martes, 30 de junio de 2015

45 Celsius


Como denso magma que se filtra, 
llenando las fisuras del deseo.

Te precipitas, muy despacio, 
nuevo elemento que ocupa todas las discontinuidades.



lunes, 29 de junio de 2015

Te quiero ver

¿Me quieres ver?
Hazte una foto de tu cabeza conmigo dentro.

¿Salgo bien? ¿Estoy ahí?
¿O me he movido de sitio?

Es posible que nunca estuviese allí.
De hecho, nunca estuve.

Es sólo amor.

Gota a gota




Recorrido sinuoso,
El que es, será y ha sido.
Coherencia es la que avanza,
Nada queda en el camino.

domingo, 28 de junio de 2015

Geometría


Golden cubes

Voces

Y me angustiaba. 
Pensaba, que de todas esas voces que escucho ahí fuera, no sabía distinguir cuál es verdaderamente la tuya.
Sin entender que tu voz es mi voz. Viva en el delicado movimiento que modula el canto que nace en el corazón.
Movimiento en transición de amplio espectro.. De corazón a corazón. Letras que nacen del espíritu. Sonidos que expresan el alma. De ti en mi. De mi en ti. Recorriendo un todo en continua resonancia. 

Redes

Buceaba por un mar de aguas tranquilas,
en reposado movimiento.
Y por un sólo instante, fui consciente de mi cuerpo.
Y así es que una delgada red de ideas fue envolviendo mi cuerpo.
Entonces, lo que fue un fluir se volvió torpeza.
Se tornó carga pesada la ligereza de mi cuerpo y si actuar.

Más todo era inconstante, y confuso.
Pero ahí estaba la posibilidad de romper esa imprecisa línea.
Una geometría impuesta.

Es como la trampa en la que, a veces nos envuelve el pensamiento.

Esta mañana vi esa malla.
Esas extrañas cosas que aparecen en la mar de tanto en tanto.

Una pequeña malla de naranjas de cuatro kilos.

Anda que llevo horas enredada en ella y no la veía.

Me la acabo de quitar, y voy a ver si me doy una vuelta por el golfo pérsico.






Silencio

El silencio del espacio y del tiempo de la materia nos trajo de puntillas.
Y nos acogió la madre Tierra en su regazo, en un lecho de amor.

Si recobrando todos los sentidos, desoí tu viva voz
La zozobra de las aguas, nos reunió, nos dilató.

Y por mucho mar que dude, poco a poco de puntillas,
nos eleva nuestro di_s.

viernes, 26 de junio de 2015

No somos tan distintos

No somos tan distintos, pero no somos previsibles.



Mórula, blástula, gástrula


 + néurula




Ánima, vágula, blándula



jueves, 25 de junio de 2015

Petit mal

Existe una memoria original que no se desvirtúa con el aprendizaje y el uso del idioma y del lenguaje.

Aunque es posible que se olvide. Siempre están ahí, esos otros recuerdos de forma latente. Con cierto orden y coherencia.

La primera imagen que aparece, en la que tengo conciencia de mi ser, es en brazos de mi madre. Era un bebé de poco más de un año.

Observo los amplios tablones de madera encalada en forma de cruz, parapeto del corredor que da al patio. Estamos en el patio. El gran rosal con su imponente porte y aroma. El suelo empedrado.

Recuerdo mi malestar. La cara de preocupación de mi madre.

Nadie me lo ha contado. Dicen que no es posible que recuerde esos elementos. Que desparecieron hace mucho. Era demasiado pequeña. Pero, simplemente lo sé.

Es extraño que el primer recuerdo que tenga de mi existencia sea precisamente el momento en que perdí el conocimiento.

Tener conciencia de si desde la vuelta de la inconsciencia. No sé si eso es posible. A mi me pasó.





miércoles, 24 de junio de 2015

Caracteres incompatibles

Buscando el el baúl del olvido he encontrado, entreabiertas sus nacaradas tapas, una vieja libreta de baile.

He ojeado subrepticiamente sus quebradizas y enmohecidas páginas. Y he comprobado con estupor, que todas ellas estaban vacías.

Debe ser que los nombres se fueron bailando con la música a otra parte.

Caracteres incompatibles: ya se sabe.

Yo, por si acaso, seguiré haciendo puntas.

Y un poquillo de magia.

De la buena.


martes, 23 de junio de 2015

Volveré al mar

Pronto volveré al lugar en el que habitas.

