo.

Llenos de sol y de fuerza, aunque sea pendientes de un delgado hilo, continuamos la vida.

Los buenos día ya se levantan.




martes, 15 de marzo de 2016

Parhelio






Y la luz de mi jardín
se va llenando de soles.
De la obscura tierra fértil
lucen preñados de polen.
Precioso manjar dorado
para que su casa colmen.

En apertura

Fue menester la dureza del destino,
para volver el lustre a mi alma gastada.
Atrás quedó el mar de la zozobra.

Soy el discurrir lento.
La vida, que fluye,  por las vías de la calma.




Mil instantes para un cielo

Arropados por la divina belleza desnuda.
El halo invisible que siempre nos protege.
Inventamos cosas.
A veces, muy hermosas.
Es el momento de entrega, de inmersión en la dulzura de la mente.
Imagino que eres el cielo.
Eres la voz del instante.
Hablas de todos esos mundos  delicados que habitan en tu silencio.
Compones hermosas sinfonías en el aire.
Cuanto más alta es la vibración de tu luz, más ingrávida me siento.
Es entonces, cuando me convierto en finísimas partículas de polvo estelar.
Así es como llego donde tú estás.
Y me fundo contigo en un abrazo.
Ahora sé que sólo soy un instante acuático,
que se enamoró del viento.




lunes, 14 de marzo de 2016

Petit fleur


Están floreciendo amores
Del néctar de tu sonrisa
Al jardín de la alegría.



La casa no está vacía

La casa se había quedado vacía sin sus espíritus.
Una lenta pátina de olvido se obstinaba en borrar los pliegues, los jirones de emociones que lo impregnaban todo.
Más, la corriente generosa de la luz, alentaba a continuar. A descartar como una posibilidad el abandono.
Vivir es aceptar que las cosas siempre mutan y son de otras maneras.
A veces, en un ritual de unión, se recupera el tránsito fluido de los diferentes estados.
Otras casas, se quedan paradas. Como el reloj que marca la última hora del pulso, del que fue amable compañía.
Algunos de los fundadores de estas casas, son muy viejos. Dormitan, hoy, reunidos en extraños ámbitos.
Fueron los constructores de este tiempo, el tiempo que recorren nuestros caminos maduros.
Alcanzaron, con su esfuerzo, cierto grado de esplendor, ese que ahora les es vedado por sus mentes y sus cuerpos. Por un sistema que le da las espalda a las personas que no son alimento para su despiadado provecho.
Atrapados. Dentro de un bucle de dolor y soledad.
Atrapados, muchas veces, en los límites de su cuerpo lleno de herrumbre.
Cabecean, con insistencia, más cerca del insistente sueño que de la vigilia. Un ensayo insistente del que será el sueño eterno.
Desarraigados de sus calles y sus casas, ahora vacías. De sus referentes, de sus quehaceres. Muchos han perdido la alegría de la vida. Y de forma inconsciente los dolores de su cuerpo y de su alma son la única manera que encuentran de relacionarse con el mundo.
Cuando los veo, reunidos en multitud, en esos amplios espacios comunes, diseñados para la ocasión, siento como me atraviesan fragmentos de su angustia, que es mi angustia. La terrible soledad de sentirse tan invisibles entre tanta gente.
En la cercanía de sus cuerpos gastados, tras esos ojos llorosos, hay historias arbóreas de historias, ricas en frutos. Hay una llama que da lumbre al hogar de la Vida.
El tacto recorriendo sus surcos. la inspirada paciencia para sentir, los besos y los abrazos en el alma la avivan.
Somos los constructores de los constructores. Desde el instante en que se plantan los pies en el suelo, al volver del sueño más profundo.
Con la certeza en las manos, de un ocaso mejor,



domingo, 13 de marzo de 2016

De cuando me detengo

¿Ves ese instante precioso, que desaparece sin ruido trayendo la calma?
Es el sentimiento de los muchos modos y formas de la vida, explayándose, con absoluta hermosura.

Desperté una mañana, al tenue roce de tus dedos. Construían, sutiles, la punta de los míos.
La claridad de tus ojos desvanece mis dudas.

Hoy atravieso la apertura del silencio para, en plenitud, llenarlo de sentido. Con este humilde cuerpo, que crece despacio, sin fronteras en el alma.

Veo un sol preñado de vida madura.
Veo su luz aunada a la luz de otro sol flamante, creciente.

Un par singular de dichosa compañía, en la etérea majestad de los despejados cielos.

