lunes, 31 de octubre de 2016

Tu aliento es la vida




Qué yo respiraba aire,
Mientras exhalaba viento.

Es suspiro mi morar
Construido con tu aliento.
Y de brisa es tu presencia
al descubrir mis rincones
Transformándose en la risa
Liberada de razones.

Brilla la miel obscura
De la noche de tus ojos
Con  tus labios en mi boca
¡Qué no es aire, sino vida!

sábado, 29 de octubre de 2016

Esfuerzo cortante


La línea divisoria entre tú y yo, esa trayectoria que rara vez une y casi siempre separa, se llama pensamiento.

Allá en las nubes, no hay horizontes. Hay trazas de algunas huellas




Dices:

- ¡Lo he logrado!

No te lo creas.
No te detengas en el pensamiento.

La cumbre de la montaña se corona continuando el ascenso.
Con los pies pisando aire.

Infinitas son las huellas que conducen a las alturas.

Huellas que permanecen en la punta de los dedos.


viernes, 28 de octubre de 2016

Y te vas

Es sentir la espinosa hondura de un momento
Y entender que te pensabas lugar donde solo eres parte.

No queda más por andar en ese sitio.

Bueno, sí, perdonar.
Perdonar y perdonarse.


Le long de la route

Aprender mil lugares para llegar a uno.

Ser el punto de partida que conduce a la nada.
Allí donde todo es posible.



Eres de pan

Me inclino sobre tí, con suavidad y acaricio con mis labios tu rostro perfecto.
Despierto en tu despertar.
Eres olor a pan recién hecho que emana de tu cuerpo.
Abres los ojos.
Se enciende el día.


jueves, 27 de octubre de 2016

Love is in the air

Él inventaba muchos personajes.
Y todos ellos exhalaban un aura muy especial.

Si por un azar, ella, se encontraba con alguno de ellos, se enamoraba sin remedio.
Sabía que dentro, quizás mostrando otra apariencia, habitaba él, pues en cada uno de ellos se vislumbraba su alma.





Ser de mar



Al ser de mar, aprendió temprano, que las palabras no se las lleva el viento.

¡Tan espacial!

Salimos de casa y en el breve trayecto que nos conduce al coche, camina las más de las veces con los ojos cerrados.
Hoy era una rara excepción, pues los llevaba abiertos.
Ya dentro del coche, le hablamos y él se hace el loco para no contestar.

Demasiado temprano.
Amanecer el cuerpo cuando aún es de noche.
Obligamos los ritmos del cuerpo a someterse a la tiranía de la invención del tiempo y sus absurdas exigencias.

Salimos del coche. De camino a casa de mi hermana, me comenzó a contar Marcos el sueño del que acababa de despertar.

En el sueño veía la tierra desde el espacio y flotaba.
Dice que estábamos muchas personas ahí arriba.

Así es como hemos comenzado la mañana, acompañados de la rosada aurora y la brillante sonrisa de la luna.

Ahora, hace un rato, recordaba su sueño.
Se me ha ocurrido buscar imágenes de mujeres espaciales, de mujeres astronautas.
Por el juego de palabras "especial" , "espacial". Bueno: cosas mías.

Le he enseñado a Marcos una foto que me ha gustado y le he dicho:

- Mira Marcos, se ve la tierra como en tu sueño.

Él, sonriendo me ha contestado:

- No mamá. en mi sueño no iba en una nave, en mi sueño flotaba. Podía respirar sin traje de astronauta y moverme libre. Estábamos muchos, así, sin nada. Y se veía la tierra, Pangea el único continente. Después me he despertado y me he encontrado a Celia y a ti, pero en otro sitio de aquí.

Claro, hijo. Le sonrío.

Mira algunas cosas que escribo. Las lee y le hacen gracia. Pues, bueno está, pienso.

A veces, lo que aprendemos es materia de los sueños.
Otras veces, los sueños son la arcilla primigenia con la que construimos nuevas realidades.

Sea como fuere, las sensaciones se solapan y superponen en simultaneidad.

