sábado, 22 de octubre de 2022

Puede ser

Creo que a duras penas logro reconciliarme con mi mente. Bueno, si acaso un poquito.

Cada día, cada vez, a cada tiempo, con menos ruido: eso sí. Pero todavía no es suficiente.

Muchas veces encuentro y he encontrado en el silencio muchas palabras, ensoñaciones propias de locura, gestos imaginarios y reales, sensaciones extraordinarias. Y hoy puedo afirmar que el silencio es mi compañero fiel que nunca me abandona. es como el demiurgo de Platón, mediando siempre entre el mundo sensible y el mundo de las ideas. El silencio es potencial puro, está lleno de todo lo que es posible ser real y ser realizado. También de imposibles.

Hoy, estoy todo el rato pensando en alguien nuevo, pero noto que ya no es lo mismo que cuando era joven. Y tampoco es lo mismo después de él. A veces pienso que lo nuevo nunca va a ser tan especial, sin entender que al pensar eso me estoy recortando las alas.

En otros momentos, pienso que todavía me queda por vivir un amor muy hermoso y cómplice como jamás fue.

Estaba hoy pensando en descubrir como es el sabor cuando se besan unos labios nuevos, llenos de sensaciones desconocidas, de colores, pero sobre todo de esperanza, esa esperanza que di por perdida hace ya demasiado tiempo. Pensaba en cómo será el olor de una piel curtida por la vida a golpes de espanto. Tan madura y, sin embargo, también nueva para mi, con mil rincones y secretos por encontrar.

Y estoy pensando todas esas cosas porque siento deseos de volver a enamorarme, volver a ese que es mi estado natural, crear junto a alguien de la nada miriadas de nuevos orgasmos.

Tolero el silencio, que de vez en cuando lleno de palabras escritas, pero ya no soporto la soledad, esta honda soledad que me agarrota el alma.