De paseo

Voy a pasear un poquito entre las nubes. Hasta llegar a los colores de ninguna parte. Ese lugar donde no hay espera.
Allí se produce el  milagro de lo real y su reflejo como un todo continuo y simultáneo.
El ser se manifiesta superpuesto a un punto imaginado.

Volveré.
Bajaré a mecerme en las espigas de los campos. El sol dorando la brillante piel. La melena mecida, al compás del viento.

Soy el pespunte que conecta la delgada costura de los tiempos.



sábado, 12 de marzo de 2016

Los besos no duermen

Los besos no duermen.
Se encuentran siempre prestos a entregarse. Habitan el delicado borde de los labios.
Su desorbitado vuelo es la compañía preferida de los dioses.
Los besos siembran a los seres y los conducen más allá de la ternura.
De repetición insistente, para sentir lo más largo posible ese instante,  cuando apenas se agota.
Son el dulce fruto que madura lento, de tu boca a mi boca, convirtiéndose en la fragua del universo entero,
Los besos son sonido de cascabeles. Chispitas precipitadas de la alegre algarabía de los niños.
Los besos no descansan.
Se encuentran enredados entre tu pelo. Mezclados con tu olor a piel, ámbar y sal.
Son el estallido irrefrenable cuando miro en tus ojos que me piensan.
Son el estremecimiento que precipita el deseo más loco.
Los besos nunca se agotan.
Son el preludio de un hermoso acto irrepetible.
Más esto no son más que palabras.
Y los besos son el néctar divino.







viernes, 11 de marzo de 2016

Un pequeño árbol

Una promesa de tupida fronda fresca, eleva su desnudez, con determinación y firmeza.
Al galante murmullo de solares besos, despierta la invernal quietud de su savia.
Es la suave oscilación premonitoria del ritmo elevado, que de manera lenta, se fragua dentro.

¿Acaso no se ve ya su copa llena de luz?

Ves. Mira, que por aquí hay muchas cosas. Quizás demasiadas, para tan poco contento del mundo.

Soy un pequeño árbol.
De tierra, agua y sol se compone el alimento que me estructura.
Tomo sólo lo justo y necesario para ser.
Despierto cuando renazco.
Resucito cuando crezco.

Estoy sonriendo flores, que disipan la tristeza.
Soy descanso en la mirada, de tu camino hacia el cielo.




jueves, 10 de marzo de 2016

Preguntaba al cielo

Luna franca, dime.
¿Cómo ves tú la luz de este sol de la noche?
Pues desde donde yo miro, parece que se extingue.
Sé que en este justo instante, para otros muchos ojos, su forma es la de un flamante día.

La luna responde con su incipiente sonrisa.

Dime, arquero, cazador.
¿Por qué son tus pies los cimientos donde descansa la memoria?
¿Por qué encuentro la calma en tu ágil movimiento?

Desde esta humilde atalaya, coronada por los cielos, encuentro paz. El punto interno de la firmeza.
Encuentro sosiego y cordura, inmersa en el cálido abrazo de los colores aéreos.
Descubro el despertar como un sencillo acto tranquilo. Acariciada por los trinos y la ternura de tu presencia.

Una vez más, pronto, marcharé, sin remedio.
Así es como desdibujo los pasos de la costumbre, construyendo otros.

El hogar prendido. Vivo.
Horneo el pan con el fermento guardado.
No hay mañana, sino hambre nueva.

Luna hermosa, dime,
¿Cómo es el mar que tu sed sacia?
Dime, luna, compañera.

De-ci de-là

Demasiados momentos se vuelven gris ceniza intentando entender.
Es posible vivir la plenitud del ser.
Es entonces, cuando el sésamo, se abre.




O2

Inspiración es modular los instantes, con la dosis justa de oxígeno iluminando la mente.

Es la fluidez de un fogonazo que desvela la verdad subyacente de los fenómenos y los seres.

Es el conocimiento que aflora al caer la reseca cáscara del miedo.

Es un incesante latido, de cálido calado.
Movimiento de las aguas de la vida.

Es el comienzo de la humanidad, al encuentro de dos almas silentes, que prenden lo que tocan y cantan los sentimientos más elevados.

Inspiración es ser el verde mar de tus ojos.
Y renacer. De muy adentro.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Pequeño sol

Adoro las flores.
Puedo pasar un momento indeterminado recorriendo sus contornos con la mirada.
Disolviéndome en sus colores.
Lleno los pulmones de oxígeno mientras descubro el ritmo que marca su estructura concreta.
Imagino que es tu piel la que siento, ciando me acaricia la suavidad de sus pétalos.