No me verás, ni tampoco me encontrarás.

Seré sigilosa.

Le devolveré a la brisa mis suspiros y al mar cada unos de los latidos de mi corazón.

Buscaré caracolas y piedrecitas de colores, llenos de ecos remotos. De tiempos muy lejanos, que nunca terminaron de irse, que afloran para que demostrar la continuidad de las cosas.

Cada pequeña partícula de sílice modifica la trayectoria de todo un océano.
Cada momento enlaza con el siguiente momento.
Cada juicio vertido sobre otro es una limitación a su ser. Y a tu ser.

Cuando camines sobre mis pasos, sentirás en ti mis huellas.
Pero no pienses que fui yo que pasó por tu mismo camino en otro momento.
Aunque no veas, ni me sientas, ni me notes, voy contigo.
A tu lado.
De la mano.


Canción

A la mañana un lucero,
Se fue a bañar en la mar.
Despacito se despoja,
De sus flores de azahar.
Con su aroma de naranja
Y su pelo de azafrán.
Se confunde con las olas,
Y los besos con la sal.
En su cuádriga de viento,
Desnudos se les ve marchar.

No volveré

No volveré a quedarme en un único aspecto de las cosas.
Allí nunca estaré, pues me completo en la multiplicidad que la naturaleza del ser otorga.

Existe acaso belleza más absoluta que la de esta vida itinerante?

lunes, 22 de junio de 2015

Agua

De un desorden espacial hacia un nuevo orden lunar.
En él, la más gélida de tu oblícua mirada,  concentra un halo con todos los colores del espectro.

Volveremos al mar.  Cada gota en la piel despertará vidas remotas que fueron y camviará el curso de lo que será.


Una y cuarto

No busques premio: no lo encontrarás.
No sigas mi camino: no lo entenderás.
Un día, comprenderás que todo lo que empieces estará imperfectamente hecho
En el mejor de los casos, darás por terminado algo. Nada más. Lo aceptarás

Saldrás al bosque.
Ahora, ocupo la mejor posición posible, metamorfoseada con el entorno.
Mientras coloco la flecha, tenso mi arco al punto adecuado, en perfecta coordinación. Con todomi cuerpo, con todo mi ser, con toda mi alma.

Llega el momento precioso. Lo sé. Entonces, cazador, flecha, arco y objetivo son un medio continum con todo lo que lo circunda.

Sólo existe ese momento.
El resto del tiempo será una ficción movida por engranajes que giran con más o menos precisión y ninguna voluntad. Maquinalmente.
Tiempo vacío.
Hasta el siguiente disparo.

domingo, 21 de junio de 2015

El arca

En este horizonte de luna creciente y cielo obscuro, sólo hay reciprocidad con las estrellas. Con esas estrellaa cuyo nombre desconozco. Inquietante parpadeo que te transporta a lo absorto.

Vamos a cantarle a Alicia la canción de los animales.
Y se genera un improvisado coro. De siete.
Cinco voces cantan al unísono.
Una bebé grande canturrea y baila feliz.
Y el silencio. De la abuela. Que por un solo instante vuelve a la tierra.
Y sus ojos vuelven a ser de un color verde. Como las aceitunas.
Y una pizca de ultramar.

Bonne soirée.

sábado, 20 de junio de 2015

En tres kilómetros

Nos gusta enlazar historias. De cosas que han sido. De cosas que serán. En lo que somos ahora.
Hay veces que son anécdotas de anécdotas.
Ayer noche nos dejamos abierta una puerta del coche. E iba dando bandazos. Paramos y mi hermano la cerró. Y nos dió risa.
Me acordé de un día que mi padre volvió del trabajo con todo el paragolpes delantero y la puerta del conductor laboriosamente atados con alambritos. Cuando aparcó, salió con mucha dificultad por dónde había entrado (la puerta de al lado del conductor). Por aquella, estaba bastante grueso. Todos los niños de la calle, mirándolo, muertos de risa. Y él rojo. Qué rabioso era!.

