viernes, 30 de abril de 2021

Abrazos

 Pensé que ese momento nunca iba a llegar. Pero no, me equivoqué. Por fin hubo abrazo después de más de un año sin poder tener contacto con ella, con mi madre.

El encuentro con ella, fue un escudriñar cada infinitesimal parte de su ser. No supe o no pude entregarme a el abrazo plenamente. Estaba demasiado activa mi mente. 

El tiempo en ausencia de contacto directo, físico, ha hecho estragos en ella y quizás también en mi. Le noto un aura de tristeza que me cala hasta los huesos. Quizás sea el reflejo de mi propia tristeza. 

Poder coger su frágil mano, entre mis manos,   eso si que es un regalo precioso.

Cuanto la echo de menos. Cuanto miedo he pasado por toda esta situación, y por ella.

Ella sonreía, y mi hermana la colmaba de abrazos. Y yo sonreía, sin terminar de creérmelo, sin asimilar aún la nueva e inesperada situación.

Gracias vida por sorprenderme con cosas buenas.



martes, 27 de abril de 2021

Y quise ser mejor

Y quise ser mejor, por ti.
Aunque jamás estuviera entre tus brazos.

Quizás "mejor" no lo vea ahora como el adjetivo más adecuado. Es simplemente estar en otro grado de conciencia. Que quizás apunta más hacia arriba.

Y mudé toda mi vida. 
Y ahora sé que es doloroso mudar entera la piel.
Pero no sé bien si me gusta lo que veo en mi.
Aunque me haya ido curando el alma en las luces y las sombras de estos cielos de oro y grana.
Y haya recuperado ,a veces,  la esperanza en los verdes campos de cebada y trigo.
Paso a paso, fundiéndome en el paisaje más allá del horizonte. Liberándome de mi yo.
Observando, escuchando, olfateando el momento.

En este tránsito estoy luchando duro contra la enfermedad, que estuvo a punto de terminar con la fluidez de mi mente y de aniquilar mi espíritu recién despierto.

Ahora que han pasado mil años, si me encontrase contigo no sabría que decirte, porque ya sólo eres en mi el más hermoso recuerdo.

En mi mente han quedado como heridas descarnadas los pensamientos y vivencias que se encontraban más ocultos, y que ,por increíble que me parezca ahora, había olvidado. Capa a capa y dolorosamente, han ido encontrado su luz . De alguna manera he llegado a reconstruir el puzle desencajado que era mi vida.

¿Y ahora qué?

Ahora, como buenamente puedo, intento transformar la angustia vital que me genera la culpa en aceptación. Y es una tarea muy complicada, de hecho no sé ni como se hace. Lo único que se me ocurre es retirar la atención de los malos pensamientos, de los pensamientos con los que me torturo, acercándome a la belleza (cuando estoy sola) y al amor, cuando tengo la fortuna de estar acompañada.

No te juzgues, me decía un querido amigo. Eso intento, casi todo el rato.

Y quise ser mejor. Por tí.
 
Y llené de palabras y colores tu silencio.
Y me dije mil veces a mi misma pensando en ti: ¡oh, dios! ¿por qué me has abandonado?

Yo buscaba tu ayuda. Ahora entiendo que buscaba en el lugar equivocado.

Te perdí. 
Te perdí porque no supe cuidarte y porque no supe cuidarme yo sola.

He pasado mucho miedo, porque no sabía reconocer en mi día a día el amor. Estaba cegada por tu luz y no sabía mirar dentro. Ni al lado. Ni al vasto horizonte que cada día orla mis sentimientos.

Y quiero ser mejor por mis amores, que son un hermoso ramillete aquellos que habitan la región más dulce de mi alma.





















lunes, 26 de abril de 2021


Es hora de reconciliarse con la vida





 

Los ladrillos de la memoria

 ¿Para qué sirve un recuerdo sin sentimientos?