Descubrí esta mañana  un pequeño sol, alumbrando la desleída mañana.
Es la primera dalia de mi jardín. Se ha venido conmigo, junto con mi arco y las flechas.

Hoy me siento feliz.
Hace algo de frío. Pero es afuera.



martes, 8 de marzo de 2016

Una chispa de contento

Engalanado de noche
con nubes de hemoglobina
se retira hacia su lecho.

Un ondularse lento
encendiendo la mirada
de la luna obscura y dulce.

Los farolillos del cielo
despliegan todo su encanto
al sereno de la noche.

La fiesta termina al alba
para esta noche desnuda.

Los sueños están rondando
por los pliegues de tu cama.

La suave música suena
desde el eje de tu espalda.

Y las notas, de puntillas,
se esconden bajo mi falda.

Una canción siempre nueva
compuesta para el momento.

Improvisada tonada
que se enreda en el ovillo
de los cuerpos que descansan.




Yo no






No soy yo quien escribe,
la mano sólo hace un gesto.
Es la voz del corazón,
que de ti nace en mi pecho.

Étoiles

La más hermosa geografía del mundo,
se compone de las buenas personas.
Creadores de las emociones verdaderas.
Proyecciones de las estrellas.
Guías.




In itinere

Entro.
Es un hogar lleno de armonía.
Una intimidad construida con esmerada delicadeza.
Los ecos de los seres y las cosas resbalando por cada poro de la piel.
Conocer, de nuevas.
Construir un lenguaje.
Más allá de las palabras.
De los gestos amables.
De las sonrisas.
Navegando juntos.
Las mentes fluyen.
Trabajando.
Y, al terminar, sentirse liviano.
El contento del intercambio.
Vuelvo.
Ando a un palmo del suelo.
Con la carpeta repleta de hojas en blanco de todos los poemas.



Apertura

Este momento indeterminado
sólo a mi me pertenece.
En él me acomodo a mi cuerpo,
desde las regiones ambiguas del sueño.
De él, he vuelto perdida
hasta que la luz del día
ha levantado mis pies.
La franja del cielo
vira del lavanda suave
al azul más intenso.
Trinos de resplandeciente humedad,
auguran la suavidad aérea de los almendros en flor.
Derraman su pétalos de belleza,
concediendo honores al suelo que tocan.
Pienso en tus laboriosas manos,
madrugadoras, obran la mañana.
En el dulce recorrido que hay
de tu boca al cielo.
Los buenos días
que me acompañan.

lunes, 7 de marzo de 2016

La palabra viene después

La palabra viene después,
primero nace la idea,
un embrión en la marea
aún sin cabeza ni pies.

La palabra viene después,
antes van el beso, la caricia,
romper el espejo de Alicia,
aprender a morir a morir al revés.

La palabra viene después,
primero van el peón, la torre,
el talón de la infancia que corre,
del andén imberbe de la niñez.

La palabra viene después,
le preceden el trueno, la centella,
el llanto triste de una estrella
que sabe que se va a caer.

La palabra viene después,
primero los ojos, la boca,
las manos de los ciegos que tocan,
para poder ver.

La palabra viene después,
cuando ya está todo dicho,
y estamos más cerca del nicho
que de la sombra del verde ciprés.

La palabra viene después,
cuando ya está todo vivido,
y tu voz se ría del olvido
cuando tú ya no estés.


Sharif Fernández

Por sus frutos los conoceréis

La música habita en los elementos. Camina de la mano de la luz y juntas, fluyen.
La mente es la música del ser.
El pensamiento es la caja de de resonancia. El instrumento.
Si se considera la caja como un mero recinto, se crean unos límites que actúan como si existiese una barrera. Entonces, ocurre, que el sonido que se hace no se eleva con el espíritu. Es sólo ruido.

Se recurre a los símbolos y signos para construir una estructura mental que aproxima a lo que las cosas son.
Lo que es, lo que se es , es mucho más complejo y solapado.
¿Qué es lo real?

Siento el olor a fresas, superpuesto a mi propio olor y el olor del café.
Noto como el café se mezcla, calentando la sangre, agudizando los sentidos.
Noto como bullen en efervescencia esos nervios que tensan el ánimo, que cambian el ritmo de la respiración para adentrarse en el conocimiento.

Afuera, una loca alternancia de lluvia, sol, granizo. Bruscos cambios furiosos. Un invierno reticente a admitir la evidencia de su temporal derrota.