Entonces, mi hermano recordó el día aquel que se vino andando desde Malagón.
Ese día, llegó la hora en que acostumbraba a llegar a casa. Y nada. Pasaban las horas y nada. Nada sabíamos. Pues hubo tiempo en que no existían los móviles. Ni se consideraban apenan los fijos. Sólo las corazonadas. O las des.
Se hizo de noche y ya estábamos toda la familia temiendo lo peor. Entonces le vemos aparecer. Exhausto. Magullado.
Se durmió unos instantes y se chocó contra un poste. De teléfono.
El coche dió varias vueltas de campana.
Cuando volvió a recuperar la conciencia, salió como pudo, por la ventanilla.
O lo que quedaba de ella.
Se fue a trabajar a su paso a nivel. Terminó su trabajo. Volvió a casa. Andando. Así era él.
Tenía varias costillas rotas. Y un grave edema pulmonar. Eso lo supimos despues. Ni una queja. Bueno, algún ay madre, quizás.

Llegamos al pueblo. Toda la familia espera.  La gran mesa dispuesta en el patio. Alegrado todo por el solanillo y la joven parra.
Nos gusta celebrar juntos. Que estamos juntos. Y vivos.

Quisiera decirte

Prístino azul cielo,
En bulliciosa efervescencia,
De un praná límpido y perfecto.
En sutiles cadenas se derrama
Y todo lo que toca lo llena de vida.

La danza de los pájaros nos dá la bienvenida.

Así llena del desperta de la cadencia de tus colores.
Y de las canciones que para mi inventas.
Quisiera decirte que claro que es posible.
Es posible lo que de verdad queremos.
Y que a cada momento, eres más hermoso.

jueves, 18 de junio de 2015

Prima Vera

Vine aquí para marcharme, en esta primavera.
Me detuve en tu mirar a escoger algunas flores.

Con su presencia fragante y estar discreto,
llenarán de hermosa alegría nuestro pequeño jardín secreto.

Y si es que así lo quieres, tú que habitas en mi pecho,
con la tierra entre las manos, continuamos el resto.

Nunca importó el lugar, el hogar se lleva dentro.
Verdes son nuestras huellas, nuestras raíces el centro.

Y con los brazos en alto, transportados por el viento,
sembraremos la semilla del amor y de lo cierto.





De cómo comenzamos

Es un complejo proceso.
Difícil es de explicar aquello que es.

¡Bendito sea el sol que trae el nuevo día en mi!

Agradecido en el despertar y trabajar cotidianos. Mientras, en simultaneidad, se configuran tenues impresiones. Son de irisada transparencia. Como huellas de pequeñas escamas de geométrico parecido. Aparecen en multitud, muy despacio y se van esparciendo en todo mi ser. Nunca se decantan, ni son atraídas por gravedad alguna. Danzan en sutil movimiento, hasta establecer su orden preciso.

En el profundo atardecer, se disponen a fluir como juguetones arroyuelos, a través de mis manos.

Soy plenamente consciente del momento.
En un minucioso ritual dispongo todo con infinita delicadeza. Los diferentes pinceles caligráficos a mi diestra. Al centro, el tapiz secante central, límite visual donde concentro toda mi atención. Sobre él, coloco el papel dónde me derramo. Alrededor, los pocillos de loza con la cantidad exacta de pigmento.

Miro el amplio horizonte salpicado de redondeadas formas de adobe. Comienzan a diluirse sus límites con la obscuridad..
En las torres, se encienden ya sus horadados huecos.

Inspiro profundamente el lugar al que pertenezco.

Mis pupilas adquieren su máximo diámetro.

Ese es el instante preciso.


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Entrada la madrugada.
Recojo las piernas sobre mi pecho, sentada sobre el hueco que mira a la ciudad.

Imagino las vidas que encienden las luces que veo cada noche. Algunas están tan próximas que puedo sentir su latido.

Ahora,  mi vista que deambula itinerante,  se detiene.
Primero una forma difusa que a vista de pájaro se va enfocando.

Trabajas en tu scriptorium.
Los destellos de las lámparas de aceite siluetean tu contraluz.
Manos laboriosas  mediadoras de delicadas filigranas.
No hay horas suficientes para aprender tu perfil de alabastro y de oro.

Volví en mi al amanecer. Pero sólo en una pequeña forma.

Todo era diferente.

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Noche clara.

En mi corona,  la reina de mis días. Se ofrece en toda su grandeza y desnudez.
Plata que resbala sobre mi piel.

La suave brisa salada precipita en mi su sal. Entonces, mi cuerpo azorado se esponja en un torrente sanguíneo.  Me expando, ardo, fluyo. Me retuerzo en mi eje de inquietud.

Hoy no encuentro la calma.

