Nos hicimos pequeños,
Pensando que caminábamos encima de la tierra.
Un día, desperté del ensueño.
Subí a mi barca y surqué el mar.
Cuando piso el suelo, descubro que los pies son sólo un lugar para aprender los tuyos. El referente donde nace toda tu piel, al contacto con la mía.
Paseamos. Corremos. Ordenando con destreza el movimiento de nuestro centro.
Saltamos. Danzamos. Construyendo la grandeza que rompe todos los vínculos. Expresando la dinámica armonía del cuerpo
Ahí andan.
A uno sesenta del horizonte.
A años luz de cada punto en que al cerrar los ojos me proyecto.
Bajo los pies, enterramos el oro del tiempo.
Y libres de toda carga descubrimos la grandeza del cielo.
Ese vuelo.
Sin alas.
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