Dentro, una suave mañana.
Los buenos días comienzan con un:
- Hola, mami
Pienso que son las más hermosas palabras que se pueden escuchar.
No es sólo eso. Es más. Es lo que significa ese mami.
Es el privilegio. Es el privilegio de ser madre.
Es la necesidad de ser mejor, por ello.

Últimamente considero qué cosa es dar las gracias.
Y siento la necesidad de ser mejor, para de alguna manera, dar gracias a la vida por todo lo que me otorga.
Intuyo que la manera de agradecer,  pasa por ofrecerte o ser la continuadora de la vida en la mejor versión de ti misma.
Es un deseo de crecimiento.
En este nuevo estado, entiendo que no se parte nunca de cero. Ni siquiera se parte de cero y medio, aunque sea de regalo.

La semilla cae en la tierra y llega a un lugar propicio, fértil. Recibe la lluvia, el agua y la luz. La semilla sabe lo que es. Más no se plantea si es una semilla de grama o de un roble, porque la semilla no se compara. No tiene interés en saber más allá de lo necesario. Simplemente brota. Si nada se lo impide se desarrolla, hasta alcanzar la plenitud de su esencia.

Así es la vida: vocación de crecimiento, sin límites, hasta alcanzar el desarrollo pleno del ser.

La forma de dar las gracias a la tierra, son los frutos. Los buenos frutos.


La música suena.
La buena música, siempre. Se siente.






sábado, 5 de marzo de 2016

De puertas desmontadas

Antes de anoche, había algo que intentaba tomar forma en mi mente. Comenzaba con el esbozo de la imagen de puertas. De esas puertas, que tras una reforma u obra nueva, se abandonan para ser sustituidas por otras. Quizás, más hermosas.

Algunas de esas viejas puertas usadas y desechadas,  se transportan y conservan con la esperanza de poder ser aprovechadas por alguien. 
A veces, se las extrae junto sus maltrechos contra cercos. Así, se las transporta. Con los restos de los pedazos de la "carne" de su anterior vida. Exponiendo la intimidad de aquellos secretos que los hermanaron.

He visto con frecuencia, como al acercarme a personas queridas, han instalado alguna de estas puertas, de manera apresurada ante mis ojos. Puertas recicladas para la ocasión. Justo esa: la que nunca fue.
Sin entender que no puede cerrarse ni abrirse el espacio de lo continuo.

A la mañana siguiente, me levanté con la imagen de una de esas puertas. Era metálica, pintada de color azul intenso. Aparecía tumbada en el remolque de un camión de transporte. Iba al raso, entre mallazos y viguetas pretensadas. Buscaba su destino.
Después, se me ha ido de la cabeza.

Nos fuimos a caminar.  Al cementerio.
Llegamos entre silencios. 
En  lo que duran el recorrer unos familiares contornos de cielo y la alegría de ir descubriendo las briznillas de verde, el tupido tapiz de los pedregosos campos.
La luz plata del sol de invierno está adquiriendo matices de oro rosa,  propios de la primavera.

Hemos visto la familia de gatos. La última camada, ahora, se encuentra en su adolescencia.
Son blancos, con un mechón de gris jaspeado sobre la frente. Los ojos muy claros.
Parecen punkis.

No sé por qué hoy nos hemos detenido en algunos nombres de las lápidas.

Leo en una tumba:  Jirafia.  De tal.
C'est pas possible?

La importancia de los nombres.

Inmediatamente recuerdo a Circun. Si. Existe una persona en el mundo llamada Circuncisión del Señor. Noventa y seis  años de humanidad. A vueltas con el mundo. En este caso, literal: sostenida (o contenida) por un ancho cinturón en un sillón. Supuestamente,  para no caerse del asiento,  del que incesantemente intenta escapar.  Girando sobre sí. Todo el rato.
Apenas si ve con sus gastados ojos. Más, tiene bien agudizada su alma.
El otro día, de visita a mi madre, me pidió un beso.
Se lo di, claro.
Dice, que le doy muchos besos a la niña que descansa en el sillón (mi madre) y ella también quiere alguno.