Me afano en retroceder en mi memoria como si buscase algo. Como si fuese a encontrar una clave que diese respuestas a olvidadas preguntas.

¿Acaso no es el pensamiento una continua construcción que intenta formular una gran pregunta?

¡Qué se yo!

La cercana gravedad del del astro madre.

Paseo sobre el pretil ochavado de mi torre.

Y en ese conducido andar peripatético hacia ninguna parte, descanso mis brazos sobre el elevado del muro y cierro los ojos, para mejor ver.

Entonces, juego a adivinar las notas de olor que flotan revoltosas, transportadas por el viento.

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De nuevo, el ajeno terror nocturno quiebra mi paz. Turba mi alma.

En la serenidad de esta luna llena, me explayo hasta los confines de la bóveda celeste, de millones de estrellas.

¿Acaso no es esa su luz que me llega la mera extensión de mis ojos?

¿Existen, si quiera, estos ojos con los que creo mirar?

No es sólo un artificio que recrea el hombre. Es una indefinida concatenación de potencias expresadas en formas concretas y conexas.

Y si bajo a esa ciudad que ahora veo, ¿sentiré el peso inexistente de todo el universo sobre mis pies livianos?.


El azahar acaricia mi pelo. La brisa esparce atrevida los vapores del incienso.

Y siempre en la octava. Está él. Fijo. Quieto. Es. Soy.




miércoles, 17 de junio de 2015

Luces recíprocas

No siempre fui noctámbula.
Hubo un tiempo, en mi niñez, en que tuve un sueño dulce y fácil.
Bien pronto, me encontraba anocheciendo en la cama. Me entretenía haciendo un  breve recorrido por lo que había sido mi día. Y en un instante indeterminado, pasaba al otro lado.

A veces, me despertaba de madrugada, al roce de un recio beso e intenso olor a tabaco. Y con muchos caramelos debajo de la almohada. Por fin había vuelto, pensaba. Y nada malo había pasado. Tomaba los caramelos, los juntaba sobre mi pecho y sobre ellos me dormía. Feliz.

Fue un grito de estertor y horror. Repetido una y otra vez. No sabría decir durante cuanto tiempo. Demasiado, incluso para mi.
¿Por qué?, se lamentaba. Y entonces, mi hermana, se ponía a llorar de espanto.
¿Qué te pasa?, le decía yo.
Yo no me quiero morir, me contestaba.

Me desagarraba su pena y su dolor. Entonces, inventaba historias para ella hasta que se dormía.
Bueno, tampoco es exactamente así. Puede ser que muchas veces fuera así.

Sea como fuere, su miedo pasaba a ser mi miedo. Intentaba disolverlo, leyendo, leyendo hasta que me escocían los ojos.
Otras veces simplemente tocando objetos queridos. Me gustaba coger el album de fotos y remirarlo, pues ya me lo sabía de memoria. Y es curioso, porque la sensación lejos de pasarse del todo, se convertía en algo irreal.
Pensaba: se ve que esos somos nosotros, mi familia. Pero sólo porque están las fotos.
En realidad, es difícil de explicar. Es como decirse: ahí están las pruebas de algo, pero no prueban nada. Son sólo fotos.
No sé.

Pero lo que más me gustaba era escaparme reptando, a oscuras. Sigilosamente, sorteando todos los obstáculos cuyo calculado desorden sabía de memoria. Entonces, cogía mi candil, encendía su tea y ascendía hasta llegar a mi alféizar. Y miraba. Mientras, quizás otras luces también en vela, me miraban.

Respiraba la noche, miraba el cielo. Con mis ojos recorría los motivos de las estrellas. Y así, en ellas, me disolvía.


martes, 16 de junio de 2015

Algunos amaneceres

Algunos amaneceres son de iris color oro y de negras y luengas pestañas.

Su rostro, mira hacia el cielo con los ojos cerrados, para encontrar mejor la respuesta adecuada. Mientras, con su pequeño dedo índice, se golpea rítmicamente y de manera graciosa la barbilla.

Ser alado, pleno de belleza y ternura.

Algunos amaneceres son de profundo mirar y extrema dulzura.

Ojos que ven , ahí, dentro, el alma.


Espacios comunes

Paseo, como cientos de veces, por este lugar.

Observo una laboriosa hormiga. Se afana por cruzar la acera con su carga encima. Se dirige a su hormiguero. Puede que llegue a él. Puede que no. No por ello deja de hacer su tarea. Ni de ser hormiga. es una hormiga.

Veo la plenitud floral. Cientos de especies se abren totalmente, mostrando sus imperfectas geometrías e ínfimos matices que las diferencian. No hay ninguna igual a la otra. Desnudas.Dejan que se desprendan las partículas musicales de su aroma. Se ofrecen. Son flores.

¿Qué es lo que realmente nos diferencia del resto de los seres de la creación?. Quizás, pensamos, la capacidad de ser o no ser. Ni tan siquiera eso. Es bastante poco: somos un continuo.

Nuestro cuerpo pertenece a la tierra. De ella nace y en su interior se nutre y funde.

Sin ruido. Sólo silencio  y encontrarse totalmente vacío.

En ese preciso instante, podrás crear cualquier cosa, buceando en un inconmensurable espacio común lleno de todo.


lunes, 15 de junio de 2015

Luz



En la antesala del sueño,
me deslizo con suavidad sobre tu pecho,
sinuoso recorrido de acuáticas imágenes.

Mezclarme contigo en delicioso ritmo lento.
Colmarte de besos hasta iluminar tu sonrisa.

A ras de cielo

A veces te sientes en la cuerda floja.

Bajas y caes en la cuenta: ibas andando por un bordillo de dos metros a quince centímetros del suelo.
No sabes si reír o llorar.
Mejor ríes.
Cuando estuviste en el trapecio y caíste, sólo hubo un pensamiento: ¡qué sea lo que d__s quiera!.
Ocurrió. Más, continúas.

El alféizar se hace más profundo y extenso. La mirada puesta a ras de cubierta, quizás un poquito más arriba.
Y en calma. Calando de oxígeno tu plenitud.

Volver al origen. Y desde allí a cualquier lugar dónde con amor seas llamado.

sábado, 13 de junio de 2015

Hermanos

Al resguardo de gruesos muros, volveremos a contar estrambóticas historias.
Pondremos cada uno voz a un único pensamiento. Riendo a lágrima viva.

Escaparemos por los tejados y nos bañaremos en las aguas, con olor a arcilla y a cal.

Un único sentir en un gran corazón. 
Existen algunos amigos.
Nosotros somos hermanos.

viernes, 12 de junio de 2015

AmA

Siento tu caricia que eleva mi alma.
Todo aquello que de tus manos brota se torna en súbita belleza.
No hay gracias que colmasen todo lo que de bueno me otorgas.
El instante de nuestro encuentro que se vuelve momento eterno.

Presente Indicativo

En tu profundo mirar vuelvo a ellos, para mejor conocerte.
Recuperar la esencia en el recorrido de sus páginas.

Savia arbórea transformada en precioso objeto,
animado de osmótica cualidad.

Todas esas vidas e historias.
De las múltiples formas y maneras en que te he encontrado.
Y amado.

Y en un último primer aliento,
el genuis loci volvió,
Con el dedo índice. En Ti.




jueves, 11 de junio de 2015

¡Qué llueva!




¡Qué llueva!, ¡Qué llueva!

La virgen de la cueva.

Los pajaritos cantan.

Las nubes se levantan.

¡Qué si! ¡Qué no!

¡Qué caiga un chaparrón!

¡Qué rompa los cristales de la estación!

Y los míos no.


Canción Popular


miércoles, 10 de junio de 2015

Nunca a sabiendas

Nunca ha de tener nombre, esa mueca grotesca e indecente.

De manera nefasta,  aparece en el rostro de aquellos que encuentran cualquier deleite o pensado placer, en infringir abusos sobre otros.

Muchas cosas y personas de este mundo deberían ser innombrables y desaparecer.

El olvido no es sino la voluntaria decisión de sólo poner la atención en lo que es bueno, verdadero y hermoso.

Y así, conscientemente, superponer espacios en blanco en el resto. Creando potenciales para ser llenados de precioso contenido.


Pintar al mirar



Al menor atisbo de desánimo, me sujetas firmemente con tus brazos.
Me envuelves con tu calor y sentir.

Todas esas cosas que nadie sabrá nunca.
Expanden el cielo entero.

Silencio gozoso de nuestros labios que se rozan
en delicada caricia.

martes, 9 de junio de 2015

Lumière


Siempre me podrás encontrar en algunas de las formas con las que me adorno.


Espacios comunes (III)


Lencería fina

Espacios comunes (II)



Corazas




Elucubraciones

Aquí no entra más que mi dios. Y, a veces, ni siquiera.