Sea como fuere, ¡la tierra es tan hermosa!






miércoles, 26 de octubre de 2016

Luz de grávidas nubes

Despierta el mundo sin sombras de este sueño de niebla.
Es un afán bullicioso; constructor de trayectorias invisibles, unidas por líneas de tiempo de intrincada curvatura.
El sol pugna por penetrar la materia para modelar la gravedad de los instantes.
La vida fluye.
Y todo semeja que flota en este albedo irreal, inconsistente, sin el calor de tu abrazo.

martes, 25 de octubre de 2016

Música serena

En la cálida obscuridad de mi vientre
se despierta el pulso de la chispa divina.
Suena música serena.





Punto de fuga

La imaginación es infinita, no tiene límites, y hay que romper donde se cierra el círculo; hay una puerta, puede haber una puerta de escape, y por esa puerta hay que desembocar, hay que irse.

Juan Rulfo



lunes, 24 de octubre de 2016

Linda barquera

Justo antes de entregarse a la tierra,  derramaba todos los matices del color de su belleza.
Era el momento de cruzar al otro lado.


domingo, 23 de octubre de 2016

Sin trampa ni cartón

El amor es en infinito en sus manifestaciones.
Resplandece en la diferencia. Y cada ser es  la forma que adquiere cuando se manifiesta en la materia.

Es cada camino; la intención del movimiento que motiva a recorrer ese camino y no otro;  y  las huellas que marcamos y que nos conducen al inevitable encuentro con lo que verdaderamente somos.

Decimos que se acaba, que duele, que queremos volver a él. O a ella. O a ellos. Cómo si el amor se limitase a un instante con un rostro, a alguien o algo concreto. 

¿Acaso el perfume de nuestra esencia no se encuentra impregnado de todos sus matices?

No. No se acaba.
Que no: no duele, no.

No se vuelve a donde siempre se está. Lo que somos.

Eso que duele, que parece que nos hace feos costurones, es sólo lo que pensamos. 
Tramamos. Nos generamos unas expectativas.  
Pero con el pensamiento nunca podremos abarcar lo que es continuo fluir,  pues jamás se adapta a trama alguna, ni idea.

Los laberintos del corazón son intrincados y poseen su propia acción y lenguaje.


Es la verdad de la Vida. 
Es su fuente y su origen.

In principio erat 

 A veces, se siente como un destello luminoso, fugaz. 
Hay quienes se empeñan en ver magia en esas pequeñas chispas juguetonas que somos, chispas divinas. 

Y sin embargo, en ese nada por aquí, nada por allá, se encuentra la clave de la magia. De la magia blanca: sin trampa ni cartón.

¿Verdad?




Lacrimosa




Y lloramos las ausencias, sin entender que lo que amamos se hace eterno en nuestra alma.

¿Acaso no percibes el perfume aun fragante que dio brío a tus latidos?

Todos esos encuentros forman parte de tu esencia. Componen lo que te eleva y que, ahora, se derrama a través de ti en forma de vida nueva.

¿Acaso hay algo más hermoso que sentir que entre tú y yo nunca hubo límites?




sábado, 22 de octubre de 2016

viernes, 21 de octubre de 2016

El frío lleva las estrellas a la tierra

Quizás eso que llamamos magia, no sea otra cosa que la inteligencia creadora de la obra de la vida.

Quizás sólo seamos un instante de irrepetible belleza que mantiene su eco por toda la eternidad.




Vida plena

¿Sabes dónde permanezco?
En el fondo de tus besos
Más allá de las estrellas
Que germinan en silencio.
Es un deslizarse lento
Para acariciar tu alma.

Pues sembraste en mi memoria
Todas las flores del viento.
Y por eso soy de agua
Para que vivan su tiempo.
Dibujando las sonrisas
Perfumando el firmamento.



jueves, 20 de octubre de 2016

La buena estrella



Se torna leve el peso del mundo gracias al impulso de las buenas personas.

Cuando soy de lluvia

Cuando soy de lluvia siento
Como le nace la vida
A los rincones secretos
De la tierra bendecida.

Fecundo las superficies
Con los secretos del cielo
Pues su eco es mi rumor
Serpenteante y discreto.

Sorteo y derribo obstáculos
Hilvanando los momentos
En mi discurrir profundo
para desterrar los miedos.

Vengo a morirme en el mar
Confundida en él  me crezco.
Soy la espuma de las olas
De los abismos, aliento.

Cuando soy de lluvia aprendo
A reverdecer las ramas
De los más secos sarmientos.