Un recuerdo sin sentimientos sólo son datos que se almacenan con su misterioso orden en la memoria.

Un recuerdo laureado con sentimientos es vida que se traslada más allá de la piel y del tiempo y permanece fragante.





domingo, 25 de abril de 2021

Del suelo al cielo

Necesito un poquito más de impulso para poder alcanzar el vuelo.

Esa tristeza que llevo enganchada al alma desde hace ya demasiado tiempo, parece que está presta a liberarse.

Sólo me queda un único paso y éste es hacia adelante.

Pues adelante, pues.


Yo sé que volverá

 Y sé que volverá el amor

Y nada será ya como es ahora.

Y los sueños se confundirán con las luces del día. 

Y los viejos recuerdos quedarán ordenados en los anaqueles de la memoria.

Y la primavera será dulce y liviana.

Y los ojalás serán hechos. 

Y me detendré en tu mirada, para que puedas ver cómo te quiero y entenderás lo mucho que te echo de menos, amor.

Domingo de San Marcos

 La lluvia cae de manera intermitente.

Las campanas de la iglesia repiquetean, llamando a misa de doce.

Marcos con un andar peripatético, apuntes en mano, estudia.

La gata duerme enroscada encima de un cojín de un sillón.

Y yo aquí, dispuesta a encontrar algunas palabras que rellenen huecos de mi vacío interior que siempre me acompaña.

Los días corren sin freno en el calendario y yo siento, a veces, que es la vida que se nos escapa de entre las manos como un puñado de arena fina de una playa de mar.

Hace algunos días, parece que la ansiedad y la angustia vital, se han aquietado. Y eso está muy bien porque no voy paralizada pensando todo el rato que es lo próximo que tengo que hacer. Sencillamente hago cosas.

Estaba, ahora, considerando que los recuerdos también se agotan, que la vida necesita seguir avanzando y proyectarse en nuevas vivencias, para ir reuniendo más ladrillos en la fortaleza de la memoria.

Ha dejado de llover. Echo de menos su repiqueteo en los tejados y algunas superficies. 

Hoy, por primera vez desde hace ya bastante tiempo, siento un poco de paz en mi interior y esta sensación ordena el resto de mis acciones.

Miro las redes sociales y los chats de mensajería: nada de particular. Me aburro.

Hace mucho, mucho tiempo que (casi) nada me conmueve. Yo le echo la culpa a la medicación que tomo, aunque a veces pienso que a lo mejor me he vuelto así después de todo lo sucedido, una mujer impasible.

Ahora que me siento más fuerte, necesito salir de este bucle que me he construido. Necesito recuperar la alegría y sentir, sobre todo sentir nuevas sensaciones, porque aunque muchas veces las llamemos igual, cada vez son distintas.

Cada día, cuando mi hijo vuelve del instituto, antes de comer me relata las cosas más significativas que han acontecido en su jornada estudiantil. Siempre me pide que le cuente que he hecho yo. Y yo, le contesto casi siempre lo mismo: cosas de la casa, compras y cocina. He reducido mi vida a la mínima expresión, y no me gusta. Voy a comenzar otra manera de vivir. Voy a poner cada día una pequeña tesela en el mosaico que compone mi sueño de ojos abiertos.

Soy una derrochona de tiempo, pues ahora mismo es lo que más tengo y no he sabido todavía invertir ese tiempo en hacer buenas obras y cosas de provecho. Salvo casos puntuales.

Fuera, como es también dentro, si sabes mirar una belleza vibrante y límpida se explaya en primavera.

El verdor de los campos salpicados de amapolas y muchas otras flores, los olores embriagadores de los árboles en flor, los cielos de atardecer y amanecer que colorean sus nubes en millones de matices.

El canto de miriadas de pájaros proclamando en su reino de aire su alegría y libertad.

Siento mucha incertidumbre, respecto a lo que va a pasar con la pandemia en los próximos meses. Mi vida social es nula, mis relaciones se reducen prácticamente a las salidas y encuentros con el clan familiar más cercano. 