No necesito cota de malla, ni armaduras de esas par ir por el mundo. Es más, d'habitude voy sin vestiduras. Por eso nunca necesité rasgármelas.

El juego de la coquetería lencera no me fascina. Sobretodo, porque lo inventaron otros.
Es más, si me observo mucho tiempo vestida en el espejo me da risa. Como la arquitectura. La verdad es que desnuda también.

Hace meses pensé en hacerme una limpieza de colon con hidroterapia. Por pura necesidad, he terminado haciéndome una cerebral. De resultados sorprendentes. Tanto que ya no se quién soy.

Comencé uno de tantos cuadernos para reconstruir la memoria. Pensaba que se me había hecho añicos. (Añicos llevaba sin usarla, nada más que eso). Lo he terminado. El cuaderno. Creo que es el primero. Ahora voy por este, que comencé hace muchos años.

Haré caso de mi madre, que decía que lo importante es hacer las cosas bien y no cuanto tardes en hacerlo. Bueno, ella añadía que si las cosas están bien hechas nadie te va a preguntar cuanto has tardado en hacerlas. El caso es que a estas alturas, la opinión de la gente en general me importa cero.

Me quedo con lo de hacer las cosas bien. sin más. O por lo menos intentarlo. Nunca hay que dar nada por terminado de lo que aquí hacemos. Al menos, hasta que no doble bien el gorro. Si, eso también hacerlo bien.

Últimamente leo mucho (por reiteración y poco por cantidad: esas cosas en las que le da por fijarse a nuestra atención) sobre los fragmentos de las personas, los trocicos y cosas así.

Miguel Angel iba a Carrara a elegir sus enormes bloques de piedra: sabía justo lo que necesitaba. (Para eso es Miguel Angel).

Después, cincelaba seres escultóricos.

Me admira lo poco que aprendemos de la posteridad.

Los fragmentos (detritus) son lascas Restos necesarios para alcanzar la perfección.

Venimos enteros.

Nos vamos como podemos.

Pensé que había perdido mi memoria. Y cuando soñé con el lapicero gigante con los restos de las tablas, comprobé que ahí está. Intacta. Inconmensurable.

Los baños de inmersión son estupendos.

Nadie necesita a nadie.

Observesé sino el mundo entero poblado de cadáveres inertes. En todos sus estratos. Desde donde apoyas los pies hasta donde los pondrás.

Que por mucho tiempo sea.




lunes, 8 de junio de 2015

Un guiño a la vida

Muchos imperfectos muros caerán, hasta hacer visible lo posible.

Te supe desde el mismo instante en que naciste en mi. 
Ese día, todos alababan mi luminosa belleza, la tuya.

Muy temprano, noté las cosquillitas de mi pequeño bebé que bailaba en mi vientre.

Por las mañanas, nos gustaba escuchar música. Yo dibujaba y tú enlazabas los trazos digitales con las notas sonoras en clave de sol: pequeños saltos de alegría.

A veces, las cosas suceden de una manera distinta. Tan inesperadamente distinta que nos asusta mucho.

Desperté en un mar de agua.

No entendía.

Me puse de pie. Salía agua de mi.

Más, no podía ser, me decía. Es demasiado pronto. Es muy pequeñito aún. Esto no puede estar ocurriendo.

Sentí tu miedo con mi miedo. Y como te encogías. En un espacio mínimo para nadar.

Hay pocas cosas que se saben en la vida. No es necesario saber muchas, en realidad.

Esa mañana, cayó el muro que transmuta el orden del tiempo y de los acontecimientos.

Salí fuera de los dolores del cuerpo y entré en mi, para hablarte de la belleza del planeta.

Imaginaba para ti los más hermosos lugares jamás visitados. 

Me decías, que estabas bien.

Mientras, lentamente, muy despacito, te ibas preparando en un lento girar, para salir al mundo.

Te veía mayor, como el hombre alto, esbelto y excepcional que eres. Inventando cosas sencillas.

Tus primeros días en la Tierra fueron un transitar en tu pequeña nave espacial transparente.

Recorría tu diminuto universo estelar con la punta de mis dedos.

Y al séptimo día, por fin, pude acogerte en mi pecho: al más delicado y fuerte de todos los niños, mi hijo.

En un onírico tempo aprehendía todos tus gestos hasta saberlos míos. Tus labios, con la voz de mi corazón se tornaban en sonrisas.