Soy el verde del espíritu
en el oro de tu viento.


















miércoles, 19 de octubre de 2016

Ahí es

Se puede volver del otro lado: mírame.

Ocurre que, después, ya no irás jamás a ninguna parte.

Retornar es ser completo.
Ser sin más y con menos.

No hace falta que creas lo que digo. Para mi es suficiente con crearlo. Lo que digo, lo que escribo, lo que hago, lo que soy.

Y no. No voy a ninguna parte. A nada que esté partido, desmenuzado, falto de su esencia. Pues es dentro donde se encuentra lo que es.

Volví. Si. Llovía. Y salí a la lluvia, a recibir el agua nueva.

Apenas me sostenía de pie, pero mis piernas recordaban los caminos del bosque, esos que sólo pueden recorrerse corriendo, con el corazón abierto.
Sin saber porqué, corría.

Veía la ciudad, sin filtros, sucia, gris y triste.
Caminaba y observaba hasta que las lágrimas me nublaban la visión.
No entendía que habíamos hecho para olvidar nuestro lenguaje.
No entendía porqué construíamos cosas sin belleza y vacías de significado.
¿Qué había pasado en la Tierra?
Sentía la sensación de asfixiarme, sitiada por tanta fealdad.
Me ahogaba el sucio aire que respiraba y me aturdía el ruido.
¿Ése era el sitio que había elegido para vivir?

Seguía observando.
Sentía las prisas. Un ir y venir sin orden, sin sentido. La gran urbe: la trama más absurda urdida por la pareja mal avenida del espacio y del tiempo.

Esos días, de camino a donde vivía, recogía flores, hojas y pequeños frutos, quizás para compensar con algo de hermosura todo el espanto que notaba.

Llovía. No paraba de llover.
Y en las largas noches de otoño, comencé a entender.

Veía su hermoso perfil recortado dormido a mi lado. Todo él tan precioso. Siendo tan grande en lo pequeño.

Una noche, no sé si lo imaginé, o lo soñé, vino a mi mente la imagen central de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. En concreto, el abrazo de dios a una mujer rodeada de niños.

Recordé, que una vez, había escrito a un amigo que eramos como dos rectas que se cruzan en el espacio sin llegar nunca a tocarse.
Esa imagen escrita con palabras, para mi, es el dedo de dios cuando crea al hombre.

Más esa noche me imaginaba que quizás no era así. Que ese vacío entre dedo y dedo, de dios y de hombre, no es el centro de la Capilla Sixtina.

Dios tiene dos brazos y dos manos.  Y con el otro brazo al que casi nadie atiende, dios abraza a la mujer y a sus hijos.

Y justo eso es lo que hice después de volver del otro lado, desplazar el centro de la creación y trasladarlo a esa otra parte, donde siempre tenía que haber estado.

Miraló.
No me creas.










lunes, 17 de octubre de 2016

Del origen del mundo

Perdieron las formas y se convirtieron en un único verso.

Amor.


Es un raro placer incidir en lo que me place

¿Cómo es posible que se empeñe el pensamiento en descifrar el lenguaje que sólo los corazones hablan?
La insistencia de pensar es insaciable y a todas las puertas llama. Busca encontrar las palabras en su expresión más exacta, escudriñando en los puntos tangenciales de donde manan los sentimientos.

Más es un vano intento, es un mero aproximarse a lo que solamente el ser alcanza.

Quizás, a veces, el arte logra acercarse tanto que incluso toca algún latido con la punta de sus alas.

Cuanta más carga se pone a las razones, más se alejan de su fuente los sentimientos. En ocasiones, se derraman en caída libre, hacia el fondo del más obscuro abismo.

El pensamiento se esfuerza por explicar el mundo como si de una pompa de jabón se tratara. Se concreta en algo y, sin remedio, se para y se fija. Al hacerlo, considera que el mundo que cabe dentro de cada pompa de jabón posible, es en cada caso el mismo mundo y, por tanto, una única cosa de todos interpretada por igual.
Quizás, el mundo, sea un juego de la mente de un niño que sueña con construir la ingravidez y la inconsistencia de la forma esférica a través de instantes superpuestos.
Pero las burbujas estallan, de la misma manera que los pensamientos se desvanecen cuando ya no nos sirven, cuando los desechamos porque nos asfixian y nos ahogan, cuando decidimos abrir las rejas de su cárcel.