Por cierto, ya se puede visitar a mi madre y sacarla a dar un paseo, y darle algún que otro achuchón y beso furtivo. Estoy deseando que llegue mañana para ver como reacciona.

Y bueno, así es en mi mente una mañana de domingo. 

Ahora toca arreglar un poco el cuerpo, pues veo que nada original se me ocurre. 












viernes, 23 de abril de 2021

 Pongo al frente mi soledad y detrás de ella se encuentra siempre tu mirada. Yo la noto, y por un instante la soledad desaparece. 

Hay cosas que nunca voy a entender, pero pese a todas mis lagunas y carencias, me considero una persona bastante afortunada, ya que en medio de un mundo de sombras, encuentro en tí una luz clara que, de alguna manera, me guía y me acompaña.




 Juntos, creamos un pequeño universo extraño, compuesto de sutiles gestos, de miradas que eran caricias del alma, de palabras, música y risas.

No es que no pueda olvidarte, es que no quiero olvidarte. Eso es lo que me dice mi mente cuando escucha a mi corazón.

 Estás en el punto exacto donde pones tu atención ahora.




Y cuando menos lo esperes, volverán los besos.

Y sentirás de nuevo en ellos, esplendorosas alas.








jueves, 22 de abril de 2021

Madre

 No sabría descifrar el misterio que se esconde detrás de su mirada.

Y no comprendo que palabras se encuentran atrapadas sin orden ni concierto en su forzoso silencio.

Cuando vamos a visitarla, al contemplarla tras el cristal, no sabría dislucidar si éste nos separa más que nos une. En cada una de sus caras se refleja un universo diferente. De un lado se proyecta el mundo exterior, donde los elementos matizan y acompañan los días. Del otro, vemos el lugar donde se cuidan a los mayores, huérfanos ahora de contacto físico por parte de sus familias y amigos.

Ha pasado ya más de un año sin que  puedan salir a la calle, sin poder sentir como la vida cobra sentido rodeada de su abrazo, sin poder disfrutar de sus besos o de la más nimia caricia. A veces me da la impresión de que el alma, privada de todo contacto físico, se va quedando reseca. 

Me pregunto cómo serán sus días.  Cómo serán sus pensamientos y su manera de sentir.

A veces pienso que no nos reconoce, que se ha olvidado de nosotros.

Otras veces pienso que está enfadada porque no entiende bien todo esto que está sucediendo y debe de pensar que la hemos abandonado a su suerte.

No sé. Es mejor no pensar. 

Lo importante es que nosotros sí la reconocemos y sabemos que es nuestra madre. Y hay una necesidad de grabar en nuestra retina cada instante a través del cristal (lo que nos queda ahora), de verla esquivando reflejos, de escudriñar en su rostro y en su porte como se encuentra. 

 Me invaden la angustia y la impotencia cuando pienso que no sabemos cuanto tiempo más tendremos que estar así, viéndonos tras el cristal.

Hay quien se empeña en decirnos que eso no es vida (la vida de mi madre), y cuando lo oigo contengo mi rabia y pienso que esa persona dice eso porque no ha entendido nada de la vida y de la multiplicidad de sus manifestaciones. Esos que no saben que sentir su risa tras el cristal merece cada segundo de mi existencia.







 Encontré el infinito en sus ojos de mar.




 Desde su silencio, mis palabras se componen de todas esas cosas que nunca le dije.




martes, 20 de abril de 2021

Otra vida

 Yo tenía siempre un sueño de ojos bien abiertos. Me gustaba  recrearlo cada noche de cada día. Después de hacer repaso mental de lo acontecido en la jornada,  me quedaba dormida y accedía al mundo de los sueños de ojos cerrados, esos otros sueños que quizás sólo de diferencian de los primeros en que suceden en ese extraño lugar que convenimos en llamar subconsciente. No sé. Nunca se sabe.