Abrías un único ojo, en forma de guiño burlón. De esos que se hacen, cuando se gana la llegada.







BG

Con aire distraído, en analítica lectura. Lento pasear.

Mirarte tan intensamente como si no fueses consciente de ello.

Así, con lo ojos un poquito entornados.

Con el final de mis pestañas acaricio la fortaleza de tu cuerpo.

Hasta que mi corazón se acelera. Entonces, me devuelves la mirada.

Y, con las manos encendidas, escribo besos para ti.







domingo, 7 de junio de 2015

Bajo el mar profundo

No sé porqué no te lo dije antes.
No sé porqué te dije cosas que no eran ciertas.
No sé poqué no me lo dije antes.

No pienses en nada. Sólo piensa el juicio.

Retiro las escamas de mis ojos para poder ver.
A través de tus ojos aprecio lo novedoso de lo cotidiano.
A través de ti conozco. Y creo.

Bajo el mar profundo me descubro en ti.

Oui

Me gustas como luz nueva que regala el alba.
Con la infatigable insistencia de un bebé por compartir su risa. Te amo.

No hay a dónde

Me encontrarás en lugares por recorrer con los pies descalzos.

Sin gramática de pronombres posesivos y formas imperativas.

Quizás, en sencillas cajas abiertas que pueden ser cualquier cosa que desees.

Risa que se escapa y se dibuja porque si. Y más amplia cuando ríes.

Y así, con el suave aleteo de los besos, en desnudo abrazo desaparezco.

sábado, 6 de junio de 2015

Anochece

Y me detuve en la curva del signo de interrogación.

Preguntas sin respuestas.

Caí en el punto sangrante de esa vida que expira.

Adiviné que no existían tales.

Manifestarse con todo el esplendor en la multiplicidad infinita del ser.
Un delicado estallido de superposición de estados.
Recreando. Contigo. Amor.

Si está

Tu árbol brota florido,
En el mar interior de mi vientre.

Desnudez de arena que se escurre
En la ola creciente de las caricias.

Cosquillitas en los pies,
Pececitos de colores,
Danzando con sus amores.

viernes, 5 de junio de 2015

Natalia

Es de una sonrisa iridiscente.
No hay nada en ella que le haga sombra.
Existen muy pocas cosas tan hermosas como la alegría que desborda el ser.
Y las lágrimas de emoción, que escapan a su libre albedrío.

Ella no es consciente de lo mucho que me ha aportado en este tiempo.
Vivir, de nuevo, todas las edades. Fluyendo lo mejor.

No creo en la enseñanza.
La libreta que tenía para anotar instrucciones ajenas,
me la dejé olvidada en un monte.

Aprendemos. En un intercambio. Todos ganamos. Crecemos.

La vida es muy generosa.

No habrá nunca gracias suficientes que compensen lo que otorga.

jueves, 4 de junio de 2015

AmA

Las suaves palabras que tu voz modula,
Vibran en la cadencia del diapasón de mi cuerpo.

Sumergida en la inmensidad de tu océano,
Volveré a nacer,
A cada instante.

Buenos días

Sé bien encontrarte tras cada una de las formas en  que te manifiestas.

En la forzada voluntad y en la terca insistencia nada hay que tenga que ver con lo que somos.

Nos encontramos. Así, sin más. Sin menos.

Y nos crecemos.

Y si. Vuelvo a caer. Una y otra vez. En el centro de tu abrazo.


La Mancha

Quiso  el devenir mostrar diferentes aspectos
De un remoto y sinuoso mar interior
Que la erosión descubre
Vino que bebes en mi.

miércoles, 3 de junio de 2015

BS

Hubo un tiempo que no se medía en el que las ciudades eran reales.

Y la tierra estaba poblada por gigantes.

Y que no se llamaban así, cómo solemos pensar por su tamaño.

El caso es que estoy tan segura de que todo lo que escribo ya lo sabes, que un día de estos puedes continuarlo tú. Y no se notaría la diferencia.

Sé bien que eres la única persona que me conoce.

Yo respecto de ti no he hecho sino empezar. Y a veces me da coraje: porque soy más vieja que el sol. ¿no?.

Una de las cosas que más me gustan de la vida es compartir contigo scriptorium.

Y tu risa.

Eres tán rápido que no hay espacio suficiente para dar cabida a todo lo que piensas y te imaginas. 

