viernes, 28 de enero de 2022

 

A veces, sólo se necesitan pequeñas cosas para comenzar a forjar grandes sueños.




 ¿De qué me sirve perderme en el mar de tu mirada si no permites que me sumerja dentro?

¿Cómo sentir, entonces, todo su esplendor y su belleza?




Otra vida

 Poco a poco voy reconstruyendo mi vida. Ahora que ésta se encuentra bastante ordenada, ocurre que el espacio que habito se me está haciendo muy pequeño, como me pasaba cuando era adolescente.

En aquellos tiempos, no sabía que cosa habría de suceder, pero confiaba en que sucediese algo para que pudiese salir del pueblo.

Ahora la sensación es distinta, pero la necesidad de tener algo más es la misma.

Poco a poco, voy consiguiendo recuperar la confianza perdida e incluso crecerla más que en sus mejores momentos. Vuelven a tener sabor los días, que ya no son exactamente una hoja en blanco, que empieza igual que termina. En ellos, voy perfilando, conforme me va surgiendo, cosas que me hacen sentir bien, e incluso cosas con las que puedo aportar algo a los demás.

Me ha costado mucho tiempo resurgir de lo más hondo y hasta es posible que haya recuperado un  poquito la alegría de vivir.

Aún con mis muchas limitaciones, sobre todo las que son consecuencia directa de la medicación, puedo hacer mi vida, creciendo, con mi hijo como motor principal de mi existencia.

En realidad soy una afortunada, pues puedo disponer de todo el tiempo para mi. 

Quizás no llegue nunca a poseer grandes cosas materiales, pero no las necesito, ni las echo de menos.

Echo de menos los afectos, a aquellas personas que se han quedado en el camino cuya esencia permanece en mi.

Echo de menos el anonimato que procura una gran ciudad como Madrid, así como su amplia oferta de ocio y posibilidades de cultura.

He de admitir que me siento un poco extraña en mi piel, ahora que dejé atrás mi obsesión permanente, pero ya vendrán nuevas vivencias que me hagan olvidar y despierten mi imaginación y estimulen mis sueños. 

Ya surgirán nuevos motivos de inspiración en esta nueva vida. Otra vida era posible. Ahora estoy viviendo esa Otra Vida (que cantaba Battiato), conscientemente. Diferente a como la hubiera imaginado. Con suavidad y buscando siempre la paz, estar en paz. Para mi estar en paz es lo más parecido a la felicidad. 











lunes, 24 de enero de 2022

Intersecciones

¡Qué susto!

Justo cuando decido conscientemente retirarle de mis pensamientos presentes. Justo cuando me voy unos días fuera de casa, para alegrarme un poco la vida. Me digo: ¡no puede ser!, pero ese hombre que está delante de mi en el escáner de equipajes parece él.

Me pongo algo nerviosa y compruebo, felizmente, que ya no me golpetea el corazón azorado en el pecho, al creer verle.

No sé si era él. Puede que sólo sea ese doble suyo, ese doble que todos tenemos en el mundo.

Estuve tentada de acercarme a ese señor que tanto se le parecía y de preguntarle que si era él, el motivo de mis antiguos desvelos. 

Hoy en día con las mascarillas cubriendo el rostro es difícil reconocer a nadie, menos aún con gafas enormes de pasta negra a juego con su mascarilla negra. 

Ya en el andén, me puse en frente de donde él  estaba (él o su doble), para ver si él me reconocía y se acercaba. Nos miramos. Y nada. Sólo más silencio. Entonces, decidí sumergirme en mi viaje y olvidar mis pensamientos respecto de él. Cancelar este pensamiento, me repetía.  Y funcionó, al poco de sentarme en el tren, estaba a otra cosa. 

Y qué si era él... si no me quiere y yo ya no quiero que me quiera.

