domingo, 26 de diciembre de 2021

 Voy a sumergirme en la inmensidad de tu mirada y sentir, desde tan preciosa atalaya, que el mundo es un lugar mejor contigo dentro.

Que los monstruos que dan más miedo, sólo son negros engendros del pensamiento.

"¿Y si paramos un momento y disfrutamos de la vida?"


" " El torero tuerto

viernes, 24 de diciembre de 2021

 Otra vida. Con todos sus matices. Con todo lo que conlleva en todos los planos de la vida.

Deseaba fervientemente otra vida. Tan a la desesperada, quizás, que todo saltó haciéndose añicos. Mil pedazos de sueños y realidad. 

Existe otra vida. Existe otro lado. 

Se encuentra un poquito más allá de la cara buena de la locura. 

Una vez  que has atravesado esa ficción, esa frontera, si logras regresar, todo lo que conoces aquí, en este lado, aunque estés viviendo otra vida,  se volverá insípido para siempre.

Es muy alto el peaje que se paga por cruzar la frontera que te conduce al otro lado. Se vuelve perdiendo algo importante. Puede que sea demasiado alto el precio, pero no se elige, sucede. Y ese precio supone la combustión de unas cuantas vidas de las siete, que dicen , tiene el gato.

Nunca serás la misma persona. Como el ave Fénix tendrás que resurgir de los restos de tu fuego.

Ese fuego que te abre y cierra las puertas del otro lado.

Más hay algo que permanece. 

Sístole, diástole, sístole, diástole...el reloj biológico avanza

Estás vivo. Dicen que la esperanza es verde. Yo creo que la esperanza es del color de cada latido. 

Algún día puede que me atreva a hablar del lado oscuro. 

Hoy no es ese día. Aún noto que me queda algún sueño por cumplir.

Que nunca nos falte la esperanza.

Elucubro, porque no quiero recordar el camino de vuelta a casa. 

Descansemos.

Mañana será otro día.

Habitemoslé.



lunes, 20 de diciembre de 2021

Buscando lo nuevo en lo viejo


Busco nuevos horizontes en los que descansar la mirada y tomar un  nuevo aliento.  Y me brotan de las manos acuarelas no exentas de cierta rudeza.


Necesitaba mancharme las manos de nuevo de color y señalar de pintura las uñas, y no precisamente con la delicadeza de una buena manicura.

Volver.

Empezar a despegar de nuevo haciendo o añadiendo algo nuevo a lo ya sabido, para que suceda algo distinto.

La luz dorada necesito sustituirla por el blanco, pero es que no había manera de abrir el bote de pintura blanca.

Paisajes con copos que caen, eso es lo que quería hacer o con el delicado prana que todo lo envuelve y es casi imperceptible, de hecho sólo se ve si miras con algo que va  más allá de los ojos.

Lo más importante es dejar de pensar todo el rato y meterse en otros mundos que van más allá de la mente, utilizar los sentidos para ello.

Estoy contenta.

Buenas noches
  



 

jueves, 2 de diciembre de 2021

Sueños

 Sueño contigo porque eres tú, y te encuentras en cada vértice del entramado de mi alma.

A veces, despierto en la madrugada, porque mi consciente se da cuenta de que te estoy soñando y quiere saborear la intensidad de tu ser en todos los planos de la realidad.

Y luego, me vuelvo a dormir y enlazo de nuevo con tu sueño, que es también mi sueño y te bendigo por hacerme feliz en mis noches.

Sueño contigo porque ahora no estás, pero en este preciado y precioso mundo onírico nuestro, tú me perteneces y yo te pertenezco, y hacemos el amor más hermoso jamás antes así creado.

Y es así, en sueños, que ocupas con tu luz la obscuridad de mis días.



 Vamos hacia el invierno

con el corazón helado,

y las manos rotas de luchar 

por la vida.


¿Dónde estará ese sueño que me estremecía el alma?


Ahora solo descanso, despierto sin esperar demasiado

Queriéndolo todo. De querer de verdad.


Hoy la incertidumbre me hace tener miedo

Y he llorado pensando en lo peor

Entendiendo  que mis pensamientos no son lo que está por  venir .

Querría solventar en un solo instante mis dudas 


No voy a perder el día torturándome, pues este día es lo único que tengo.

Hoy estamos vivos. Eso es lo que verdaderamente importa.

Voy al sol.

Continuamos.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Ya no procuro olvidarte

 Hace mucho tiempo que no te olvido.

Hubo una época en que pensé que me daría buena suerte olvidarte. Y así hice: te aparté de mi mente. 

Y todo parecía estar bien, fluían las cosas en cierta manera, sólo que el bienestar conseguido me sabía insulso, porque no eras tú él que me lo provocaba.

Así, tras este sencillo razonamiento, volví a recordarte.


viernes, 26 de noviembre de 2021

Ese misterio que no cabe en el olvido.

 Se me están olvidando todas esas cosas que nunca te dije. A veces era por que me daba miedo tu reacción al yo decirlas. Las más de las veces, lo que me daba miedo era la mía.

Así, presas del olvido serán como si nunca hubieran existido en mi mente. Con que facilidad se volatilizan los tesoros intangibles que nos ofrece la vida.

Cuantas tardes de viernes llenas de emoción y de risas, viernes de mejillas encendidas por el alcohol y el deseo.

Cuantas señales apenas perceptibles que eran rico alimento para el alma.

Sólo tú y yo, a veces perdidos entre la multitud, y nada más parecía ser necesario. 

Tú y yo gozando del tiempo lento.

El tiempo atroz hace que se me desdibuje tu rostro y se difumine tu voz entre todo este gran silencio que ahora nos separa.

Quizás algún día no lejano, vuelva a descubrirte entre las páginas de un precioso libro o en la hermosa y perfecta música que interpreta Jaroussky.

Mientras, el tiempo y el desengaño seguirán haciendo estragos en nuestro ser, más no quedará vacío que mi imaginación no llene con el bravo mar que refulge en tu interior.

Voy a darle tiempo al tiempo y al ansia de vivir en ti, calma.

Todo comenzó como un juego y terminó en mi locura, que destruyó las fronteras entre lo real y lo posible.

A hora, a salvo, te sigo añorando, aunque haya muerto en mi toda esperanza.

Tanto bullicio de vida y ahora todo se limita a mantener a salvo su sonrisa.

Y pienso, que después de todo, mi esencia se encuentra impregnada para siempre de tu esencia, ya que tuve la gran  fortuna de interseccionar contigo en esta vida.

Ahora sé que no se trata de dos rectas que se cruzan en el espacio sin llegar nunca a tocarse.

Se trata del misterio que me llenó de ti hasta el final de mis días.




martes, 16 de noviembre de 2021

50 veces

 Se enciende una simbólica vela más. Se apagan cientos de momentos que yacerán  discretos y escondidos en algún lugar de la memoria. Puede que algún día vuelvan a ver la luz en forma de recuerdos, pero ya no será lo mismo, ya que al volver (si es que vuelven) quedarán impregnados de las circunstancias del siempre nuevo ahora, afectados por las variables del momento en que renacen.

Hablando de recuerdos, recuerdo la sensación que sentí cuando mi padre cumplió sus 50 años. Recuerdo como astillas en el pecho, me daba lástima pensar en aquel número tan elevado, porque pensaba que ya estaba más allá del meridiano de sus días. Me parecía un vejestorio. Ahora que me toca a mi, solo atisbo a decir que no sé que ha pasado con el tiempo, mi tiempo, se me ha escurrido como arena entre las manos.

Ya no me reconozco cuando me pongo delante del espejo. Pienso que esto se acaba muy pronto, que da vértigo la cifra.

Nunca imaginé que a los 50, mi vida sería como es ahora, todo debería estar en calma y hecho. Sin embargo,  me encuentro con muchas cosas aún sin hacer, con miles de fragmentos pululando por ahí de mis sueños rotos, pero aunque la vida no me haya llevado por los lugares que yo soñaba con conquistar, me siento tremendamente afortunada porque me han sucedido cosas increíbles, por las que la vida merece la pena.

Mañana hace 14 años, desde que pude tomar en brazos por primera vez  a mi hijo prematuro, mientras se debatía entre la vida y la muerte. Hacía una semana que había nacido a las 27 semanas de gestación. Cuando la enfermera puso a mi hijo en mis brazos sólo  pude decir, que era el mejor regalo de cumpleaños que había recibido en mi vida.

Ahora, hoy, me sigo reafirmando en lo mismo. No habido ni habrá nada superior a esos instantes en que por fin pude ver su rostro amado.

Los milagros existen, suceden a cada instante, solo que la mayoría de las veces ocurren y nosotros estamos mirando hacia otra parte. Y es gracias a este saber de ellos, de su experiencia, de su existencia, que continuamos cuando parece que ya no podemos más.

A veces, se entrega el sol a la noche, incendiando el cielo. Y me parece increíble que me sea dado contemplar la infinitud de tanta belleza. 

Y desde el desierto de mi existencia, añoro el mar dorado de tus ojos. Y me parece un sueño haber sentido tanto amor desde las profundidades de su orilla.

Y desde que ocurrió ese abrazo no dado, reconozco que nunca podré desvelar el misterio de tu bendita presencia.

Y es que voy a hacer mañana 50 años y no será un día especial, será otro día más sin verte. 

Y ya no me duele tu ausencia, no, ya hace que cesó el duelo. Más la anestesia del recuerdo no me impide soñar contigo. 

Ahora sé que no voy a olvidarte, ya que habitas en el rincón más fragante de mi alma.












 

jueves, 11 de noviembre de 2021

Cosas que se piensan para no pensar

 Busco refugio en el dormir, para no pensar, ya que soy incapaz de digerir determinados pensamientos que me ahogan.

Necesito cambiar. Necesito exorcizar los miedos atávicos que en momentos clave me atrapan.

Y es que hoy la busco y no la encuentro, la alegría de vivir.

Tengo una pesada carga que me acompaña allá donde voy y que soy capaz de olvidar por completo en un mínimo  atisbo de belleza. "Beauty is a light in the hear" . Esa es la clase de belleza a la que me refiero, como no podía ser de otra manera. 

No entiendo como se puede sentir pesadez y vacío al mismo tiempo, ese vacío que me empeño en llenar con cosas que no debo. Como exceso de comida, por ejemplo.

Debo empezar a cuidarme de verdad en algún momento. El reloj avanza y el tiempo se acaba.

No me siento bien en algunos aspectos y, sin embargo, estoy mucho mejor. Meses atrás, la ansiedad matutina me incapacitaba para realizar casi cualquier cosa útil.

La vida sin ti me resulta insulsa y densa. Ya no hay fuego dentro de mi ser. Ahora me conformo con que lo más cotidiano y sencillo fluya sin demasiadas complicaciones. 

Los fármacos sofisticados que ingiero han amordazado mi fogosidad y deseo. Y creo que no puedo dejar de tomarlos, no me puedo permitir un segundo brote. Es lo peor que me ha pasado en la vida, que mi mente enfermase. Pero ahora no quiero hablar de esto.

Necesitaba llenar mi vacío con algo que no fuese dulzainas. Por eso me he acercado a este espacio.

Ayer mi hijo cumplió catorce años. Catorce años ya han pasado. Y a mi lo que más me gustaría del mundo es poder ofrecerle en mi rostro una sempiterna sonrisa, que me saliese de lo más hondo de mi alma.

¿Cómo se construye una sonrisa?

A veces, me creo muy evolucionada, pero aún no sé bien lo afortunada que soy y de todo lo que tengo. Falta en mi rostro la sonrisa del que siendo consciente de su suerte, es agradecido con la vida.

El otro día leí por ahí que todo lo que va delante de un pero, no es sino anestesia. Pues eso creo que me está pasando a mi con este escrito, mucho bla bla blá, pero lo que en el fondo me bulle y me preocupa es mi hijo, mi niño precioso.

Hay un tema que me inquieta mucho y no sé como puedo yo ayudarle. Siento muchas nauseas y es que hay cosas muy jodidas que ocurren que no se pueden digerir por mucho que uno se empeñe

Así es que a ver si se me ocurre algo, mientras me sigo anestesiando otro poquito.

De momento, parece que poco más se me ocurre.

Hace tiempo que no sueño con ojos de mar, así es que se me agotan los temas de anestesia.

Al menos estás tú al otro lado de estas letras y me reconforta sentir que no estoy sola. Siempre conmigo en los mejores y peores momentos.

 Muchas gracias.













miércoles, 27 de octubre de 2021

Espejismos

 Parece irreal. Bueno, ¿es que es irreal el subconsciente?

Ocurre que campas a tus anchas por mis sueños. Me despierto encontrándote dentro de algunos de mis sueños y no sé si alegrarme  o ponerme a llorar.

Así no voy a conseguir dejar de pensar en ti.

Porque no quiero pensar más en ti. Estoy harta de mirar un chat vacío y muerto, en el que una vez, hace mucho, me abrí en canal, dispuesta a vaciar mi alma. Total, ¿para qué?.

Me separan de ti toneladas de tiempo y millones de silencios en los que dejó de brotar la esperanza.

Tus facciones se desdibujan en un plano de la realidad y, sin embargo, cuando te sueño, en mi subconsciente permanecen intactas.

Gota a gota te vas desvaneciendo de mi mente.

¿Dónde están las cosquillas de mi alma?

Te recuerdo cada vez que te sueño. En los dedos alados de Einaudi. En una fina ironía que oigo, cogida al vuelo. En cada uno de mis viajes que nunca te supe contar. En los pizzicatos que semejan lluvia, en tantas cosas que dejaron de pertenecer al mundo de lo abstracto para convertirse en extensiones de tu ser.

Recuerdo. ¿Qué cosa es un recuerdo?

Tomaría un trago duro por todas esas cosas que me duelen y que no puedo cambiar y, a duras penas, aceptar. Aunque ahora sea otra y apenas quede nada de mi de esa que era en el pasado. Querría parar por un instante, sentir el fuego del licor en mi garganta, mientras siento aligerarse la pesada carga en mi mente.

Pero no, la realidad es la que es, conteniendo lo que fue, abrazando lo que será.

Querría poder contar las obras que hago. Pero por ahora, parece que me conformo con haber salido del abismo y tener vida para contarlo.

Me detengo en lo sencillo y me abstraigo en la belleza, el suave bálsamo que calma mi desazón y alimenta mi alma.

Hago más y digo menos. Y las sucintas palabras se parecen mucho a los actos.

¿Sabes? De ti sólo puedo hablar en pasado con una estela extraordinaria  del tiempo combustionado.

El único presente que me queda tuyo son los sueños, en los que, a veces, toco el cielo con el roce  correspondido de los dedos de mi mano en los de tu mano.

Y me despierto cubierta de dicha.

Y quisiera volver al lugar de los sueños, antes de ser rotos por la realidad, cuando son plenitud.

Y a veces consigo volver a ellos. Pero ya no es lo mismo con la mente emporcada  de realidad. Sino, al menos duermo.

Bendito instante gratificante el del sueño. Ahora que no me es posible llorar. 

Quizás recordar solo sea el espejismo de un sueño que se mezcla con los ingredientes del ahora. Y a veces sabe bien rico. 

Quizás solo somos recuerdos de recuerdos de vida y de sueños.


Bonsoir





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jueves, 30 de septiembre de 2021

Puntillismo

Voy caminando con los pies descalzos apoyando los calcáneos sobre los vértices del tiempo.


Soy consciente de mi desdicha y presa de mis pensamientos.

Cada mañana, se hace pesada la carga.

Más continuo y enlazo cada instante con el anterior. Y parece que se disipa la gravedad.

Avanzo, desde el abismo hacia la eternidad.

Voy dejando huellas indelebles de lo que soy.

La manera de ser es el arte del camino.

A veces, me sorprendo con un grito ahogado al entender que ya no estás y, es que te has ido esfumando poco a poco de mis recuerdos, de mi cotidianeidad, de mi presente. 

Eras mi loca obsesión. Mi dulce amor. 

Un imposible que, por un instante, rocé con la punta de mis dedos.

Más las letras se empeñan en traerte de vuelta una y otra vez...

Y no me pesa, al contrario, se me hace más liviana la carga mientras se forman las palabras que con insistencia esconden tu nombre. 

Aunque todo lo relativo a ti, es cada vez más en sfumato, excepto en los sueños, donde eres tan real...

¿Sabes? Son muchos ya, demasiados, los muy amados que se han ido para siempre. Y permanecen ocultos por mucho tiempo bajo la sombra de un recuerdo.

Quisiera sentir la brisa fresca de un recuerdo intenso, que me parta en dos, que me lleve a lo que fue. Muchas, demasiadas veces no puedo sentir nada. Me he resignado a existir sin mis presencias amadas que fallecieron. Necesito algo más que los recuerdos. Necesito sentir, pero sólo consigo sentir algo, cuando vengo a este espacio, el lugar de las palabras florecientes. Aquí se extingue mi soledad y me nace la esperanza de que quizás sea casi todo posible.

Doy gracias a que hace ya tiempo que no siento niebla en mi mente, pero no me reconozco en lo que soy, se ha extinguido parte de mi fuego. No es mejor ni peor. Supongo que esto es hacerte mayor, el tiempo de las renuncias, de las grandes pérdidas y el desengaño.

Y yo iba en mis sueños levitando a un palmo del suelo, apoyando los calcáneos en los vértices del tiempo. Y sentía todo. la ingravidez, la mezcla entre realidad y asombro.

Y ya no queda nada de mis sueños: están rotos, ya sólo me queda recuperar la esperanza.








 

viernes, 17 de septiembre de 2021

Buenos días

No hay ansiedad que se le resista a un buen lorazepam.

Ahora sí, buenos días.


Por la mañana

Necesito y quiero respirar con hondura el aire nuevo de la mañana. 

Y no puedo abrirme al mundo con estos jirones de pasado que me lastran y que invaden mi mente.

He de ocupar mis manos en hacendosos menesteres para poder desalojar poco a poco los inoportunos pensamientos.

Mientras tanto, me vengo un rato a este espacio de desahogo.

Y la respiración se va haciendo más profunda. Y comenzamos una vez más el día recogiendo los fragmentos de los sueños rotos.

Más continúo. Yo quiero vivir, pero no quiero vivir así, haciendo del pensar una tortura.

No consigo aceptar que he llegado hasta aquí por todo lo que he hecho. Por todo lo que soy. Lo mejor y lo peor.

Quisiera volver a la niñez en busca del paraíso perdido.

Luego de la niñez, a veces, hay aconteceres que te marcan aún más que la propia niñez.

Fui una niña feliz. Pero a mis casi 50 años no logro acostumbrarme aun a ser adulta. 

Y esque ahora no lo soy. Sólo soy una superviviente del naufragio. 




lunes, 13 de septiembre de 2021

De donde

El camino de donde miran mis ojos está lleno de pequeños fragmentos de ilusión y realidad y se dirige  hacia infinitesimales matices de belleza.

En mi camino se mezclan espacios y tiempos. El presente es el elemento transversal a esos fragmentos de pasado y futuro, de deseos y de recuerdos y los abraza como hilo a cuentas de collar.

Mis ojos se apartan poco a poco de esos enormes monstruos del pasado, que cada vez que acuden a mi mente me acojonan y turban mi paz. 

El paliativo a estos miedos atávicos es la búsqueda y hallazgo de la belleza en sus múltiples facetas y manifestaciones. Porque dicen que del amor, que también palía y mucho, es mejor no hablar.

A veces, mis ojos se pierden en la fascinación de otros ojos y muchas veces, anhelan el gran misterio que para mi supone tu mirar, que se me antoja profundo, bello y sensual.

No me gusta mirar lo burdo y abyecto, por eso no quiero detenerme jamás en ello, por más que insista el sistema en bombardear mi camino con ellos. También huyo de las personas y cosas tóxicas que me quitan o podrían quitarme la vida.

Avanzo a mi ritmo, con ese andar peripatético de los clásicos, mientras mis ojos miran a un tiempo y un espacio que todavía no existen, pero que a cada instante construyo, sea o no consciente de ello. Mi camino se va fraguando con pequeñas obras y acciones llenas de la mejor de las intenciones y en ocasiones con excelentes resultados. 

Muchas veces me pregunto quien soy y que hago aquí. Todavía no he encontrado respuesta a esa pregunta. Y muchas otras que transcienden el devenir humano. Pero aquí sigo, en la pelea, sin reconocerme en cada etapa que atravieso, pero amando profundamente la existencia.

Al cerrar los ojos conscientemente, despierta a veces la mente y crea y recrea nuestros sueños más preciados, los que son , fueron y serán. En mi camino éstos son los cimientos y motor de la vida. Muchos sueños son o a mi me parecen irrealizables, pero son un buen entretenimiento: imaginar lo que quieras sin las ataduras de la carne. Analizando un poquito, hurgando en sus entresijos, nos dan una valiosa información de cómo somos realmente.

Empezaba este escrito con una frase que hoy he leído y me ha tocado. Me parece una construcción de frase hermosa. 

Un pequeño regalo bello para una tarde que aspira a ser lluviosa y sueña con ser eterno verano. En realidad es la tarde que me está tocando vivir ahora y que yo puedo aderezar con toda suerte de acciones o inacciones. 

De donde y hacia donde miran mis ojos está hecho mi camino. Y he de decir que sólo se que es de muchas dimensiones.









sábado, 4 de septiembre de 2021

La felicidad son como chispitas de fuego efímeras, de un ser divino dentro de un ser mortal.

 Claro que hubo felicidad. Hubo mucha, hasta flotar a veces, en una nube de perfecto amor.

Hubo un tiempo feliz en que me refugiaba de mis miedos dentro de su cuerpo. Y se hacía la luz, cada vez más dulce , en cada uno de nuestros encuentros. Sin apenas palabras, sólo piel, sentir y sexo.

Me enamoraba poco a poco del vaivén de sus caderas desnudas. Las sentía como olas en aguas bravas. Otras veces como mar en calma.

A medida que aumentaba la frecuencia de nuestras citas, cuando dejaron de ser algo más o menos casual, comprendía que iba a perder un excelente amante para ganar un novio más o menos formal.

Al entenderlo sentí algo así como pena, pues la relación de noviazgo la asociaba yo como que estaría condenada a la rutina y a la larga al aburrimiento. No sé. Estaba descubriendo mi cuerpo a través de su cuerpo y sentía no necesitar nada más.

Pues sí, algo que terminó tan feo y con tanto dolor, había comenzado muy bonito. Y cuando se limpian los recuerdos de rencor, salen a relucir mágicos momentos, de esos que decimos que nos vamos a llevar por delante cuando nos muramos; en realidad, o más bien debiéramos decir que son esos recuerdos los que nos mantienen más o menos cuerdos en vida. Pues sí, porque las ganas de vivir y la alegría a veces desparecen. Y después, para volver, cualquier ayuda es poca, pero la ayuda fundamental es la interior, la que nos damos nosotros mismos. Después de mucha terapia, después de mucho hablar para analizar porque estamos así y no de otra manera, florecen algunos indicios que parecen indicar que te has vuelto a enganchar a la vida. Te vuelves a subir a la rueda y que sea lo que dios quiera.

Cuando se rompe un corazón por tantos lados es inevitable que se desajusten también los engranajes del alma. Es duro aceptarlo, pero algunos pedazos de corazón se ven tan afectados que los perdemos para siempre, pero seguimos adelante (cuando por fin podemos seguir) con la sensación de vivir mil vidas en un único cuerpo.

En algunas miradas, se puede vivir el mar. En otras obscuras, sentir la sensación cálida del suave terciopelo. Cada mirada transmite un mundo interior teñido con los suaves matices que el cuerpo otorga.

Y poco más se me ocurre por ahora, por aquí sacando a flote de mi mente todo lo que necesito para elevarme un poco de mi condición de mortal.














miércoles, 1 de septiembre de 2021

Cosas que se piensan a veces

 Quizás hay cosas que no se pueden olvidar, que no se olvidan. Son cosas que no se tienen presente. 

Por eso sobrevivimos al desastre, a los insultos,  a las mil y una omisiones. Sobrevivimos al dolor. A la infinita tristeza.

Sin saber cómo ni por qué, recuperamos la alegría de vivir, la concentración y la entrega en la lectura. Volvemos a escuchar con atención suma, viendo más allá de los gestos y de la piel.

Volvemos a callar. A emplear solo las palabras justas y necesarias. Limpiando un karma que se agotó en el exceso.

Un día quise ser mejor por ti. Y ahora que no estás y probablemente nunca más estés, seré. Seré  sin que sepas de mi. Sin que yo sepa de ti. Pero ya no me duele ese nunca más que es el vértigo de las palabras.

Muchas veces soñaba despierta en otra vida. Tanto me gustaba ese sueño inventado que quise poder hacerlo realidad. Pensé lo impensable, una nueva vida. Sin dolor de corazón, sin mentiras y sin lastres.

En el momento que fui consciente que ese sueño era posible, entendí que aborrecía mi realidad y ya no hubo marcha atrás, todo cambió. 

Mi ahora no es mi sueño, es otro sueño que estaba escondido en mi subconsciente, en el que hube de perderlo todo para empezar de cero.

Aunque nunca hay un cero absoluto, quizás empezase desde 0, 25 de regalo. 

La vida sin ti

 Quiero terminar con el absurdo pensamiento de que los aconteceres y las cosas, sin él, dejaron de tener sustancia y  sentido.

Qué veloz se ha hecho el tiempo tras su ausencia. Pienso en cifras, nueve años (por ejemplo) y siento el vértigo que transmite aquello que se extingue de manera meteórica.

Me parece, que sin sentir  amor, todo en mi se marchita.

Cuantas veces he acudido a este espacio virtual para convertir en palabra más o menos acertadas su recuerdo. Cuantas veces me ha servido para abstraerme de la pesada carga que porto en esta vida.

Cómo es posible que unos instantes de gracia, guardados con celo en mi pecho, sirven para recorrer por entero un abismo y contemplar desde lo más hondo  reverdecer la esperanza. 

Puede que tal vez la felicidad sean esas cosquillas en el alma que nos hace sentir el ser amado y que en tanto que sentidas y guardadas en tan precioso lugar, permanecen ahí para siempre. La felicidad es algo así como la toma de corriente que nos conecta con el mundo de lo eterno.

Sin memoria de recuerdos felices no somos nada. Somos un tránsito oscuro al que le es casi imposible esbozar una sonrisa.

¿Sabes cómo es mi vida sin ti?

Pues mi vida sin ti es ordenada e insulsa. Apenas me reconozco, puede que sea debido a que hace tiempo que renuncié a mirarme en los espejos. 

Mi vida sin ti dejó de ser hoguera para convertirse en sutil llama.

Mi vida sin ti es un transitar entre diferentes estratos de la existencia sin encontrar jamás ese mar inquieto y misterioso que se esconde dentro de tu mirada.

Mi vida sin ti ha sido una gran renuncia a poder construir una nueva vida, otra vida. No la de ahora, que si que es diferente a la de hace unos años, sino esa otra que hace sentir las entrañas llenas de emociones y recorrer universos tan sólo con un beso.

Quiero terminar con el absurdo pensamiento de que los aconteceres y las cosas, sin ti, dejaron de tener sustancia y  sentido.

He de volver a recrear el mundo de los sueños y dejar que vuele el alma.

Casi que es lo único que me queda.











viernes, 23 de julio de 2021

 De qué me sirve sentir tu cuerpo, si abandonaste mi alma.




 Te recuerdo como la luz de una estrella que se extingue poco a poco, pero que nunca se apaga dentro de mi alma.




 Voy a fijarme sólo en las cosas que se ven porque de verdad se sienten.




Cosas que veo porque se sienten

 Llega un momento en la vida en que ves las cosas como las ves, sin el filtrado del autoengaño. No es que las veas con una claridad prístina, pero si mucho más allá de los ojos y de los sentidos,  desde un lugar indeterminado de los adentros, que se encoge de asustado ante lo evidente. La mente abierta no lo niega, ni lo juzga, acompaña en el sentimiento, más bien lo deja fluir. El sentimiento es una mezcla de sensación de nausea y tristeza. 

Lo que veo estos días, es a una mujer, la mujer que más quiero: mi madre, que se está cansando o está ya muy cansada de luchar. Al estar con ella, lo que me transmite es una gran angustia e impotencia porque noto perfectamente como se escapa hacia ese invisible punto de fuga al que todos nos dirigimos sin retorno posible.

Su rostro al vernos, no manifiesta el menor atisbo de alegría o de reconocernos. Se ha tornado en un gesto duro de cansancio. Y se duerme, como si el sueño fuese el único consuelo que nos queda. 

Me dicen que puede que esté así por el calor, o porque no duerme bien o nada por las noches. Algo en mi interior me dice que es por algo que va más allá de todo esto. Y, a estas alturas, me creo.

Cómo saber lo que le ocurre realmente, si no puede hablarnos y no sabemos realmente cuanto abarca su entendimiento de las cosas.

El sueño, el a veces tan dichoso sueño, me arrebata su presencia, tomo su mano y la acompaño un rato mientras duerme. No me sale de dentro cantar canciones, ni contarle historias, ni decirle que todo va a ir bien. Impotencia. Me resigno y me siento impotente.

Necesito sacar todas estas sensaciones tan malas fuera de mi. Y cómo olvidarlas por un instante, si vivo en su casa y todo está impregnado de su esencia.

Necesito salir, gritar al universo entero que hay cosas que no debieran ver nuestros ojos, porque, a veces, son como un doloroso taladro que atraviesa el cuerpo hasta llegar dolorosamente al alma. 

Hay quienes dicen que estamos aquí, en este mundo, para aprender de toda experiencia que nos sucede.

La experiencia del dolor, me pregunto, ¿también hay que aprenderla? ¿Cuántas veces son suficientes?


Estoy triste. No me gusta el calor del verano, porque todo se hace denso como el mercurio.

Y cualquier actividad cotidiana se convierte en una auténtica odisea.

Estoy triste porque no puedo vivir tranquila con el dolor de ver a mi madre mal. 

No quiero vivir sólo de recuerdos.



Me perdí en el bosque, y tras mucho tiempo perdida, regresé conociendo cada uno de los secretos de su fronda y sabiendo que siempre hay otros bosques donde perderse, pero también laberintos donde encontrarse.


Y aquí espero, porque todavía siento algo de esperanza.




martes, 15 de junio de 2021

Semana 1

 Hoy me encuentro dormitando a cada rato, como lo hacen la gata Fénix y el perro Newton.

Así no puedo concentrarme en nada que no sea ejercer una labor doméstica. Estoy planteándome dejar de tomar los ansiolíticos para poder despejarme de esta modorra que me envuelve.

Aborrezco el calor, siempre lo he aborrecido porque me impide pensar con claridad. Aborrezco más aún el calor húmedo de los días nublados o con mucha calima, pues se pega todo a la piel sudorosa.

Ayer tenía cita con mi psiquiatra. Verifiqué (es la tercera vez que me atiende y al la de tres va la vencida) que no tengo ayuda alguna con ella. Me preguntó que qué tal estaba, le respondí que bien y me dijo que continuaba con el tratamiento y me formalizó una nueva cita para octubre. Para esto empleó aproximadamente dos minutos. Y en su caso no es porque tenga prisa debido a una gran agenda repleta de pacientes. Es porque ella es sucinta, supongo. Tengo que pedir sin más demora que me cambien de médico, no está la cosa para perder el tiempo con alguien que no me aporta nada.

Después estuve con Eloy, enfermero con el que hago terapia. Hablamos sobre muchas cosas que luego se convierten en herramientas útiles para gestionar mis emociones y mi ansiedad, sobre todo la muy puta ansiedad. En este sentido es fortuna poder charlar con él, es un profesional como la copa de un pino, de un pino chiquitito, vaya.

Estoy leyendo un libro de Juanjo Millás, se llama La vida a ratos. 

Se trata de una especie de diario, donde determinados días de la semana anota lo que el considera digno de ser anotado y me gusta: en los fragmentos también se encuentra la presencia del todo, por eso el libro aspira a ser novela.

Animada por su lectura (que aún no he concluido) se me ha ocurrido a mi hacer un experimento parecido que comienza con estas líneas de hoy.

Hoy me desperté de madrugada, estaba soñando con él. Era un sueño con tintes eróticos, de besos muy lentos y extraños, de la carne como protagonista en un amplio sentido.

Me he sorprendido porque no sé porqué pensaba que él ya estaba desalojado del subconsciente (del mío, vaya). Pues se ve que no. Y a nadie le amarga un dulce. 

Me costó volver a dormirme pero me daba igual no dormirme estaba tranquila y según mi sueño desahogada. En el sueño nada era más real que cuando volví a mi cuerpo.

Lo demás es un transcurrir de las horas empleadas en pequeñas cosas cotidianas.

Bueno, nada original se me ocurre. Así es que a más ver.






viernes, 11 de junio de 2021

 


A veces, los sentimientos de culpa del pasado llenan todo el espacio de la mente arruinando el presente, impidiendo disfrutar de nada. Esto debe de ser lo más parecido al infierno.




Elucubraciones sobre las horas muertas.

 A veces, los sentimientos de culpa del pasado llenan todo el espacio de la mente arruinando el presente, impidiendo disfrutar de nada. Esto debe de ser lo más parecido al infierno. Esto me decía a mi misma esta mañana.

Cuando el pensamiento se fija en la culpa, el día avanza denso y todo él se convierte en una larga espera, hasta que llega el sueño y la mente, por suerte, para. 

Hubo un tiempo sin objetivos en el que mi mayor deseo era que llegase la noche para irme a la cama a dormir. Allí, arropada hasta los ojos, por fin descansaba y mi cabeza mal dirigida, al desactivarse, dejaba de torturarme. Este tiempo que hubo, pasó dejando alguna que otra pena y nada de gloria, es el tiempo del que no tengo apenas recuerdos, el que se me escapó como agua entre las manos.

De ese tiempo, no tengo recuerdos de momentos brillantes, pero si evoco la sensación espantosa de esa etapa, la sensación  de que lo bueno que había en mi, se había volatilizado. 

Cuando por fin decido mirarme a los espejos, resulta que me entra pánico y al enfrentarme a alguno de ellos no me reconozco. El invierno vino a instalarse en mi una larga temporada .Vivía por inercia e intentando ir más allá por mi hijo: no me gustaría que me recordase como un ser sin pasión y sin alma.


No sé si algún día podré perdonar mis errores pasados que creo yo que son la causa de mi enfermedad.

No sé si algún día lograré alcanzar una paz duradera. Se bien que eso dependerá de mis acciones y de mi suerte.

Hoy he sentido por vez primera lo bien que sienta hacer las cosas bien, rectificar cuando aun estamos a tiempo, resolver una situación que de dejarla estar puede te lleve a un lío de tres pares de cojones.

Yo creo que maduramos cuando plenamente conscientes, nos sentimos responsables de nuestras acciones y de nuestro devenir, sin cargar  culpas a terceros e incluso a cuartos.

Somos un compendio de acciones y de como nos tomamos las circunstancias. No creo en el soy yo y mis circunstancias, a secas. Soy yo, consciente de mis acciones y yo en como me tomo y me adapto o no  a mis circunstancias.

Pero no he acudido a este lugar a filosofar, sino a desahogarme, como la mayoría de las veces.

Bueno, creo que ni siquiera el tormento dura eternamente, este cesa porque conseguimos apagar su combustión de alguna manera o por muerte natural.

Hasta aquí elucubraciones sobre las horas muertas.








martes, 8 de junio de 2021

Era él

 Es que era él.

Su porte elegante.

Su cara bonita.

Sus ojos de mar.

Su alma indómita.

Fue  a destiempo, mucho después de haber desaprovechado la ocasión.

En el momento que entendí, que estaba enamorada de él hasta la caña de los huesos,  fue como si saltase por los aires el tapón que ocultaba y sujetaba mis verdaderos sentimientos. Fue como si esa veladura que ocultaba la verdad se rasgara para siempre; entonces, el amor salía y me bullía a borbotones, como nunca antes otro amor fue en mi.

Y al entender esta verdad, todo mi universo establecido se desvanecía, y yo buscando mi libertad, labraba sin pretenderlo el camino hacia la soledad.

Era a destiempo y, sin embargo por un instante pensé que había una posibilidad de reciprocidad. Como no podía ser de otra manera me equivoqué. 

El salió de mi vida para siempre, dejó de contactarme y de responder a mis misivas.

Y yo me quedé sin llaves a las puertas del instante.

Después, poco a poco se ha ido desanclando de mi mente y por eso estoy siempre con la sensación de que me falta algo. Y en el fondo es que me falta, me falta mi dulce amor que una vez se detuvo en mi mirada.


 





La alegría de vivir

 ¿Cómo cuenta en una vida ese tiempo que se quedó exento de recuerdos?

De alguna manera tiene mucho peso su vacío.

Tantos momentos irrepetibles, delante de una hermosa ventana abierta al mundo, sin ver ni descubrir nada, sin sentir nada, sin aportar nada, sin tener fuerzas ni ganas siquiera para erosionar la superficie del instante.

Atendiendo sólo a lo más inmediato: establecer un mínimo orden en el hogar, limpiar, comer, dormir, así un día tras otro de encefalograma plano donde nada trascendió.

Viva, sí, actuando en el gran teatro de la vida, en el que mi lugar se ha visto relegado a un insignificante personaje secundario.

No busco el aplauso, ni el protagonismo. Necesito poco para ser feliz, con una sincera sonrisa sonrisa dibujada en el rostro amado me conformo.

Lo que quiero decir, es que no me salen las cuentas de los días vividos. Hay etapas, de ellas una en concreto, una etapa oscura de la que no tengo recuerdos ni capacidad de evocación de la misma, quizás porque mi cuerpo y mi mente iban literalmente a rastras de mi conciencia.

Días que fueron como una larga espera de un acontecimiento que jamás iba a suceder.

Sin embargo, algo tiraba de mi para poder continuar y no desaparecer para siempre en  uno de los pliegues de la ropa de mi cama. Em estos día perdí la capacidad para sentir y hacer muchas cosas (consecuencia de una medicación muy dura), pero no así la capacidad de amor, de sentirlo hasta lo más hondo de mis entrañas.

No quiero más páginas en blanco, si me vuelvo a perder en la espesura, preferiría la muerte.

Quería, probablemente decir que lo he pasado muy mal en ese universo vivido sin recuerdos, sólo tengo de esos años la sensación de angustia vital y desesperación, por no poder dar el ciento por cien de lo que soy.

Tenía muy poquito y así, poquito a poquito fui recuperando la alegría de vivir,

martes, 25 de mayo de 2021

 Mi corazón se desangra en este presente lleno de sueños rotos.

Y me paraliza la angustia. 

Y sé que no puedo parar siquiera un instante, la rueda sigue girando y no me voy a bajar del carro.

Aunque tengo los cimientos del futuro, fruto de las cenizas del pasado, debo seguir construyendo lo nuevo para no asfixiarme con el tiempo.

Esa será mi redención, la configuración de un orden nuevo en mi vida.

Cada amanecer es una oportunidad para construirlo.

Ya el día está bien entrado. Vamos, pues a ello.





domingo, 23 de mayo de 2021

 La espera, la larga espera

Que nada resuelve y todo se lleva.

La incertidumbre, el vaso vacío, el tiempo lento.

La mente descontrolada vuela hacia  lugares que dan vértigo. 

El pensamiento que atrapa impaciente al destino.

Hacer, para no ahogarme en un mar de dudas.

Construir, siempre construir, para buscar un infinitésimo orden al caos.

Buscar los lenguajes donde poder expresar la cara buena de la realidad.

Respirar los segundos densos y con dificultad, como si de partículas tóxicas se tratasen.

Los minutos que son horas muertas.

Pienso que todo lo mejor sea contigo.

Ahora miro, y veo una página en blanco más llena de palabras.

Quisiera poder emitir el grito ahogado de mi angustia.

Y que esta se disipase en forma de sonido..


Llega mi niño y todo se calma.





 


martes, 4 de mayo de 2021

Con ella, somos uno.

 Después de toda esta espera, una pequeña espera adicional, esta vez para guardar turno para los abrazos.

Y de repente, por fin cara a cara, toda esa modorra y tristeza en su rostro, que se veían tras el cristal parecen haber desaparecido. 

Y respiro lento, para observar sin perderme un solo detalle, de sus gestos y expresiones, de su silencio acompañando nuestras palabras y ademanes de alegría.

Ha sido muy larga la espera de esperar sin apenas esperanza, sin esperar nada, sin saber. Eso lo sabes a posteriori, cuando ves los estragos del tiempo en su rostro y también en los nuestros.

Y ella nos va observando uno a uno, perpleja, sin entender que es lo que ha pasado, porqué antes no, pero ahora sí, estamos con ella.

Y buscamos en el porche exterior del edificio, un lugar para dar rienda suelta a nuestra intimidad, moviéndonos como si de un único cuerpo se tratase.

Y yo no sé porqué soy así, pero todavía no me lo creo, no entiendo que podamos estar con ella, tocarla, cogerle sus manos, los besos todavía nos da reparo darlos sin mascarilla (como si se pudiese dar un beso o algo similar con mascarilla), en esta situación surrealista y extraña a la que nos somete la pandemia. Todo este tiempo de no poder estar juntos arrebatado a nuestra vida, ¿a dónde se fue a parar? Nada. A la nada más absoluta.

Y quisieras concentrar en un instante toda la intensidad vital y retener en la retina cada segundo, cada faceta de su rostro, de su cuerpo, como cuando se toma en brazos el hijo recién nacido, que quieres aprenderte amorosamente todo su ser de memoria. Su cara, su olor, las inflexiones del cuerpo...

Y te vas con una nota de alegría, hermosa y brillante, escondida en el pecho, rogando a dios y al universo que la protejan y guarden por mucho tiempo y dando gracias por este  regalo de la vida.






domingo, 2 de mayo de 2021

2 de mayo

 Recorro por enésima vez los lugares comunes en los que me siento protegida, a gusto. Pero hoy no siento consuelo en casi nada. A veces, la mente no quiere aceptar lo que el corazón sabe. 

Sentir esa mirada llena de ausencias y de tristeza, ver volatilizarse la fragilidad del momento en sus rasgos. No sé. Ella no está bien y yo tengo mucha preocupación y miedo. 

Estoy todo el día con la sensación de que me faltase algo. Y en verdad que sólo noto mi vacío en su mínima expresión, no quiero asomarme al borde del precipicio, pues es de vértigo la altura de las ausencias que ya se acumulan en mi vida.

Hoy no hemos podido verte, ni abrazarte y colmarte de besos. No importa el día que es y lo que se celebra (es una convención), importas tú y ahoga la incertidumbre de no saber cuánto tiempo nos queda. 

Sólo deseo que te recuperes y que entre todos podamos mudar la tristeza que ahora nos envuelve en brotes de alegría y esperanza.

No importa el día, importa tu vida, tu bienestar y tu alegría. 

Quiero que sepas que te quiero mucho. Y ojalá que dentro de ti, sintieses lo que transportan en su cuerpo estas palabras.




 Parecía que no sentía nada, pues de cara al exterior no manifestaba ningún sentimiento.

Pero te equivocas si piensas que no siento nada, te equivocas, estoy llorando por dentro. Con un dolor que se difunde y ocupa el espacio indeterminado del alma. Un dolor sordo que paraliza los miembros y agarrota los músculos y los nervios del rostro.

En raras ocasiones, se manifiestan las lágrimas. Cuando esto ocurre es como algo dentro de mi se desanudase y se abriera, liberando una infinitesimal parte de una pesada carga.


viernes, 30 de abril de 2021

Abrazos

 Pensé que ese momento nunca iba a llegar. Pero no, me equivoqué. Por fin hubo abrazo después de más de un año sin poder tener contacto con ella, con mi madre.

El encuentro con ella, fue un escudriñar cada infinitesimal parte de su ser. No supe o no pude entregarme a el abrazo plenamente. Estaba demasiado activa mi mente. 

El tiempo en ausencia de contacto directo, físico, ha hecho estragos en ella y quizás también en mi. Le noto un aura de tristeza que me cala hasta los huesos. Quizás sea el reflejo de mi propia tristeza. 

Poder coger su frágil mano, entre mis manos,   eso si que es un regalo precioso.

Cuanto la echo de menos. Cuanto miedo he pasado por toda esta situación, y por ella.

Ella sonreía, y mi hermana la colmaba de abrazos. Y yo sonreía, sin terminar de creérmelo, sin asimilar aún la nueva e inesperada situación.

Gracias vida por sorprenderme con cosas buenas.



martes, 27 de abril de 2021

Y quise ser mejor

Y quise ser mejor, por ti.
Aunque jamás estuviera entre tus brazos.

Quizás "mejor" no lo vea ahora como el adjetivo más adecuado. Es simplemente estar en otro grado de conciencia. Que quizás apunta más hacia arriba.

Y mudé toda mi vida. 
Y ahora sé que es doloroso mudar entera la piel.
Pero no sé bien si me gusta lo que veo en mi.
Aunque me haya ido curando el alma en las luces y las sombras de estos cielos de oro y grana.
Y haya recuperado ,a veces,  la esperanza en los verdes campos de cebada y trigo.
Paso a paso, fundiéndome en el paisaje más allá del horizonte. Liberándome de mi yo.
Observando, escuchando, olfateando el momento.

En este tránsito estoy luchando duro contra la enfermedad, que estuvo a punto de terminar con la fluidez de mi mente y de aniquilar mi espíritu recién despierto.

Ahora que han pasado mil años, si me encontrase contigo no sabría que decirte, porque ya sólo eres en mi el más hermoso recuerdo.

En mi mente han quedado como heridas descarnadas los pensamientos y vivencias que se encontraban más ocultos, y que ,por increíble que me parezca ahora, había olvidado. Capa a capa y dolorosamente, han ido encontrado su luz . De alguna manera he llegado a reconstruir el puzle desencajado que era mi vida.

¿Y ahora qué?

Ahora, como buenamente puedo, intento transformar la angustia vital que me genera la culpa en aceptación. Y es una tarea muy complicada, de hecho no sé ni como se hace. Lo único que se me ocurre es retirar la atención de los malos pensamientos, de los pensamientos con los que me torturo, acercándome a la belleza (cuando estoy sola) y al amor, cuando tengo la fortuna de estar acompañada.

No te juzgues, me decía un querido amigo. Eso intento, casi todo el rato.

Y quise ser mejor. Por tí.
 
Y llené de palabras y colores tu silencio.
Y me dije mil veces a mi misma pensando en ti: ¡oh, dios! ¿por qué me has abandonado?

Yo buscaba tu ayuda. Ahora entiendo que buscaba en el lugar equivocado.

Te perdí. 
Te perdí porque no supe cuidarte y porque no supe cuidarme yo sola.

He pasado mucho miedo, porque no sabía reconocer en mi día a día el amor. Estaba cegada por tu luz y no sabía mirar dentro. Ni al lado. Ni al vasto horizonte que cada día orla mis sentimientos.

Y quiero ser mejor por mis amores, que son un hermoso ramillete aquellos que habitan la región más dulce de mi alma.





















lunes, 26 de abril de 2021


Es hora de reconciliarse con la vida





 

Los ladrillos de la memoria

 ¿Para qué sirve un recuerdo sin sentimientos?

Un recuerdo sin sentimientos sólo son datos que se almacenan con su misterioso orden en la memoria.

Un recuerdo laureado con sentimientos es vida que se traslada más allá de la piel y del tiempo y permanece fragante.





domingo, 25 de abril de 2021

Del suelo al cielo

Necesito un poquito más de impulso para poder alcanzar el vuelo.

Esa tristeza que llevo enganchada al alma desde hace ya demasiado tiempo, parece que está presta a liberarse.

Sólo me queda un único paso y éste es hacia adelante.

Pues adelante, pues.


Yo sé que volverá

 Y sé que volverá el amor

Y nada será ya como es ahora.

Y los sueños se confundirán con las luces del día. 

Y los viejos recuerdos quedarán ordenados en los anaqueles de la memoria.

Y la primavera será dulce y liviana.

Y los ojalás serán hechos. 

Y me detendré en tu mirada, para que puedas ver cómo te quiero y entenderás lo mucho que te echo de menos, amor.

Domingo de San Marcos

 La lluvia cae de manera intermitente.

Las campanas de la iglesia repiquetean, llamando a misa de doce.

Marcos con un andar peripatético, apuntes en mano, estudia.

La gata duerme enroscada encima de un cojín de un sillón.

Y yo aquí, dispuesta a encontrar algunas palabras que rellenen huecos de mi vacío interior que siempre me acompaña.

Los días corren sin freno en el calendario y yo siento, a veces, que es la vida que se nos escapa de entre las manos como un puñado de arena fina de una playa de mar.

Hace algunos días, parece que la ansiedad y la angustia vital, se han aquietado. Y eso está muy bien porque no voy paralizada pensando todo el rato que es lo próximo que tengo que hacer. Sencillamente hago cosas.

Estaba, ahora, considerando que los recuerdos también se agotan, que la vida necesita seguir avanzando y proyectarse en nuevas vivencias, para ir reuniendo más ladrillos en la fortaleza de la memoria.

Ha dejado de llover. Echo de menos su repiqueteo en los tejados y algunas superficies. 

Hoy, por primera vez desde hace ya bastante tiempo, siento un poco de paz en mi interior y esta sensación ordena el resto de mis acciones.

Miro las redes sociales y los chats de mensajería: nada de particular. Me aburro.

Hace mucho, mucho tiempo que (casi) nada me conmueve. Yo le echo la culpa a la medicación que tomo, aunque a veces pienso que a lo mejor me he vuelto así después de todo lo sucedido, una mujer impasible.

Ahora que me siento más fuerte, necesito salir de este bucle que me he construido. Necesito recuperar la alegría y sentir, sobre todo sentir nuevas sensaciones, porque aunque muchas veces las llamemos igual, cada vez son distintas.

Cada día, cuando mi hijo vuelve del instituto, antes de comer me relata las cosas más significativas que han acontecido en su jornada estudiantil. Siempre me pide que le cuente que he hecho yo. Y yo, le contesto casi siempre lo mismo: cosas de la casa, compras y cocina. He reducido mi vida a la mínima expresión, y no me gusta. Voy a comenzar otra manera de vivir. Voy a poner cada día una pequeña tesela en el mosaico que compone mi sueño de ojos abiertos.

Soy una derrochona de tiempo, pues ahora mismo es lo que más tengo y no he sabido todavía invertir ese tiempo en hacer buenas obras y cosas de provecho. Salvo casos puntuales.

Fuera, como es también dentro, si sabes mirar una belleza vibrante y límpida se explaya en primavera.

El verdor de los campos salpicados de amapolas y muchas otras flores, los olores embriagadores de los árboles en flor, los cielos de atardecer y amanecer que colorean sus nubes en millones de matices.

El canto de miriadas de pájaros proclamando en su reino de aire su alegría y libertad.

Siento mucha incertidumbre, respecto a lo que va a pasar con la pandemia en los próximos meses. Mi vida social es nula, mis relaciones se reducen prácticamente a las salidas y encuentros con el clan familiar más cercano. 

Por cierto, ya se puede visitar a mi madre y sacarla a dar un paseo, y darle algún que otro achuchón y beso furtivo. Estoy deseando que llegue mañana para ver como reacciona.

Y bueno, así es en mi mente una mañana de domingo. 

Ahora toca arreglar un poco el cuerpo, pues veo que nada original se me ocurre. 












viernes, 23 de abril de 2021

 Pongo al frente mi soledad y detrás de ella se encuentra siempre tu mirada. Yo la noto, y por un instante la soledad desaparece. 

Hay cosas que nunca voy a entender, pero pese a todas mis lagunas y carencias, me considero una persona bastante afortunada, ya que en medio de un mundo de sombras, encuentro en tí una luz clara que, de alguna manera, me guía y me acompaña.




 Juntos, creamos un pequeño universo extraño, compuesto de sutiles gestos, de miradas que eran caricias del alma, de palabras, música y risas.

No es que no pueda olvidarte, es que no quiero olvidarte. Eso es lo que me dice mi mente cuando escucha a mi corazón.

 Estás en el punto exacto donde pones tu atención ahora.




Y cuando menos lo esperes, volverán los besos.

Y sentirás de nuevo en ellos, esplendorosas alas.








jueves, 22 de abril de 2021

Madre

 No sabría descifrar el misterio que se esconde detrás de su mirada.

Y no comprendo que palabras se encuentran atrapadas sin orden ni concierto en su forzoso silencio.

Cuando vamos a visitarla, al contemplarla tras el cristal, no sabría dislucidar si éste nos separa más que nos une. En cada una de sus caras se refleja un universo diferente. De un lado se proyecta el mundo exterior, donde los elementos matizan y acompañan los días. Del otro, vemos el lugar donde se cuidan a los mayores, huérfanos ahora de contacto físico por parte de sus familias y amigos.

Ha pasado ya más de un año sin que  puedan salir a la calle, sin poder sentir como la vida cobra sentido rodeada de su abrazo, sin poder disfrutar de sus besos o de la más nimia caricia. A veces me da la impresión de que el alma, privada de todo contacto físico, se va quedando reseca. 

Me pregunto cómo serán sus días.  Cómo serán sus pensamientos y su manera de sentir.

A veces pienso que no nos reconoce, que se ha olvidado de nosotros.

Otras veces pienso que está enfadada porque no entiende bien todo esto que está sucediendo y debe de pensar que la hemos abandonado a su suerte.

No sé. Es mejor no pensar. 

Lo importante es que nosotros sí la reconocemos y sabemos que es nuestra madre. Y hay una necesidad de grabar en nuestra retina cada instante a través del cristal (lo que nos queda ahora), de verla esquivando reflejos, de escudriñar en su rostro y en su porte como se encuentra. 

 Me invaden la angustia y la impotencia cuando pienso que no sabemos cuanto tiempo más tendremos que estar así, viéndonos tras el cristal.

Hay quien se empeña en decirnos que eso no es vida (la vida de mi madre), y cuando lo oigo contengo mi rabia y pienso que esa persona dice eso porque no ha entendido nada de la vida y de la multiplicidad de sus manifestaciones. Esos que no saben que sentir su risa tras el cristal merece cada segundo de mi existencia.







 Encontré el infinito en sus ojos de mar.




 Desde su silencio, mis palabras se componen de todas esas cosas que nunca le dije.




martes, 20 de abril de 2021

Otra vida

 Yo tenía siempre un sueño de ojos bien abiertos. Me gustaba  recrearlo cada noche de cada día. Después de hacer repaso mental de lo acontecido en la jornada,  me quedaba dormida y accedía al mundo de los sueños de ojos cerrados, esos otros sueños que quizás sólo de diferencian de los primeros en que suceden en ese extraño lugar que convenimos en llamar subconsciente. No sé. Nunca se sabe.

Ya no sueño con los ojos abiertos. Y desde que esto es así la vida se ha vuelto más áspera e insulsa.

Por ello, creo, todos los días se repiten con una monotonía exasperante, despojados de sueños de ojos abiertos y de amores imaginarios.

Pero yo quiero volver a soñar, sentir el vértigo de una mano soñada que se acerca peligrosamente para dibujar un instante de realidad. 

Siempre me gustó vivir en el límite de un mundo dual, inventar lo posible para aderezar las muchas veces sin substancia vida esta.

Yo tengo los esbozos de un sueño de ojos abiertos. 

Ya no hago repaso de lo que hecho al cabo del día. Otro día más que se me ha escurrido sin impregnarse de mi verdadera esencia. Otro día más sin verle. Otro día más que el sueño de ojos cerrados me lleva sin construir mi sueño de ojos abiertos.

Esta noche volveré a intentarlo. 

Reuniré los fragmentos de mis sueños rotos y comenzaré otra vida.











domingo, 11 de abril de 2021

Sin dolor y sin rabia

 Si pudiese expresar con palabras lo que siento, éstas serían el más precioso bálsamo con que anestesiarme la vida.


Tú ordenas mis vacíos, mis recuerdos y mi tiempo.

Aunque ya no sé vivir la vida como si sólo fuese a durar un instante, y hubiese de beberla de un solo trago.

Ya no sé vivir la vida como si la mayor ficción de la misma fuese el tiempo.

En algún rincón privilegiado de la memoria se encuentran agazapados con todo lo demás los mejores recuerdos.

Ha pasado demasiado tiempo, tanto como para entender y aceptar que no voy a ser capaz de olvidarte.


Existen algunos preciosos recuerdos que nunca serán contaminados de presente. Son todas esas sensaciones y sentimientos que me bullían en las entrañas.

Ese leve rubor que te incendiaba las mejillas.

El siempre eterno giro de tu alianza sobre la mesa.

Despertar respirando el mismo aire y destino e inaugurar días llenos de vida y de risas.

Entonces, parecía que el amor y la juventud iban a durar para siempre. En realidad a nadie le preocupaba la duración de nada, era una entrega total al momento.

Pero sobre todo echo de menos tu mirada oblicua llena de mar y salitre.

La visión de tus manos sujetando con delicadeza un buen libro abierto en canal.

Hoy te echo de menos. Sin dolor y sin rabia. Te echo de menos como si todavía no fuese cierto que he perdido la esperanza.



martes, 6 de abril de 2021

El cementerio y aledaños

Cielo límpido y puro de Abril.

Las virginales espigas se mecen en los campos. 

Vamos siguiendo la arboleda, camino del Camposanto.

Llegamos al reino de los trinos de los pájaros, del bullicio de los gatos por doquier y, sin embargo, cuanto silencio.

Nombres, imágenes, cifras y letras se repiten como una letanía, construyendo la paz más terrorífica.

Flores sobre las losas, en todos sus estadios.

Vamos de visita a nuestro fatal destino y no me sale una sola lágrima. Las lágrimas parecen haberse quedado disueltas para siempre, en esta puta química que sujeta mi mente.

Ese dolor sordo sin lágrimas que me lacera hacia dentro.

Necesito llorar, llorar a gritos, pues cuando despierto tengo una pesadilla que parece no tener fin.

No puedo avanzar, con estas ansias que me dominan.

Y sé que la solución posible sólo depende de mi, es un estado de mi mente.

Añoro cuando fui muy feliz, porque por un infinitesimal instante, acaricié la libertad con la punta de mis dedos.

Pero no voy a quedarme aquí sentada observando como la vida se me escurre entre los dedos.

Voy a ser lo que tenga que ser, pero siendo.

 Allá voy.


 La vida es lo único que nos queda,

es lo único que tenemos y hemos tenido siempre.





sábado, 27 de marzo de 2021

 Algún día no muy lejano mis fuerzas serán mayores que mis miedos y entonces ya nada podrá pararme.



Paroles

 Siento y sé que ya es demasiado tarde para seguir esperando sus palabras, esas que una vez llenaron todo mi pecho de amor.

Me entretengo en el recuerdo y echo de menos la fugacidad de unos tiempos amables, llenos de despreocupación, diversión y fantasía. Un delicioso laissez faire donde se disolvía y extinguía la lógica del tiempo.

Ahora, observo en el recuerdo tantos matices y detalles hermosos y he de reconocer que soy una persona afortunada. Afortunada por haber podido vivir tantas situaciones vitales enriquecedoras.

Ahora puede que ya no sea esa persona jovial y rochera que no se perdía ni una fiesta, pero siento que aquel camino era necesario para poder sobrellevar a través de los recuerdos la aridez del presente.

He aprendido a vivir en la renuncia y aunque por las mañanas me aflora la tristeza a través de la mirada, siempre encuentro un motivo para quedarme y seguir peleando en el ring de los mortales. Lo encuentro al despertarse, mientras va caminando hacia el desayuno encogidito, algo así como desprotegido, como cuando te han arrojado del más dulce edén de los sueños.

Revivo en cada uno de sus gestos y sus reflexiones, de sus silencios, de sus ocurrencias y acciones. 

Digo sin temor, aunque quizá no debería ser así, que decido vivir cada día, engancharme a la rueda de la fortuna, movida por el amor que emana su presencia y su ser entero.

Soy una madre afortunada, pues tengo el mejor hijo del mundo para mi, para que lo cuide y algún día vuele seguro muy lejos con esplendorosas alas.

No entiendo la vida sin su amor. Porque le da todo el sentido cuando éste (por el duro devenir cotidiano) se va escapando por los rincones.

Los hijos son un regalo del cielo en la tierra y están aquí por misteriosos motivos que desconocemos, aunque los sentimos y desarrollamos como amor pleno.

Pero se me está yendo de madre el escrito, pues yo comenzaba acordándome de mi amigo que decidió desaparecer para mi del mapa. Y me preguntaba que qué haría si de repente apareciera queriendo saber de mi. Es tentador el asunto. Pero es que ahora mismo estoy tranquilica en muchos aspectos y la verdad es que no quiero nada. Creo que le respondería con silencio, ese del que tanto he aprendido en estos años de ausencia.







domingo, 21 de marzo de 2021

Dentro. Sin posibilidad de entrar. Sin poder salir fuera.

 Siento una tristeza infinita en tu mirada que atraviesa el cristal que nos separa.

Madre, los días deben de hacerse eternos sin un beso, un abrazo, una caricia que calienten tu alma.

En los breves instantes que duran nuestras visitas, mi mente se llena de sensaciones encontradas. 

Por una parte la alegría de sentirte viva, fuerte y sobrepasando la adversidad. Por otra,  en el fondo, muy adentro, me llega toda esa tristeza que emanas y siento una gran impotencia porque no puedes atravesar el vidrio y venirte afuera, donde el sol más brilla. 

Es muy doloroso no poder ni siquiera tocarte, no saber cuando llegará el día en que nos podamos fundir en un abrazo.

Madre, yo no sé hasta que punto comprendes todo lo que ha pasado, porqué vamos a visitarte como bandidas enmascaradas. A veces, pienso que no nos conoces, pienso que a lo peor crees que te hemos abandonado como ya ni siquiera te rozamos.

Madre, yo no quiero que estés triste. No me importa que no me conozcas, cada una de tus células forman parte de mi ser y eso es más importante que la memoria que tenemos en la mente.

Esta tarde decía tu hijo que necesitas el contacto físico tanto como el comer. Cómo le explicas eso a esos señores que hacen las normativas que nos impiden encontrarnos en cuerpo y alma.

Madre ojalá puedas sentir pronto  lo mucho que te queremos, eres  un ejemplo de fortaleza que se crece ante la adversidad. Eres mi balcón al mundo y creo que el fulgor verde de tus ojos es el mejor camino hacia la esperanza.







domingo, 31 de enero de 2021

sábado, 30 de enero de 2021

 Los días pasaban al ritmo pausado de su belleza.

Ahora su ausencia es el grito ahogado de mi silencio.




Pluma de ángel



Creí por un segundo haber rozado el cielo. 

Más luego entendí que sólo era el reflejo alado de su alma.





martes, 26 de enero de 2021

 A veces todo parece un laberinto sin salida.

Más no dejes que tu mente ahonde más  las heridas.

Para y regresa al tiempo que puedes vivir sin él.

lunes, 25 de enero de 2021

Invencibles


* Sin dolor Somos invencibles.

Anestesiando recuerdos,

Recomponiéndose el alma.


Entregarse en cuerpo y alma

A la voracidad del momento

Hasta que vuelve la calma.


Siento que la vida es un misterio

Que se esconde muy adentro, en tu mirada

Y resurge en el bosque de tu risa.













*Oración de G. Giner




domingo, 24 de enero de 2021

Elucubrando un rato

 ¿Dónde se encuentra todo ese tiempo que no quisiste o no pudiste recordar? 

¿Será ese el tiempo perdido?

¿Cómo se neutraliza y se quita el dolor de determinados recuerdos?

Hay recuerdos que cuando vienen a la mente es mejor neutralizarlos o mirar hacia otro lado para que no contaminen el tiempo presente.

Me preocupa mi relación con el miedo, con los miedos y con los recuerdos que se encuentran impregnados de mucho dolor, por que con mis muchos años todavía no sé muy bien como gestionarlos. Los muchos años per se no son garantía de nada.

Son muy complejos los mecanismos que utiliza la mente para ocultar lo realmente importante y que no sabemos por donde meterle mano. 

Dicen que cuando se siente un dolor físico muy grande hay personas que se provocan heridas o fracturas para que la atención del dolor grande se desvíe, por un rato, hacia un dolor más pequeño y, por tanto más fácil de llevar.

Así la mente oculta a veces, con preocupaciones menores e inmediatas las verdaderas causas de nuestro sufrimiento. Por propia experiencia sé que cuando la luz entra en el subconsciente y, por fin, descubres (llevas a consciente) la causa principal de tu congoja y angustia vital, entiendes muchas cosas de tu comportamiento. Le das importancia a cosas menores para no tener que asimilar lo principal. Pero cuando descubres tus demonios, ocurre que estos se manifiestan con un gran dolor, porque son erradas acciones que ya no puedes cambiar y que han condicionado toda tu existencia, desde tu manera de ser hasta las enfermedades que acontecen en tu cuerpo. Entiendes que tú también eres eso y no queda más remedio que aceptar que tienes que seguir adelante con todos tus monstruos y sus horribles heridas.

Cada día es una lucha por mantenerse en la mejor versión posible de uno mismo, siendo capaces de aceptar todos nuestros monstruos, todas nuestras carencias, nuestras  pérdidas y nuestras ausencias. 

Gracias a dios existen bálsamos preciosos que nos curan del espanto. Gracias al cielo existen el amor y la belleza. 

Sé que siempre he pecado de hablar en abstracto, en términos generales, poniendo pocos ejemplos. Siempre he pensado que mis miserias no le importan a nadie. Además, cada cual tiene las suyas propias.

Me ocurre una cosa y es que me suena cursi y extraño cuando se dice que ha llegado la hora de mimarse, de quererse uno mismo, de todas esas cosas por el estilo que se leen y se dicen.

Será que yo me veo mejor a través de los demás.

Lo de cuidarse lo estoy empezando a comprender ahora y además lo necesito porque lo de tanto hacer lo que me da la gana en determinados temas, se me ha ido de madre.

Empezaba a escribir hablando de los recuerdos. Y es que cada vez estoy más convencida que eso que llamamos "yo" se compone de los recuerdos habidos, recuerdos en tránsito y recuerdos por haber.

Cuando por fin recordé aquellas cosas que había enterrado en mi subconsciente y que creía olvidadas, entendí porqué tengo la sensación de haber perdido el tiempo hundida en la prosa vil (que diría Manolo García). Hice cosas muy mal, pero lo peor es que me han hecho mucho mal. En el día de hoy me siento otra persona completamente distinta. Me digo muchas veces a mi misma, cuando recuerdo, que no sé en que coño estaba pensando para actuar así.

Soy otra persona distinta que ni siquiera habita en el mismo cuerpo de entonces, ahora más envejecido y grueso. Por eso hablaba de los recuerdos. Soy una continuidad de recuerdos. Porque  las acciones, los sueños, los deseos, las sensaciones y los sentimientos se convierten en recuerdos según se manifiestan.


Bueno, aquí he estado elucubrando un ratico. Ese rato en que que justo, vaciando algo de mi interior,  me olvido "casi" totalmente de mi.


Y aquí sigo. 

Ah, se me olvidaba, no hay ninguna fórmula universal para aliviar el dolor del alma. Ese dolor que nos acontece se sobrelleva viviendo cada instante y, aportando. Anestesiando los recuerdos con un buen vino, una buena película, con la contemplación de la belleza, con el descubrimiento en lo cotidiano de los brazos del amor. Y, por supuesto, lo que más libera del mundo es el abandono de un orgasmo. 


Y ahora me voy. 


Hasta otro rato. 

 





Acerca del infierno

 El infierno se compone de todas esas cosas que no es capaz de confesarse uno a si mismo.

Se ubica dentro del denso silencio de un grito ahogado por la estupefacción.

Se entrevera con todas las capas que son el sedimento del subconsciente.

Y deja huellas indelebles en el rostro, pero sobretodo en el fondo de la mirada.

Esa mirada amada que hoy está triste, perdida en su soledad, soledad manifiesta entre tanta gente.

Y al verla mis ojos, hace mella en el interior de mi alma, que querría grabar cada instante vivido, con un poquito de dulzura.

El dolor, como cualquier sentimiento, no se puede entender y ,sin embargo, se piensa con cada poro de la piel. 

Parece como si ,de alguna manera, uno pudiese ser o sentirse algo responsable de esa tristeza. Y vuelve por un instante el sentimiento de culpa, yo hice cosas malas y dejé de hacer cosas que a lo mejor eran precisas. Ese sentimiento de tristeza de la mirada de mi madre, de seguro está alejado de mis pensamientos, pero parece que una "parte" tiene relación con el todo.

No sé. El hecho es que nada sé. Lo que se presiente es un pedacito de infierno en cada esquina, al acecho, sin descanso.

Para qué pensar si no puede cambiarse el pasado y apenas digerirse. La vida es un banquete en el que muchos alimentos son dañinos y nuestra ignorancia de los mismos y el deseo de probar lo desconocido nos lleva a enfermarnos.

El infierno está estructurado con todo aquello que no podemos perdonarnos ni perdonar.

El infierno son los malos pensamientos gobernándolo todo.

Pero, he descubierto que el pensamiento también se cura y lo malo se neutraliza a través del perdón.

No hay felicidad sin perdón de los "infernales" actos.

El infierno es una vida sin el verdadero amor. 

Y afuera llueve y me siento presa dentro de mi mente. Y la ansiedad se quiere apoderar de mi cuerpo. Y pienso en sus ojos tristes que me llevan a mi propia tristeza. Y me digo por vez primera que yo castré mi espíritu creativo porque me dominaba el miedo.

El miedo es la antesala del puto infierno.

Y afuera llueve y hace frío. Pero mi gata presiente mi angustia y se acomoda una y mil veces en mi regazo. Porque presiente mi tristeza y mi soledad. Y es generosa, y derrama su calor en mi ser. Para que no nos sintamos solas y notemos ese hilo invisible que nos une, que es la vida.

La lluvia de invierno, no me gusta. 

La casa está vacía y sus ruidos añejos me asustan, a veces, un poco.

Vuelvo al refugio de las palabras, mientras confío en que llegue pronto la primavera  y me cure de este invierno.



miércoles, 20 de enero de 2021

Rosa

 Hoy es tu cumpleaños. Te deseo, allá donde estés, muchas felicidades.

Por aquí te echamos mucho de menos. Pero se te siente hondo, de alguna manera, desde ese lugar invisible del corazón donde habitarás para siempre.

A veces, cuando sueño contigo, me parece que el sueño es la realidad y al despertar, si recuerdo tu sueño, se me enciende una sonrisa en el rostro, por haber estado contigo al menos en sueños, pero con un fondo profundo de tristeza, sin entender (como si hubiese algo que entender) porqué tuviste que marcharte tan pronto.

Recuerdo perfectamente cuando te conocí, fuiste la primera persona que conocí en la escuela (o al menos eres la primera que recuerdo). Ibas maquillada, vestida y perfumada como si fueses una princesa. Emanaba luz de tu rostro, lleno de alegría y de belleza. Te pregunté donde estaba no se qué aula. Luego resultó que teníamos horarios coincidentes en la mayoría de las asignaturas, desde ese día que se cruzaron nuestros caminos, nos hicimos inseparables.

Qué duros esos años de carrera, ¿verdad?

Tantas noches en vela haciendo trabajos y tanto tiempo compartido.

Estuvimos muchos años sin mantener contacto, pero cuando los sentimientos son verdaderos no hay tiempo que pueda borrarlos.

Después de muchos años nos reencontramos en una feria de construcción. Coincidía con que hacía poco tiempo, también, en que Raquel había reaparecido en mi vida. Al poco nos contactamos los cinco y así de manera intermitente hemos ido quedando y escribiéndonos.

Qué bien lo pasamos juntos, compañeros de penurias en la carrera y también de quedadas y salidas muy divertidas.

Hoy no me siento con ánimo de escribir muchas más líneas. 

Sólo decirte que me parece mentira que no vayamos a vernos por aquí ya nunca más. 

Nunca más son juntas las palabras más terribles que existen. Desafortunadamente la mayoría de los nunca más son totalmente involuntarios.


Espero que allá donde estés, hayas alcanzado la paz y el amor pleno.

Un fuerte abrazo para tu familia, en este día tan señalado.









martes, 19 de enero de 2021

Nunca mais

 Y llegó un momento en el que, aquello que había sido el centro de mi universo entero, dejó de doler.

No era por la mediación del tiempo, que dicen que todo lo cura, era haber alcanzado ese "nunca más" (resonando dentro) que parecía imposible que fuera a suceder.

Y se fueron una a una las secuelas de la ausencia.

Ni siquiera quedaron como costumbre esas letras malparidas enviadas como mensaje el día de nochevieja.

¿Qué sentido tenían? ¿Para qué endilgar unas frases más o menos históricas, o propias y más o menos meditadas, si el resto del año vivíamos sin saber absolutamente nada de la existencia del otro?

Este año, por vez primera, notaba un gran alivio al no encontrar un mensaje con sus palabras en mi teléfono. 

Esas letras eran como aventurarse a "leer" los posos de un café que tomé sin estar  en su presencia.

He dejado de apegarme a la sombra de su fantasma, a un ideal, a una vía de escape que se había convertido en mi prisión.

Necesito saber como soy yo desde mi interior vacío. Comprender que hay que sentirlo muy hondo para poder llenarlo de cosas nuevas muy hermosas.

Permanecen los recuerdos, las sensaciones y los sentimientos. Pero cada cual en su justa medida.

Abandoné una vida porque quería y necesitaba ser mejor. Me fui con ligero equipaje y con la certeza de que nunca más volvería a verle, pero sin aceptar en absoluto que llegaría el día que fuese así. 

Podría decirse que retorné a mis orígenes sedienta de besos y abrazos, o aunque sólo fuera un chupito de amor. Y con la obsesión por él a cuestas, enganchada a mi espalda como pesada carga que me había auto-impuesto.

Y empecé a soltar todo el amor que tenía estancado en mis adentros. Yo creía estar enamorada, pero esto era otra cosa. 

Pero hoy no quiero ni necesito hablar de amor.

Gracias a las personas que me han ayudado incondicionalmente a salir a flote, pude entender la diferencia entre enamoramiento y obsesión. 

Los verdaderos habitantes del corazón son los que hacen que arda cada día la misteriosa llama sagrada que todos llevamos dentro.

Como diría Manolo García, a veces se enciende y a veces se apaga. Creo que cuando la llama se apaga uno se encuentra en los aledaños de la muerte. 

A mi "casi" se me apagó, entonces supe lo que es encontrarse en un verdadero infierno. 

Perdí las riendas de mi mente. Y sin funcionar bien la mente el cuerpo no es sino una pesada carga.

Ahora todo esto pasó. Todo pasa pues nadie ha venido a este mundo a quedarse. Con nada y con nadie.

Ahora cada vez que siento frío, me imagino las flores y la luz de la primavera. La primera verdad cuando eclosiona en el mundo y lo hace siempre sin medida.

Ahora no reconozco ni mi voz. Puede que bajo la vieja piel añeja haya algo de continuidad y sea eso que llamamos yo y que decimos mío.

Ahora es el momento de agradecer cada día, cada cosa que nos regala la vida y centrarnos en los que nos cuidan y nos quieren. Y empezar a cuidarlos y a cuidarnos. Los mejores cuidados empiezan por ir dejando atrás uno a uno los miedos. Pues no es otra cosa sino miedo lo que nos aleja del amor y la verdad.

Por el miedo a perderle perdí lo conseguido. Pero lo conseguido no estaba bien construido. Cada día es una oportunidad para moldear la "pasta asciutta" de la vida.

Fuimos hechos para dar continuidad a la creación, de alguna manera todos somos co-creadores en un amplio sentido. Y sin embargo, la mayor parte del tiempo la solemos pasar imitando y repitiendo patrones pre-establecidos.

Hoy quiero salir de mi ensimismamiento, que me hace repetir una y otra vez lo mismo. Lo escribo para creérmelo y hacerlo.

Ahora es el momento.

Y queda mucho por hacer.  







 A más ver.













domingo, 17 de enero de 2021

A veces

 A veces, cuando lo das todo por perdido, cuando dejas de oponer resistencia a algo que no puedes cambiar, sin saber muy bien el porqué, renacen de repente briznillas verdes de esperanza.

Leía esta mañana:

"Cuando tengas que elegir entre dos caminos, preguntaté cual de ellos tiene corazón. Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca".

Y resulta que justo ahora, llevo unos días inmersa en un mar de dudas, respeto de una custión importante de mi vida que no deja de ser el trazo de un camino que tenía que tomar.

Conforme he leído el texto, me ha llegado. El caso es que me lo he creído y así, según el dictado del corazón, he obrado.

Y ha ocurrido que en algo que ya me parecía irreconciliable, perdido desde hace mucho tiempo, he podido llegar a un punto intermedio, a un acuerdo. Sorprendentemente el camino que he tomado me ha aportado, en principio, algo de paz. Mejor no seamos tan optimistas, más bien una tregua.

Mentiría si dijera que estoy contenta por haber llegado a ese punto, lo que realmente siento es un poquito más de equilibrio dentro  de mi.

Esto, para mi, es un peldañito más hacia la confianza.

Será que confiar es con-fe.

Y respiras el aire, con ese algo nuevo que va germinando en el interior,  con mayor amplitud. Sin perder el estado de alerta. 

Esas heridas que no terminan de cerrar, a veces mejoran con palabras que son coherentes con actos de acercamiento. Las palabras "per se" no valen nada. Las palabras son la energía potencial del conocimiento. Energía potencial que se convierte en energía cinética con el movimiento, en definitiva con los actos. Así, quizás, las palabras más hermosas son las que nos cuentan las buenas obras, aunque éstas sólo sean sean pequeñas gestas.

Juan 1, 1 es el primer versículo del Evangelio de Juan. La versión Reina-Valera 1960 del versículo lee «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios».

No sé porqué me ha venido a la mente esta cita. Me es muy difícil de explicar lo que quiero decir, quiero decir que de alguna manera el verbo es justo la parte de la oración que expresa la acción. Así, también de alguna manera, palabra que es acción, palabra y acción, se dan de manera simultánea.

Ojalá que los caminos que tomemos sean desde corazón y con el espíritu.





A veces, las palabras funcionan como la llave que abre el acceso a otros mundos.

A veces, las palabras curan las regiones más recónditas del alma.