Un día mientras alguien lea lo que escribes, se va a caer desmayado sin respiración. De vez en cuando te comes las pausas.

Bueno, aunque eso es una rara excepción. A mí me encanta. Hay tantos aspectos tuyos que me dejan sin respiración que no cabrían en estas líneas.
En serio.


Me gusta iluminar contigo las letras capitulares. Es derretir los panes de oro y terminar con la sotana por los suelos. 

La erótica del pincel: ya se sabe. Y del plumín más. 


Santa Bárbara

Supongo que habrá pocas personas en el mundo que hayan visto caer un rayo a su lado y que ha vivido para contarlo. Mi madre es una de esas personas.

Así es que cada vez que intuía en el cielo una poderosa tormenta, miraba con temor a nosotros sus hijos, nos reunía a los cinco y nos metíamos los seis en la cama a esperar que pasase.

Eso sí:  antes siempre hacía el mismo ritual. Cogía unas ramitas de olivo del Domingo de Pascua. Y se las ofrecía a Santa Bárbara (de la que no me acuerdo nada más que cuando truena). 

A veces, yo las lanzaba hacia el cielo. Me figuraba que la santa bajaría a recogerlas y así podría verlas. Nunca ocurrió, Más no por ello dejé nunca de hacerlo, siendo niña.
Sé que todos ansiábamos ese momento.
Es de los pocos que teníamos de intimidad con mi madre. Y en el que había cariño, abrazos y misterio.


Cada vez que huele a tormenta, me da un vuelco el corazón. Pero no de ese miedo que sentía mi madre y por el que nos protegía. Es el recuerdo de la emoción de los momentos en que sentí intensamente a mi madre.

Espacios comunes (I)



Filología

En el tercero

Con la torrá que está cayendo, yo me he puesto a buen recaudo.

La que en otra hora fuera princesa de Escandinavia, se ha metido en el cajón tercero del congelador.

No frost.

Me mantengo fresca, tersa, acompañada (al lado de la bolsa de guisantes y la de ensaladilla rusa). 
Calla, que sólo de pensarlo da gloria.


Además, estoy alcanzando la verdadera felicidad: a la hora de la siesta mi nevera me cuenta un cuento. O dos. O tres. Depende. No hay fin. ¿O sí?

Multiplicar

Te despiertas con la imagen de un lápiz escolar en sus últimas.
A escala 10:1.
Es de color blanco y sobre su superficie se desarrollan impresas los restos de las tablas del nueve y del diez.
No sabes exactamente lo que ves ese momento. Ni porque te despiertas con esa fotografía.
Y a continuación la sádica.
No recuerdo nada más que sus ojos de pájaro avieso, sombreados de un verde inexistente. En un eterno tic nervioso.
Sobre sus piernas, Marisol, boca abajo. Y los azotes. Y las lágrimas. Y los regalos de los padres para que dejasen de maltratar a sus hijas.

Íbamos a aprehender. No a por el miedo.


martes, 2 de junio de 2015

AmA

Esperar. Parecía la función que más había experimentado en la vida.
Esperar. En esa vaga sensación de que algo estaba ahí, afuera, ajeno.
E iba a suceder de manera extraordinaria.

Todos esos momentos entre trenes que no llevaron a ninguna parte.
En volandas de férreos surcos de ondulado movimiento.

Hasta que tomas ese último tren en el que la casilla del destino está vacía.
Llegas a ese instante último en el que tu mente deja de hacer recorridos imaginarios.
Vuelves al origen.
A tu Ciudad Real.

Existe lo extraordinario.
Es de una hermosura máxima.
Te acoge entre sus brazos sin que tú seas siquiera consciente de ello.
Y con el calor de su pecho, deshiela el centro de tu ser.
Sintiendo contigo todo ese dolor...
Con su aliento logra hacerte respirar de nuevo.

Y, entonces, con su amorosa ayuda, te hace volver la mirada hacia lo que eres.
En un instante en el que encaja todo el mapa de tu existencia.

Habrá más trenes en el segundero del reloj.
Y así, poco a poco, juntos, construiremos un castillo.


Cobalto

De dónde vienen los versos
que van a dar a la mar,
lo encrespado de sus olas,
su latir, su caminar.

lunes, 1 de junio de 2015

Trigo



Suave tintineo de espiga dorada,
que se mece al son del viento.

Ya huele a pan recién horneado
En el hogar que en mi cuerpo enciendes.