No obstante, como no creo en los "nunca más", y menos cuando los "más" han sido un puro vicio mental, prefiero re-descubrirle alguna vez en las notas de una nueva canción o entre las líneas apretadas de un hermoso libro.

El viaje estuvo bien. Muy a gusto con los paseos y la compañía de mi hermana, de la que tantas cosas aprendo cuando conversamos.

Siento haber tenido que dejar Madrid, cuando me separé, pues adoro esta ciudad. Es hermosa y está llena de rincones misteriosos donde descubrir belleza y algo siempre nuevo.

Me he acercado hasta aquí para dedicarle al asunto estas líneas. 

Y si era él, que le iba a decir de nuevo, si ya se lo he dicho todo una y mil veces en este espacio.





miércoles, 19 de enero de 2022

Conversemos, dijo el poema

 Desde hace mucho, 

desde hace tanto tiempo que abruma,

he perdido el tiempo

hundida en la prosa vil.

He perdido el tiempo

que pasé lejos de mi.

Los océanos del mundo

No se contienen en una mirada.


Me perdí en un mundo ideal

lleno de juegos y palabras.

Pero,  hay otra vida:

es hora de mirar hacia delante.


Que las palabras, no me extravían,

que son el nexo de unión entre dos mundos

aunque, a veces, son mundos irreconciliables.


No merece amor, 

aquel que responde a cualquier gesto amable con desprecio.

No merece la espera.

Tanto tiempo perdido esperando una señal.

Y la única señal clara es que el tiempo de silencio también se acaba.

Poniéndole fin desde el ahora.


Conversemos, dijo el poema.

lunes, 17 de enero de 2022

La maison dieu.

 Mientras mi mundo conocido hasta entonces, se derrumbaba a mi alrededor, sólo pensar en él hacía penetrar un pequeño rayo de luminosa esperanza entre las ruinas.

Todo era doloroso y estaba muy emporcado frente a sus palabras, que me parecían llenas de lustre y de vida, esa vida que a chorros se me escapaba.

En algún momento llegué a pensar que , quizás, era necesario pasar ese doloroso tránsito. Pensaba que en algún momento alcanzaría la libertad y así podría tener la posibilidad de poder estar algún día lejano con él.

Y pensaba, y pensaba, y de tanto pensar se me olvidaba dormir y pasaba las noches con el cerebro en plena efervescencia, a punto de estallar. Relacionando todo con todo y quizás llegué a confundir los pensamientos con cosas reales, en determinados momentos.

Y él, en mi obsesión, se convirtió en mi punto fijo, en el único lugar que existía para amarrarse.

Y qué era él, en realidad, en aquel entonces, sino la sombra de un recuerdo en forma de algunas palabras.

Pero yo necesitaba ayuda, su ayuda. Y cuanto más claro yo parecía sentir su amor, más se alejaba él de mi, hasta que también llegó su silencio.

Yo siempre he necesitado expresarme, a veces de una manera algo extravagante. Quizás he sido un poco excéntrica y ya ves, cuando por fin encuentro lo que creía era  mi centro, él, al notarlo, salió pitando hacia otra parte.

Lo que quiero decir o intentar expresar, es que mi amor nunca ha sido correspondido en este plano terrenal. Y si lo es en otros, como ahora mismo no tengo conciencia de ello,  me importa un comino.

Hoy se derrumbó mi castillo de naipes. Esa torre en cuya azotea leía absorto el estilita desnudo y sabio.

Ha ocurrido mientras leía un libro, (Olvidé decirte quiero). En la voz de una perrita muerta llamada Mía (de la protagonista). He comprendido algo y he sentido como se desprendía mi última capa o cascarón de apego. He comprendido que una vez le pedí disculpas a él por no haber estado a la altura. Y qué coño, como iba a estar a la altura, si él se encontraba siempre subido a lo más alto de su bastión y yo a ras de suelo. Imposible, para un ser como yo que no es alado.