Ya no sueño con los ojos abiertos. Y desde que esto es así la vida se ha vuelto más áspera e insulsa.

Por ello, creo, todos los días se repiten con una monotonía exasperante, despojados de sueños de ojos abiertos y de amores imaginarios.

Pero yo quiero volver a soñar, sentir el vértigo de una mano soñada que se acerca peligrosamente para dibujar un instante de realidad. 

Siempre me gustó vivir en el límite de un mundo dual, inventar lo posible para aderezar las muchas veces sin substancia vida esta.

Yo tengo los esbozos de un sueño de ojos abiertos. 

Ya no hago repaso de lo que hecho al cabo del día. Otro día más que se me ha escurrido sin impregnarse de mi verdadera esencia. Otro día más sin verle. Otro día más que el sueño de ojos cerrados me lleva sin construir mi sueño de ojos abiertos.

Esta noche volveré a intentarlo. 

Reuniré los fragmentos de mis sueños rotos y comenzaré otra vida.











domingo, 11 de abril de 2021

Sin dolor y sin rabia

 Si pudiese expresar con palabras lo que siento, éstas serían el más precioso bálsamo con que anestesiarme la vida.


Tú ordenas mis vacíos, mis recuerdos y mi tiempo.

Aunque ya no sé vivir la vida como si sólo fuese a durar un instante, y hubiese de beberla de un solo trago.

Ya no sé vivir la vida como si la mayor ficción de la misma fuese el tiempo.

En algún rincón privilegiado de la memoria se encuentran agazapados con todo lo demás los mejores recuerdos.

Ha pasado demasiado tiempo, tanto como para entender y aceptar que no voy a ser capaz de olvidarte.


Existen algunos preciosos recuerdos que nunca serán contaminados de presente. Son todas esas sensaciones y sentimientos que me bullían en las entrañas.

Ese leve rubor que te incendiaba las mejillas.

El siempre eterno giro de tu alianza sobre la mesa.

Despertar respirando el mismo aire y destino e inaugurar días llenos de vida y de risas.

Entonces, parecía que el amor y la juventud iban a durar para siempre. En realidad a nadie le preocupaba la duración de nada, era una entrega total al momento.

Pero sobre todo echo de menos tu mirada oblicua llena de mar y salitre.

La visión de tus manos sujetando con delicadeza un buen libro abierto en canal.

Hoy te echo de menos. Sin dolor y sin rabia. Te echo de menos como si todavía no fuese cierto que he perdido la esperanza.



martes, 6 de abril de 2021

El cementerio y aledaños

Cielo límpido y puro de Abril.

Las virginales espigas se mecen en los campos. 

Vamos siguiendo la arboleda, camino del Camposanto.

Llegamos al reino de los trinos de los pájaros, del bullicio de los gatos por doquier y, sin embargo, cuanto silencio.

Nombres, imágenes, cifras y letras se repiten como una letanía, construyendo la paz más terrorífica.

Flores sobre las losas, en todos sus estadios.

Vamos de visita a nuestro fatal destino y no me sale una sola lágrima. Las lágrimas parecen haberse quedado disueltas para siempre, en esta puta química que sujeta mi mente.

Ese dolor sordo sin lágrimas que me lacera hacia dentro.

Necesito llorar, llorar a gritos, pues cuando despierto tengo una pesadilla que parece no tener fin.

No puedo avanzar, con estas ansias que me dominan.

Y sé que la solución posible sólo depende de mi, es un estado de mi mente.

Añoro cuando fui muy feliz, porque por un infinitesimal instante, acaricié la libertad con la punta de mis dedos.

Pero no voy a quedarme aquí sentada observando como la vida se me escurre entre los dedos.

Voy a ser lo que tenga que ser, pero siendo.

 Allá voy.


 La vida es lo único que nos queda,

es lo único que tenemos y hemos tenido siempre.