La pompa del mundo es una realidad exterior hecha de aire, una espiración de los pulmones. Pompa que al romperse, libera su presión y devuelve a la matriz inicial lo que  es suyo por ley: aire de aire, aire cargado de un instante de esfericidad que no se olvida y del intenso brillo que deslumbra justo en el momento de plenitud que antecede a la muerte.

Escucha adentro.
Deja que hable el suave murmullo de la vida.
Nota el calor movido por la risa, el rubor en tus hermosas mejillas, ése color que encienden mis labios al curvarse.

Mira.
Tus ojos se deslizan por estas extrañas formas negras ,siluetas raras y abstractas en un virtual espacio en blanco.
Y así viajas conmigo, por medio de los símbolos y las imágenes que construyen mis palabras y que, a veces, obran el milagro de tocarte.
Sí.
Y si te toco, el centro de tu ser habita lo que yo soy.
Te toco porque soy tocada.

¿Dónde estás tú y dónde estoy yo en este instante?

No es tan claro.
Ahora lo ves.
Y es que no hay lugar en los momentos.
Ocurre en ellos que se apagan las luces.
Se cierran los ojos del rostro y se enciende la lámpara de la verdad.
Se activa con las huellas de mis dedos preñados del color que habita en tus sentidos, fluyendo en ti lo que soy. Entonces, sientes lo que yo siento. Por un sólo instante.

Quizás un momento.

Quizás.

Sobre el cauce

Al pasear por el fondo se encuentra la sed, en su desgarrado anhelo de Vida.


Flores raras

De cuando pedías luz, recuerdo como ardí en tu memoria.
Fue en tu calor que nació mi vuelo.
Todo fue tan rápido como el primer suspiro por tu anhelo.

De cuando en mi germinas, siento tu ser tensarse.
Noto penetrar la suavidad de tus raíces en lo más obscuro de mi alma. Con ansia, tirando de mi hacia la bóveda.
Entonces, somos la nota más alta del cielo. Un suave murmullo que se agita en el silencio, modelando la cadencia de los ritmos en el respirar hondo.

La música suena.
Comienza la danza.





Y comenzaba su historia...

Le preguntaron ¿quién eres tú?
Entonces, obtuvieron la callada por respuesta.

Él, apesumbrado, buscó refugio en su hogar.
Una vez hubo llegado allí y sin más demora, comenzó a aprender a escribir las letras de su nombre.


La una y dieciséis

La única verdad es que sólo con amor pueden verse las cosas como realmente son.
Mirando dentro.
A ojos cerrados.
Con las luces del alma.
Eclosionar en su éxtasis.
Germinando, sosteniendo el cielo en cada uno de los instantes en los que eres vida.



sábado, 15 de octubre de 2016

Al respirar se hace cielo


Envuelta en el vaivén de tu dulce abrazo
Se torna la piel comienzo del cielo.
Y el aire que mana de tu boca a mis labios,
es una delicia que modela el cuerpo.

Exhalar suspiros, esporas de vida
pergeñando el ritmo que llena el silencio.








jueves, 13 de octubre de 2016

miércoles, 12 de octubre de 2016

Pilar

Varios días antes de comenzar, me sumí en un estado de ansiedad extremo.
Después de tanto tiempo de retiro del ruido del mundo, de vivir sumida en un extraño ostracismo, sentía pánico a enfrentarme una vez más a la cruda realidad.
Sostenida apenas en un punto de precario equilibrio inestable, estuve varias noches lidiando con un aterrador insomnio y muy cerca de volver a perderme.

Hace años no me hubiese ni imaginado que el dolor pudiese provocar tantos estragos en el cuerpo y en la mente.

Tras la larga incertidumbre inicial de la fecha concreta en que comenzaría, llegó el día de reencontrarme con mis semejantes.
Semejantes es un decir, pues lo parejo es más bien escaso y, por eso mismo, un bien preciado.

Llegué muy pronto, un poco antes que tú.
Nos presentamos y tuvimos que esperar a que llegasen el resto de compañeras.

TeDije algo así como que nos sentásemos frente a la arboleda, pues había una hermosa vista de las frondosas copas de los plátanos de sombra.

Lo primero que recuerdo de ti es tu rostro atemporal y la expresión de tus grandes ojos.
Ojos de niña, que curiosos desentrañan los secretos de los seres y de las cosas.
Tus hermosos ojos.

Yo tampoco creo en las casualidades. El caso es que a estas alturas, no creo ya en (casi) nada.

Así nos encontramos y se inició el experimento laboral que venimos desarrollando juntas durante estos meses. Si, porque aunque hacemos cosas en apariencia más o menos útiles, en realidad es una mera excusa para conocernos y reírnos de todo lo que podemos.

Sé que soy una persona afortunada.
Soy una persona muy afortunada por conocerte.

Entre las miles de cosas que podría escribir respecto de ti y las muchas más de miles que siento y para las que no tengo palabras (por que no las hay), con estas líneas sólo quiero  que sepas algo.

Lo que quiero que sepas es, que gracias a ti, he vuelto a descubrir lo extraordinario.
En tu rareza, en tu dulzura, en tu generosidad y en todo ese amor que eres, radica para mi la esencia de querer continuar, de querer seguir peleando.
Lo que intento expresar es que conocerte es sentir que merece la pena la vida.
Si.
Además de un privilegio.

Hasta ahora, desconocía la  emoción que supone verse arropada y crecida por un abrazo gigante, de ésos que sólo tú sabes dar y que llevan tu firma.

Porque no sé si te he dicho alguna vez que el nombre es una cosa muy importante y que tú, eres el más hermoso soporte en línea directa con el cielo.

Ya lo sé: a veces, la carga se hace muy pesada. Incluso, nos enferma y nos deja exhaustas, cuando los "a veces" se convierten en una continua reiteración.

Pero, ¿sabes otra cosa?
Que todos esos avatares los superamos y en cuanto tenemos la más mínima oportunidad, nos los tomamos a risa.

Y cuando no existe la oportunidad la creamos, que el caso es reírse y para eso tenemos imaginación de sobra.

Hace unas semanas, escribía que cada vez que veo un caleidoscopio me acuerdo inmediatamente de Julio Cortázar.

Ahora, añado, que a partir de ti, cada vez que veo o escucho un piano, la música de sus teclas lleva y llevará por siempre tu nombre.










martes, 11 de octubre de 2016

lunes, 10 de octubre de 2016

Estructuras ausentes

Miraba ahí fuera. Demasiado.
Buscaba el significado y el sentido que sólo puede encontrarse en la intimidad del ser.
No vislumbraba el mundo de ilusión que comienza en la mirada acompañado de los sentidos.

A veces, se resquebraja el escenario y deja el mecanismo de la tramoya al descubierto.
Por un instante, la ilusión de la representación me abandona y paso de estar ilusionada a sentirme ilusa.
Miro a mi alrededor: hay muchos escenarios, quizás demasiados.
Quizás el mundo  sea una suerte de gran teatro.

No sé en que estaba pensando para no querer dejar de pensar.
Era excesivo, también, el pensamiento.

He sido presa de la infelicidad de limitar mi mente en el recinto inventado del raciocinio de  lo convencional.

Cuando de niño te haces las primeras heridas, notas el dolor físico.  Se percibe como esa roja alarma que te dice que tu ser se derrama. Que por ahí se va esa vida que eres. Que corre demasiado deprisa.
Así, como un fuerte desgarrón, duele el pensamiento cuando dejas de creer.

Al dejar de creer te esponjas en la verdadera naturaleza de la luz y empiezas a distinguir lo esencial de lo que es un mero reflejo, aunque en lo que llamamos realidad todo se presenta mezclado, inter -penetrado y superpuesto.



Crescĕre

Crecer es ascender por medio de una escalera en la que cada uno de sus peldaños se construye una huella y una contrahuella totalmente diferentes.




Camino ascendente

El camino es un recorrido de infinitas trayectorias que se intersecan en el plano de un instante en aparente simultaneidad.

La mente es el camino por el que asciende el espíritu.






viernes, 7 de octubre de 2016

Personas y personajes, gentes y gentiles

Un delgado hilo de aguas tangenciales. Aguas presurosas por volver a la gran corriente.
Fogonazos de vida manifestada en cada persona.
Tras la pequeña instantánea de cada uno de sus rostros una historia, un libro abierto que se escribe a cada momento, una manera en la que el universo se expresa de manera irrepetible enlazando lo diverso.

A veces ocurre que el agua corriente al contacto con partículas de agua viva, se transforma y recupera todo su potencial. Vuelve a su ser, donde permanece intacto todo lo que es posible y las leyes de la física y la química se ajustan a como es el origen.
Entonces no es agua que corre, no es mero movimiento accidentado, es agua que fluye libre transformando lo que engloba.

Un día aparece la ocasión y la reconoces al instante y te sumerges en ella de manera activa.
Acontece cuando los ojos de un alma solitaria miran y ven, de lo que es posible, lo mejor. Esos ojos se juntan con los ojos de otra alma solitaria que habla el lenguaje de la música con palabras escritas en el viento, descubriendo la voz en el eco del tiempo.

Entonces, entiendes el invento de los ejes cartesianos, invención en la que te recreas de tanto en tanto desde la dimensión del amor.

Y cuando estás en ella interpretas tu personaje del momento, sabiendo que eso que llamamos realidad es más ficticio que cualesquiera de los sueños, pues sólo en los sueños duerme la razón y se abre el espacio hacia lo que es posible.

A veces, en plena representación, te apartas un momento, abrumada por el absurdo. Necesitas encontrarte de nuevo con tu alma solitaria. Si sucede que te encuentras con los ojos de esa otra alma solitaria amada, la vida se torna enormemente divertida. Todo es tan banal que da risa.
Con un sustancioso toque hiperbólico en la visión de los acontecimientos, nos reímos hasta no poder más. Y es que da mucha risa la representación de la apariencia cuando un personaje se la termina tomando muy en serio y se termina creyendo que es el personaje. Lo sé bien, porque a mi me pasa de vez en cuando. Cuando me pasa, me río, y me río mucho porque es la única manera que conozco de emerger de las aguas del llanto y de sentir la poca importancia que tienen casi todas las cosas que en la teoría de la mayoría deberían tenerla . No es que me lo proponga es que me sale de natural.  Me río porque es la manera  de saber que la vida no es drama. Es lo que es. Es a los elementos que cada cual quiera reducirla.

Estoy empezando a sospechar que lo más cercano a la humildad es la risa que empieza por uno mismo.

Ahora, el espectáculo debe continuar.

















Entre bambalinas


El humano empeño de buscar en el cielo lo que es de la tierra.

jueves, 6 de octubre de 2016

En la otra orilla duende duele menos y más brilla

Quizás no eres consciente, pero todo está muerto desde el momento en que el otro se impregna de tus límites y tú de los límites del otro.

Pero es mucho más tarde cuando llegan a la orilla los restos del naufragio.



Vestidos de luces

No somos un roto para un descosido.
Ni un par de remiendos de maltrechos retales.
No nos fracturamos ni rompemos en mil pedazos.

Que el corazón es un hogar de infinita cabida y no hay nada que lastime el alma inmutable.
La incómoda cárcel del pensamiento con ellos confundimos.
Y las apreturas que nos oprimen y el dolor que apreciamos y todo lo cubre, son las punzadas de la soledad del ego. Decimos notar heridas y fragmentos cuando éste se resquebraja y cae su tupido bordado de su sujeción al bastidor del pensamiento.

La vida enhebra, hilvana y cose, los patrones del traje a medida hecho para proteger el cuerpo.
Por eso nos descubrimos desvestidos.
Desnudos nos amamos y sentimos.
Desnudos del alma, en cada alba que de la noche llega.

Que somos completos en la diferencia.




De cuando fuimos mortales

Aracne teje laboriosas geometrías del tiempo.
Perfectos trazos, invisibles a su presa, que distraída cae en tan laboriosa trampa.
Cae para morir.

Así es la ilusión del pensamiento, ese que nos regía cuando fuimos mortales.
Un lugar de no retorno, que sólo puede adivinarse entornando un poquito los ojos.



martes, 4 de octubre de 2016

Somos muchas manos

¡Ay, esas manos que semejan ser de otro!

Son manos que a al nombrarlas llamas "tus manos", "sus manos", "mis manos".

¿Acaso no son esas manos en las que te fijas ahora la esencia misma de cualquier mano?

Juntémoslas todas.


Inventemos, así,  los trazos de un nuevo cielo que al anochecer, renace.





El viaje del elefante

Un día, de hace mucho tiempo atrás, conversaba con un querido amigo.
Él, que me conoce bien, me hizo una singular propuesta.
- Te reto a pintar un elefante, me dijo.
Más al hacerlo, habrás de reducir su representación a lo fundamental, sin necesidad alguna de recurrir a la imitación de su forma.
Se trataría de definir los elementos que permitan identificarlo como un elefante, exento de la contundencia de su masa y de su volumen.

Me quedé un buen rato considerando el reto y le contesté:
- Lo que me pides es complejo.
Es plasmar la expresión de un elefante con recursos poco convencionales.
Para ello, tendría saber como impresiona en mi un elefante.
Pintarlo sería pretender devolver las sensaciones que en mi provoca a través del filtro de mi alma.
Para poder conseguirlo tendría que impregnarme de todas sus facetas.
Tendría que conocer a fondo el elefante, vivir como él.
Sólo entonces, quizás, podría definir su esencia.

Marché a ignotas tierras, en busca del elefante.
Viajé mucho, caminando las rutas que hacen los elefantes, viviendo en la intimidad de familias de elefantes, que se convirtió en la mía.
Fui acogido por ellos en su generosa forma de ser.

A la vuelta, pasado mucho tiempo, me encontré con mi amigo. Éste, tras saludarme me preguntó:

- Bueno, ¿pintaste el cuadro del elefante?

A lo que yo le contesté:

- No, me he hecho músico. Compuse la sinfonía del viaje del elefante.




lunes, 3 de octubre de 2016

Cuarta conjugación



La verdadera naturaleza del ser se descubre en brazos del amor.




El tiempo del tiempo

Si existiese el tiempo, tendría que estar compuesto de muchas subdivisiones. Existirían subdivisiones de subdivisiones, tan pequeñas que serían  más rápidas de recorrer que un pensamiento se crea en la mente.
Sólo unas décimas de segundo.
Quizás, unas décimas de décimas de segundo.
Una cuerda que se destensa perdiendo su elasticidad y su tono. Deja de vibrar y se suelta.
Un soporte sometido a un esfuerzo tan grande que alcanza el límite de rotura. Cae.
Hubo un donde en que contaba el tiempo para mi.

Un viernes solitario. No termino de ubicarme: nada no hay manera.
Necesito salir, respirar en la calle y pensar.
A veces me parece extraño no estar pendiente del humo de un cigarrillo.
Tengo la sensación de que este ir y venir empleando tanto tiempo para llegar a cualquier sitio no merece la pena.

Hace muy poco tiempo que estoy aquí. Y, sin embargo, empiezo a entender algunas cosas.
Por primera vez entiendo el concepto de gran escala. Vislumbro el desatino que es el invento de la gran urbe. El desajuste que me provoca, no tanto en mis costumbres como en mis ritmos vitales.

Demasiada gente para tanta soledad.
Agradezco la invisibilidad y el anonimato que me proporciona lo mucho.
Quizás echo en falta los ojos cercanos, que saludan sin necesidad de palabras.
Aquí encuentro ojos casuales con los que compartes un instante en huida, miradas escurridizas, como una suerte de presencia forzada.
No sé, es algo muy extraño.

Voy a volver a casa. Exhausta de ruido y de multitud que corre sin parar y sin sentido.
Aunque lo de llamar casa al espacio donde vivo, quizás sea una palabra inmerecida.

Unas décimas de segundo y un extraño azar.
Unas centésimas de segundo, ésas que dura el instante en que ambos pies levitan al echar un paso hacia delante.
Ese paso, que pienso, me va a trasladar desde el andén del metro a interior del tren. Pero no. En ese levitar, alguien me empuja y caigo.
Una de mis piernas queda atrapada entre el coche y el andén. Dentro de esa franja intersticial se va escurriendo todo mi cuerpo.
Las puertas del metro se cierran.
Desde dentro, gente que me mira sin hacer nada. Sólo miradas. Pan y circo.
No siento miedo. Cierro los ojos. Pues nada, hasta aquí hemos llegado.

Cuando cuentas el tiempo, después hay más tiempo.
Sólo unas centésimas de centésimas de segundo. Noto que alguien tira de mis brazos con todas sus fuerzas. Le oigo gritar que, por favor no arranquen el tren.
Finalmente, logra sacarme a rastras.
El tren se marcha justo en ese instante.

Sólo entonces noto el gran dolor del impacto de la caída en mi pierna.
Sólo entonces que ese hombre al que me abrazo me ha salvado la vida.
Tiemblo y entre lágrimas solo acierto a darle las gracias.

Él, insiste en saber como me encuentro.
Yo no sé bien que contestar. Estoy muy asustada: no consigo entender...

Al rato, le contesto que estoy bien. Ciertamente lo estoy: sencillamente alucino.
La realidad es que estoy aterida de miedo y de dolor.

Finalmente, este hombre se marcha ante mi insistencia.

¡Es esta vida tan extraña!

Justo en el momento que sentí irme de ella ante la mirada impasible de muchos, hubo un hermano que me sacó del camino a la muerte con todas sus fuerzas.

Muchas veces he pensado en este hombre del que ignoro su nombre y al que debo tanto.

Soy una persona afortunada: lo sé.

Estuve mucho tiempo sin ser capaz de contar a nadie lo sucedido.
Mi pierna se hinchó hasta lo indecible. Pasó por todos los colores de un tremendo hematoma.
Y hoy sólo se aprecia una leve abolladura en el hueso.

Desde aquél día, he pasado como todo hijo de dios por situaciones límites, algunas muy raras.
Y no acierto a entender, pero siempre he encontrado una mano amiga que me ha ayudado y me ha salvado.

Por eso me siento afortunada.
Y sé que lo excepcional existe.

Non credo, no.

Tengo una estrella grande que me protege y me guía.


En canal


Y siempre encontrarás el necesario calor al refugio de un alma abierta en canal a tu bendita presencia.

domingo, 2 de octubre de 2016

En abierto

Atrás quedó un avatar custodiado por una losa.
Atravesaste su umbral, con un cuerpo desvencijado y vacío.
Era el último límite que te condenaba al infierno.

Atraviesas su umbral. Y a cada paso, las luces se hacen más intensas y la visión más nítida.

Después, sucede que pierde el interés lo que ocurre a ras de suelo, detrás de todas esas puertas cerradas.

Comprendes que tu reino es la intemperie.
Lo sientes al caer en el abismo de un alma que habita en la tuya.
Sin entender porque y sin querer comprender.

Sientes como te atraviesa por completo la grandeza de la vida.
Eres leve.
Y gustas la verdadera riqueza: instantes de habitar espacios abiertos.

Sus labios son el cielo.
Su voz es la música.
Y sus latidos las notas más dulces del más preciado instrumento.





La gravedad es un invento terrestre



Un alma liberada de todo pensamiento no pesa.


 Que nada grave puede dañar el espíritu.

La química de un instante

Si no ardiere en la pira, algún día mi cuerpo se reducirá a descosidos, rotos y sedimentos.

Un desgarrón no es nada, al vencer el sufrimiento.

Que el dolor sólo hace más fuerte a un corazón de hierro.


sábado, 1 de octubre de 2016

Tu mirada

Es una delicia detenerse en cada una de esas cosas tan hermosas que hay dentro de tu mirada.
En ti, cada vez se expresa como algo nuevo.

Desde la más suave sutileza siento el vértigo que antecede a la caída en tu abismo.
La indescriptible dicha de cada momento de entrega. De ese precioso instante compuesto por muy poco y que transporta el espíritu tan lejos.

Me gusta detenerme en tu mirada y borrar contigo los contornos de lo poco que sabemos.

Y así dejar sólo las notas que componen su esencia. Sentir la música. Y bailar.












De la vid





En el silencio más obscuro
se produce la alquimia
de flamígera vida.

Entre las sábanas

A veces olvido que el camino al paraíso se encuentra dentro de la mente despierta.

Se recorre con las manos, al explorar los secretos de tu cuerpo, perfumado suavemente con miliares de besos.
Se ahonda en sus rincones con la punta de la lengua.

Es entre las sábanas, en el istmo de tu piel, que descubro un universo más allá de las estrellas.