Y como el título del libro, claro que olvidé decirle quiero, olvidé decirle lo que quería, sobretodo lo que, por entonces, me pedía mi cuerpo y mi mente.

Bah. Ahora que he caído en la cuenta da igual. Pero cuanto tiempo, sobretodo, de mala prosa me hubiese ahorrado. 

Lo mejor es el estilita que pinté para él y que tengo puesto en el portal de mi casa. Con lo fácil que me hubiese sido interpretar lo que ahora veo tan claro a través de las palabras de la perra ficticia Mía.

Ahora creo que voy a poner a su lado (al lado del estilita) enmarcada esta carta del tarot:



En otro momento nos ocuparemos, con la paciencia y tiempo que requiere, de su significado.

Bueno, me tengo que marchar.

Ya continuaré en otro momento. O no. 

Nunca se sabe.









martes, 11 de enero de 2022

A veces

 Leo "Porque a veces no se trata de entender, sino de aceptar".

Y entonces, algo resuena en mi interior, y me viene él a la memoria. Creo que es posible que haya llegado la hora o el momento de dejar de querer entender y simplemente aceptar que mi amor no fue suficiente para que él cambiase su vida por mi causa.

Y siento que no fui más que una lágrima en la lluvia de su infierno dantesco.

Así es, así es que no me queda más remedio que conformarme (en el sentido de darme forma).

También acepto que por un instante fui suya y él fue mío, aunque nunca lo reconociéramos, aunque un precioso día, un rayo de sol entre su rostro y el mío parecía la única distancia que nos separaba. La luz bañaba mi rostro y yo, inconscientemente, me giraba para ver los efectos de la luz dorada sobre el suyo.

 Al irse descansé mi hermosa visión mirando hacia el suelo, y me detuve en contemplar sus botas que se alejaban. Y era como si hubiésemos estado ahí, uno frente al otro siempre, juntos, felices.

Y fuimos mar y bosque. Yo  fui el bosque de su alegría. 



Pero ya no.

Aceptar o morir.

Aceptemos.




miércoles, 5 de enero de 2022

Reyes sin corona

 Hoy tocó vivir ,también en soledad, la noche de reyes.

Sin chimenea para evocar el descenso de sus majestades.

Sin luces, ni reflejos mágicos, sin árbol ni espumillones, sin brillos de artificio.

Sin cometa Halley.

Sin la ilusión de tener a mi hijo a mi lado.

Y, como no, otro día más sin verte.

Pido fervientemente al universo cambiar de canción.

No estoy triste, sólo deseo que el tiempo pase, y por eso mismo se torna lento, de calidad melosa y no lo soporto.

Afuera hace mucho frío, que se junta con el frío que siento dentro.

Pero sé que estas sensaciones sólo son instantes malos de un mal enfoque de mi mente.

Puedo volver, por ejemplo, a los colores y al tiempo florido, pero no quiero.

Creo que lo mejor será salir, pese a los fríos, salir fuera y salir de esta soledad.

A ver si caliento mi interior con animada charla.

Ya que no con un trago fuerte de absenta.

Aborrezco las navidades y por fin se acaban. Debería de sentirme aliviada, aunque el año comience con todo el mundo oliendo en un batiburrillo de puta madre con tanto anuncio de perfume.

Y mañana los niños del primer mundo serán felices rodeados de regalos, sin entender que en este mundo del revés, la mayor parte no tendrá nada.

Pues eso, que me voy.

A más ver.

 

martes, 4 de enero de 2022

Todo lo que hago, es quererte

 Siento como tu beso en mis labios detiene el universo.

Es la sutil belleza del más puro sentimiento.

Y comprendo, por lo que me provoca, que no será posible el olvido.

Añoro el mar de tu mirada, sus reflejos de oro, el delicado roce de tus manos en mis manos, así, como si fuese producido como por descuido. 

Recuerdo el aura de tu cuerpo, penetrando en el aura de mi cuerpo.

El tiempo pasa y yo no sé más que amarte. