domingo, 31 de enero de 2021

sábado, 30 de enero de 2021

 Los días pasaban al ritmo pausado de su belleza.

Ahora su ausencia es el grito ahogado de mi silencio.




Pluma de ángel



Creí por un segundo haber rozado el cielo. 

Más luego entendí que sólo era el reflejo alado de su alma.





martes, 26 de enero de 2021

 A veces todo parece un laberinto sin salida.

Más no dejes que tu mente ahonde más  las heridas.

Para y regresa al tiempo que puedes vivir sin él.

lunes, 25 de enero de 2021

Invencibles


* Sin dolor Somos invencibles.

Anestesiando recuerdos,

Recomponiéndose el alma.


Entregarse en cuerpo y alma

A la voracidad del momento

Hasta que vuelve la calma.


Siento que la vida es un misterio

Que se esconde muy adentro, en tu mirada

Y resurge en el bosque de tu risa.













*Oración de G. Giner




domingo, 24 de enero de 2021

Elucubrando un rato

 ¿Dónde se encuentra todo ese tiempo que no quisiste o no pudiste recordar? 

¿Será ese el tiempo perdido?

¿Cómo se neutraliza y se quita el dolor de determinados recuerdos?

Hay recuerdos que cuando vienen a la mente es mejor neutralizarlos o mirar hacia otro lado para que no contaminen el tiempo presente.

Me preocupa mi relación con el miedo, con los miedos y con los recuerdos que se encuentran impregnados de mucho dolor, por que con mis muchos años todavía no sé muy bien como gestionarlos. Los muchos años per se no son garantía de nada.

Son muy complejos los mecanismos que utiliza la mente para ocultar lo realmente importante y que no sabemos por donde meterle mano. 

Dicen que cuando se siente un dolor físico muy grande hay personas que se provocan heridas o fracturas para que la atención del dolor grande se desvíe, por un rato, hacia un dolor más pequeño y, por tanto más fácil de llevar.

Así la mente oculta a veces, con preocupaciones menores e inmediatas las verdaderas causas de nuestro sufrimiento. Por propia experiencia sé que cuando la luz entra en el subconsciente y, por fin, descubres (llevas a consciente) la causa principal de tu congoja y angustia vital, entiendes muchas cosas de tu comportamiento. Le das importancia a cosas menores para no tener que asimilar lo principal. Pero cuando descubres tus demonios, ocurre que estos se manifiestan con un gran dolor, porque son erradas acciones que ya no puedes cambiar y que han condicionado toda tu existencia, desde tu manera de ser hasta las enfermedades que acontecen en tu cuerpo. Entiendes que tú también eres eso y no queda más remedio que aceptar que tienes que seguir adelante con todos tus monstruos y sus horribles heridas.

Cada día es una lucha por mantenerse en la mejor versión posible de uno mismo, siendo capaces de aceptar todos nuestros monstruos, todas nuestras carencias, nuestras  pérdidas y nuestras ausencias. 

Gracias a dios existen bálsamos preciosos que nos curan del espanto. Gracias al cielo existen el amor y la belleza. 

Sé que siempre he pecado de hablar en abstracto, en términos generales, poniendo pocos ejemplos. Siempre he pensado que mis miserias no le importan a nadie. Además, cada cual tiene las suyas propias.

Me ocurre una cosa y es que me suena cursi y extraño cuando se dice que ha llegado la hora de mimarse, de quererse uno mismo, de todas esas cosas por el estilo que se leen y se dicen.

Será que yo me veo mejor a través de los demás.

Lo de cuidarse lo estoy empezando a comprender ahora y además lo necesito porque lo de tanto hacer lo que me da la gana en determinados temas, se me ha ido de madre.

Empezaba a escribir hablando de los recuerdos. Y es que cada vez estoy más convencida que eso que llamamos "yo" se compone de los recuerdos habidos, recuerdos en tránsito y recuerdos por haber.

Cuando por fin recordé aquellas cosas que había enterrado en mi subconsciente y que creía olvidadas, entendí porqué tengo la sensación de haber perdido el tiempo hundida en la prosa vil (que diría Manolo García). Hice cosas muy mal, pero lo peor es que me han hecho mucho mal. En el día de hoy me siento otra persona completamente distinta. Me digo muchas veces a mi misma, cuando recuerdo, que no sé en que coño estaba pensando para actuar así.

Soy otra persona distinta que ni siquiera habita en el mismo cuerpo de entonces, ahora más envejecido y grueso. Por eso hablaba de los recuerdos. Soy una continuidad de recuerdos. Porque  las acciones, los sueños, los deseos, las sensaciones y los sentimientos se convierten en recuerdos según se manifiestan.


Bueno, aquí he estado elucubrando un ratico. Ese rato en que que justo, vaciando algo de mi interior,  me olvido "casi" totalmente de mi.


Y aquí sigo. 

Ah, se me olvidaba, no hay ninguna fórmula universal para aliviar el dolor del alma. Ese dolor que nos acontece se sobrelleva viviendo cada instante y, aportando. Anestesiando los recuerdos con un buen vino, una buena película, con la contemplación de la belleza, con el descubrimiento en lo cotidiano de los brazos del amor. Y, por supuesto, lo que más libera del mundo es el abandono de un orgasmo. 


Y ahora me voy. 


Hasta otro rato. 

 





Acerca del infierno

 El infierno se compone de todas esas cosas que no es capaz de confesarse uno a si mismo.

Se ubica dentro del denso silencio de un grito ahogado por la estupefacción.

Se entrevera con todas las capas que son el sedimento del subconsciente.

Y deja huellas indelebles en el rostro, pero sobretodo en el fondo de la mirada.

Esa mirada amada que hoy está triste, perdida en su soledad, soledad manifiesta entre tanta gente.

Y al verla mis ojos, hace mella en el interior de mi alma, que querría grabar cada instante vivido, con un poquito de dulzura.

El dolor, como cualquier sentimiento, no se puede entender y ,sin embargo, se piensa con cada poro de la piel. 

Parece como si ,de alguna manera, uno pudiese ser o sentirse algo responsable de esa tristeza. Y vuelve por un instante el sentimiento de culpa, yo hice cosas malas y dejé de hacer cosas que a lo mejor eran precisas. Ese sentimiento de tristeza de la mirada de mi madre, de seguro está alejado de mis pensamientos, pero parece que una "parte" tiene relación con el todo.

No sé. El hecho es que nada sé. Lo que se presiente es un pedacito de infierno en cada esquina, al acecho, sin descanso.

Para qué pensar si no puede cambiarse el pasado y apenas digerirse. La vida es un banquete en el que muchos alimentos son dañinos y nuestra ignorancia de los mismos y el deseo de probar lo desconocido nos lleva a enfermarnos.

El infierno está estructurado con todo aquello que no podemos perdonarnos ni perdonar.

El infierno son los malos pensamientos gobernándolo todo.

Pero, he descubierto que el pensamiento también se cura y lo malo se neutraliza a través del perdón.

No hay felicidad sin perdón de los "infernales" actos.

El infierno es una vida sin el verdadero amor. 

Y afuera llueve y me siento presa dentro de mi mente. Y la ansiedad se quiere apoderar de mi cuerpo. Y pienso en sus ojos tristes que me llevan a mi propia tristeza. Y me digo por vez primera que yo castré mi espíritu creativo porque me dominaba el miedo.

El miedo es la antesala del puto infierno.

Y afuera llueve y hace frío. Pero mi gata presiente mi angustia y se acomoda una y mil veces en mi regazo. Porque presiente mi tristeza y mi soledad. Y es generosa, y derrama su calor en mi ser. Para que no nos sintamos solas y notemos ese hilo invisible que nos une, que es la vida.

La lluvia de invierno, no me gusta. 

La casa está vacía y sus ruidos añejos me asustan, a veces, un poco.

Vuelvo al refugio de las palabras, mientras confío en que llegue pronto la primavera  y me cure de este invierno.



miércoles, 20 de enero de 2021

Rosa

 Hoy es tu cumpleaños. Te deseo, allá donde estés, muchas felicidades.

Por aquí te echamos mucho de menos. Pero se te siente hondo, de alguna manera, desde ese lugar invisible del corazón donde habitarás para siempre.

A veces, cuando sueño contigo, me parece que el sueño es la realidad y al despertar, si recuerdo tu sueño, se me enciende una sonrisa en el rostro, por haber estado contigo al menos en sueños, pero con un fondo profundo de tristeza, sin entender (como si hubiese algo que entender) porqué tuviste que marcharte tan pronto.

Recuerdo perfectamente cuando te conocí, fuiste la primera persona que conocí en la escuela (o al menos eres la primera que recuerdo). Ibas maquillada, vestida y perfumada como si fueses una princesa. Emanaba luz de tu rostro, lleno de alegría y de belleza. Te pregunté donde estaba no se qué aula. Luego resultó que teníamos horarios coincidentes en la mayoría de las asignaturas, desde ese día que se cruzaron nuestros caminos, nos hicimos inseparables.

Qué duros esos años de carrera, ¿verdad?

Tantas noches en vela haciendo trabajos y tanto tiempo compartido.

Estuvimos muchos años sin mantener contacto, pero cuando los sentimientos son verdaderos no hay tiempo que pueda borrarlos.

Después de muchos años nos reencontramos en una feria de construcción. Coincidía con que hacía poco tiempo, también, en que Raquel había reaparecido en mi vida. Al poco nos contactamos los cinco y así de manera intermitente hemos ido quedando y escribiéndonos.

Qué bien lo pasamos juntos, compañeros de penurias en la carrera y también de quedadas y salidas muy divertidas.

Hoy no me siento con ánimo de escribir muchas más líneas. 

Sólo decirte que me parece mentira que no vayamos a vernos por aquí ya nunca más. 

Nunca más son juntas las palabras más terribles que existen. Desafortunadamente la mayoría de los nunca más son totalmente involuntarios.


Espero que allá donde estés, hayas alcanzado la paz y el amor pleno.

Un fuerte abrazo para tu familia, en este día tan señalado.









martes, 19 de enero de 2021

Nunca mais

 Y llegó un momento en el que, aquello que había sido el centro de mi universo entero, dejó de doler.

No era por la mediación del tiempo, que dicen que todo lo cura, era haber alcanzado ese "nunca más" (resonando dentro) que parecía imposible que fuera a suceder.

Y se fueron una a una las secuelas de la ausencia.

Ni siquiera quedaron como costumbre esas letras malparidas enviadas como mensaje el día de nochevieja.

¿Qué sentido tenían? ¿Para qué endilgar unas frases más o menos históricas, o propias y más o menos meditadas, si el resto del año vivíamos sin saber absolutamente nada de la existencia del otro?

Este año, por vez primera, notaba un gran alivio al no encontrar un mensaje con sus palabras en mi teléfono. 

Esas letras eran como aventurarse a "leer" los posos de un café que tomé sin estar  en su presencia.

He dejado de apegarme a la sombra de su fantasma, a un ideal, a una vía de escape que se había convertido en mi prisión.

Necesito saber como soy yo desde mi interior vacío. Comprender que hay que sentirlo muy hondo para poder llenarlo de cosas nuevas muy hermosas.

Permanecen los recuerdos, las sensaciones y los sentimientos. Pero cada cual en su justa medida.

Abandoné una vida porque quería y necesitaba ser mejor. Me fui con ligero equipaje y con la certeza de que nunca más volvería a verle, pero sin aceptar en absoluto que llegaría el día que fuese así. 

Podría decirse que retorné a mis orígenes sedienta de besos y abrazos, o aunque sólo fuera un chupito de amor. Y con la obsesión por él a cuestas, enganchada a mi espalda como pesada carga que me había auto-impuesto.

Y empecé a soltar todo el amor que tenía estancado en mis adentros. Yo creía estar enamorada, pero esto era otra cosa. 

Pero hoy no quiero ni necesito hablar de amor.

Gracias a las personas que me han ayudado incondicionalmente a salir a flote, pude entender la diferencia entre enamoramiento y obsesión. 

Los verdaderos habitantes del corazón son los que hacen que arda cada día la misteriosa llama sagrada que todos llevamos dentro.

Como diría Manolo García, a veces se enciende y a veces se apaga. Creo que cuando la llama se apaga uno se encuentra en los aledaños de la muerte. 

A mi "casi" se me apagó, entonces supe lo que es encontrarse en un verdadero infierno. 

Perdí las riendas de mi mente. Y sin funcionar bien la mente el cuerpo no es sino una pesada carga.

Ahora todo esto pasó. Todo pasa pues nadie ha venido a este mundo a quedarse. Con nada y con nadie.

Ahora cada vez que siento frío, me imagino las flores y la luz de la primavera. La primera verdad cuando eclosiona en el mundo y lo hace siempre sin medida.

Ahora no reconozco ni mi voz. Puede que bajo la vieja piel añeja haya algo de continuidad y sea eso que llamamos yo y que decimos mío.

Ahora es el momento de agradecer cada día, cada cosa que nos regala la vida y centrarnos en los que nos cuidan y nos quieren. Y empezar a cuidarlos y a cuidarnos. Los mejores cuidados empiezan por ir dejando atrás uno a uno los miedos. Pues no es otra cosa sino miedo lo que nos aleja del amor y la verdad.

Por el miedo a perderle perdí lo conseguido. Pero lo conseguido no estaba bien construido. Cada día es una oportunidad para moldear la "pasta asciutta" de la vida.

Fuimos hechos para dar continuidad a la creación, de alguna manera todos somos co-creadores en un amplio sentido. Y sin embargo, la mayor parte del tiempo la solemos pasar imitando y repitiendo patrones pre-establecidos.

Hoy quiero salir de mi ensimismamiento, que me hace repetir una y otra vez lo mismo. Lo escribo para creérmelo y hacerlo.

Ahora es el momento.

Y queda mucho por hacer.  







 A más ver.













domingo, 17 de enero de 2021

A veces

 A veces, cuando lo das todo por perdido, cuando dejas de oponer resistencia a algo que no puedes cambiar, sin saber muy bien el porqué, renacen de repente briznillas verdes de esperanza.

Leía esta mañana:

"Cuando tengas que elegir entre dos caminos, preguntaté cual de ellos tiene corazón. Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca".

Y resulta que justo ahora, llevo unos días inmersa en un mar de dudas, respeto de una custión importante de mi vida que no deja de ser el trazo de un camino que tenía que tomar.

Conforme he leído el texto, me ha llegado. El caso es que me lo he creído y así, según el dictado del corazón, he obrado.

Y ha ocurrido que en algo que ya me parecía irreconciliable, perdido desde hace mucho tiempo, he podido llegar a un punto intermedio, a un acuerdo. Sorprendentemente el camino que he tomado me ha aportado, en principio, algo de paz. Mejor no seamos tan optimistas, más bien una tregua.

Mentiría si dijera que estoy contenta por haber llegado a ese punto, lo que realmente siento es un poquito más de equilibrio dentro  de mi.

Esto, para mi, es un peldañito más hacia la confianza.

Será que confiar es con-fe.

Y respiras el aire, con ese algo nuevo que va germinando en el interior,  con mayor amplitud. Sin perder el estado de alerta. 

Esas heridas que no terminan de cerrar, a veces mejoran con palabras que son coherentes con actos de acercamiento. Las palabras "per se" no valen nada. Las palabras son la energía potencial del conocimiento. Energía potencial que se convierte en energía cinética con el movimiento, en definitiva con los actos. Así, quizás, las palabras más hermosas son las que nos cuentan las buenas obras, aunque éstas sólo sean sean pequeñas gestas.

Juan 1, 1 es el primer versículo del Evangelio de Juan. La versión Reina-Valera 1960 del versículo lee «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios».

No sé porqué me ha venido a la mente esta cita. Me es muy difícil de explicar lo que quiero decir, quiero decir que de alguna manera el verbo es justo la parte de la oración que expresa la acción. Así, también de alguna manera, palabra que es acción, palabra y acción, se dan de manera simultánea.

Ojalá que los caminos que tomemos sean desde corazón y con el espíritu.





A veces, las palabras funcionan como la llave que abre el acceso a otros mundos.

A veces, las palabras curan las regiones más recónditas del alma.




viernes, 15 de enero de 2021


No debemos consentir que el pasado nos haga esclavos del tiempo a través de la memoria. 









Reina roja

 El frío despereza mis agarrotados miembros.

Parece que mis miedos se van estrellando, uno a uno, contra un muro de indiferencia.

Creía que no volvería, en mucho tiempo, a coger un grueso volumen en mis manos, abrirlo en canal y devorarlo. Pues el caso es que acabo de depredar una novela "negra" y me ha resultado muy gratificante perderme, por unas sesiones de unas horas, en otras apariencias y otros mundos.

Lo mejor, es que compruebo que mi mente se ha recuperado estupendamente y la vista, aunque de noche me falla, aun está bien compuesta en mi cuerpo.

Mientras y, de momento fuera, el coronavirus se va explayando  cada vez más y más, con el frío polar asido a su mano. Para que no olvides ni un solo instante su voracidad, estamos expuestos a  un incesante bombardeo de ¿información? que nadie acaba de entender y mucho menos asimilar. Lo mejor en estos casos es cerrar el grifo y sumergirse sin remedio en el ahora.

Sobre la mesa está la taza de café de media mañana. A su lado, yacen virginales, los papeles de acuarela que esperan impacientes su próxima transformación. Ahora mismo no se me ocurre ni como comenzar. Supongo, que lo mejor será comenzar con un fondo suave y sugerente.

Es curioso, también estoy empezando a dejar de sentirme mal (sentirme culpable) por pensar que administro mal  el tiempo libre de ataduras que me ha sido otorgado. En realidad lo que creo que sucede, es que cada vez pienso menos y procuro sustituir la mayor parte posible del espacio del pensamiento por espacios construidos con pequeñas acciones. 

Es un intento de ir a la par: ir pensando de manera breve e inmediata e ir haciendo y entregarse de manera plena a la acción, aunque la acción en un momento dado sea fregar los cubiertos y la vajilla.

Volviendo a la novela que he terminado hace unas horas, creo que es la primera vez que leo algo en lo que no me identifico con ninguno de los personajes. La novela (Reina Roja de Juan Gómez Jurado) no es la puta locura. Simplemente, sentía la necesidad de leer algo "entretenido", leer algo sin tener que estar deteniéndome a cada instante para ver que quieren decir unas pocas líneas, como me pasa  con Javier Marías y muchas veces todavía con Umberto Eco.

Hace un rato pensaba para mi que no deberíamos consentir que el pasado nos haga esclavos a través de la memoria. 

La memoria (propia) es el mecanismo del cerebro que hace que sintamos continuidad de ser, que nos sintamos como individualidad, que pensemos que realmente existimos como un yo.

Toda acción y todo pensamiento quedan sometidos a sus dominios.

Últimamente pienso mucho en que creía estar enamorada de una persona y, en realidad lo que ha sucedido es que he estado mucho tiempo enamorada de una idea sobre esa persona; de sensaciones y sentimientos pasados que sacaba a flote una y otra vez, igual que el religioso se entrega a sus plegarias.

Algo que sucedió con esa persona por una breve estancia de tiempo, en contados momentos, ocurre que no he sabido asimilar que nunca más volverían a suceder. 

Ahora sé que he pasado mucho tiempo aferrada a la necesidad de volver a verle, sin querer entender que hacía mucho que lo había perdido. No quería soltar vínculos y en realidad creía aferrarme a algo que nunca había tenido. Hasta llego a sospechar que nunca hubo reciprocidad de sentimientos. Sí, he perdido el tiempo hundida en la prosa vil.

Pero ahora, ¡qué bueno que pasó!

Ahora sé que no podía leer porque era el acto que más me acercaba a él, a mi pequeño dios particular y no hacía sino intentar leer libros que me figuraba que podían estar en su repertorio. He entendido que yo ya estoy desde hace mucho en otra frecuencia, me lo dice la llama sagrada que habita mi pecho.

Ahora sé otra cosa, que también se puede escribir sin estar enamorada. Los resultados son distintos, pero la necesidad de expresión sigue siendo la misma, pero ahora soy yo desde la consciencia quien debe prender el motor.

Pero que no esté enamorada de un hombre no significa que la energía creativa desaparezca, hay muchas fuentes que manan para mi deleite y placer. Eso es al menos lo que siento. 

Me he acercado a este lugar ficticio para  escribir unas líneas, para decir que no sé de qué exactamente pero que me estoy curando. Que por fin puedo volver a leer y concentrarme.  Que he sustituido el miedo a la hoja en blanco por una inyección de energía potencial.

Que en cada acercamiento a través  las palabras, con los pinceles, con el medio de expresión que sea, se derrama un poquito de mi alma y que al verterse, lejos de disminuir, su "dimensión" aumenta. 

También he descubierto que lo más preciado que hay en este mundo es estar en paz, porque desde este estado todo es posible. 

Y de momento no se me ocurre nada más. Vamos a alcanzar el mediodía, una medida de tiempo muy cercana a la una y cuarto.
























martes, 12 de enero de 2021

viernes, 8 de enero de 2021

A veces me siento

A  veces me siento como una luz, que inexorablemente se apaga, sin haber mostrado el esplendor de su belleza.

Como un alto perenne en el camino.

Como el murmullo incesante del agua que se pierde en el silencio.

Como la hija de un dios menor.

Como la duda de lo que fue y de lo que pudo haber sido.

Como el rostro de mil caras que se confunden con el vasto universo.







jueves, 7 de enero de 2021

El temporal (I)

 Todo parece que se detiene cuando se hace demasiado densa su ausencia.

El ansia de volver a verlo hace que se paralice mi mundo.

Y el tiempo se me escapa como arena que se desliza entre las manos.

Más no quiero que este bucle de ausencia - inactividad se repita una y otra vez.

Por eso vuelvo a mi sagrado refugio.

Fuera, la nieve, por su excepcionalidad en estos lugares, se convierte en la protagonista de la jornada.

Dentro, la soledad me abruma. Gracias a la compañía de Fénix (la gata), no se me hiela del todo el alma.

No se porqué dejo el tiempo pasar, este tiempo que no nos pertenece, pero que parece pedirme a gritos que lo llene de contenido.

He de volver al papel grueso, a los lápices y a los brillantes colores de la acuarela.

Cuando estoy así, no me veo, sólo veo una faceta mía que detesto, esa que rehúye de hacer cosas.


Suenan las seis de la tarde en el reloj del ayuntamiento, tres minutos antes de que sean las seis en el resto de los relojes.

Una de las cosas que más me gusta  es ver como se van llenando de contenido los espacios en blanco, ya sean estos el virtual folio del PC, la hoja A4, o el grueso papel de acuarela, al que me refería antes.

Yo tengo un sueño, que apenas si puedo esbozar cuando me acuesto por las noches, porque me duermo al poco de empezar a imaginarlo. Yo creo que me duermo porque siempre empiezo por el final y mi mente perezosa evita encontrar la trama que es el que sería su principio. 

Pero sé una cosa de este sueño que nunca supe de ningún otro sueño y es que con orden, trabajo amoroso y algo de suerte, podría convertirse en realidad. 

No es algo que le haya pedido al año nuevo, porque entre otras cosas hace muchos años que no le pido nada ni al año, ni a las velas de cumpleaños. 

Se bien que el sueño se me pierde en la inactividad y modorra del pensamiento. 

Me cuesta aceptar que las personas no son las que le dan sentido a esta extraña cosa que es la existencia. Las personas que nos acompañan en el camino, las personas que queremos, son siempre un gran impulso vital, pero el motor que lleva a la acción se encuentra dentro de uno mismo y  no acontece de repente en una larga espera.

Anochece. Miro la calle a través de una rendija de las cortinas que dejan ver un trozo de cielo y parte de las casas de la calle.

Caigo en la cuenta que hace siglos que no leo un libro. Ya va siendo hora que compruebe el estado en el que se encuentra mi mente. En realidad queda mucho por hacer. Pero creo que ya es hora de hacer sólo aquello que sea realmente necesario.

Ahora, necesito poner un poco de orden en la casa y luego sigo.

A ver si me pilla la inspiración trabajando.