Sin darnos cuenta, una extraña sensación ha disuelto nuestros límites. 
Flotamos.
Nos marchamos.
Somos el camino de vuelta. El frío y la humedad del invierno que se aleja.
La cinta del camino es tan sólo una imagen ilusoria, la divisoria entre dos estados. 
De forma espontánea, configuramos cada uno de los elementos del invierno. Desaparecemos un instante en su abrumadora grandeza. La esquelética arboleda emerge entre la densa y húmeda niebla. Mientras, el viento del norte silba en la caña de los huesos.
Lo sentimos totalmente al serlo. Después, notamos y vemos como se aleja.
El frío sale fuera. Se marcha hacia otras regiones.
A cada paso de nuestro cuerpo  ingrávido,  se va despejando el cielo. Dispersa las nubes.
Al llegar al pueblo es primavera.
Millares de garzas trazan su victoria en el aire, para festejar su regreso.

Olvido. 
Olvido las puertas que ven los ojos del rostro.
Desaparecen los contornos de cualquier recinto.
Lejos, las topologías y geometrías de los límites.

Guardo como un tesoro los momentos más hermosos que compartimos.
Esos, que con agua, sol y el calor del pecho, configuran la estructura de las flores.

Elijo.
Crezco.
Elijo crecer y conocer otros lares, para cambiar mi destino.

Ojalá encontremos siempre la mejor compañía en el camino.


Las diez y ocho

No te permitas turbar la paz de este lugar amable.
Puedes hacerlo más grande
Obrando bondades. Las construcciones del pensamiento limpio.
Sólo es liviano quien nada carga.
Eres la divisoria de los fenómenos. Y eliges el lado por el que avanzas.
Errar lo justo, para rápido enmendarse. Sobre la marcha.
Atentamente, todo se alcanza. Todo es posible. No hay distancias.
Tienes adentro el gran misterio que hasta el aire cambia.

Mira este cielo de la mañana.
Como se llena de voz callada.
Cielo sin nubes
Sobre las cumbres
De la paciencia.

viernes, 4 de marzo de 2016

Un lugar amable

Hay un canto solitario.
Surge cuando el ser amplifica dentro de sí la armonía de los elementos que el instante evoca.
A veces, sólo es una melodía exenta de palabras.
Una cadencia evanescente e ingrávida.
Variaciones del murmullo de los océanos.
Delicada onda viajera. A su paso, deja una estela de vida amable.
Hay un canto solitario.
Tensa las cuerdas de la garganta, hasta alcanzar el arco capaz de lo más hermoso.
Es un querer de crecer, crecer los momentos de lo bueno.
El canto vibra, con la luz, su fiel compañera.
Recorre sus haces, en una metamorfosis continua de horizontes, que se entregan a la ordenada estructura de otros horizontes.
Se concentran en un punto, muy cercano.
Y desde él, la música se expande.






jueves, 3 de marzo de 2016

Y el frío es desterrado

¿Dónde comienza mi boca y termina tu ser?
Artífices.
De esta primavera que nace.
Del hálito y el espíritu que la mueven.
Punto exacto de todos y cada uno de los elementos.
Este hambre de vida.
Dame tu fuego.
Sacia esta sed.
Hierve mi calma.
Tornarse en mundos jamás soñados.
Componer la esencia de la entera ternura.
Desde inexistentes estructuras cambiantes.
Dinamitadas por el éxtasis.
Hechos. Aire y Agua.
El fuego orógeno moldea la tierra.
Con la dulce ambrosía que de dentro emana.


miércoles, 2 de marzo de 2016

Uca

Se nos enseñó que para conseguir la excelencia hay que esforzarse. Mucho.

Con frecuencia, se olvida que el refinamiento es también fruto del divertimento.





martes, 1 de marzo de 2016

Entre silencios

Un suave murmullo.
Difusos soplos de nubes,
atrapan la gravedad del instante.
Silencio.
Su cobijo es la nacarada penumbra.
Sus delicados matices se despliegan. Mansamente.
Sus pequeñas manos recorren mi rostro, sonrojado por la fiebre.
Sus besos en la frente, me curan.
Silencio.
Se crece con más silencios.
No hay preguntas.
No hay puertas cerradas.
El camino es a campo abierto.
Instantes.
Sólo existe el dulce calor que une nuestros pechos.
Él conoce mejor mi interior mejor que yo misma.
Disfrutamos juntos. Estudiando, leyendo. De vez en cuando diseccionando los conceptos.
Silencio.
Mi cuerpo se llena de la voz de su presencia.
Más veloz que la luz del viento, aprende el mundo.
Ese que no existe hasta que no lo crea el conocimiento.
Su cabeza en mi pecho.
Olor a mi hijo.
A animalillo del bosque. A vida.
Mis labios entre su pelo.
Perfecto silencio.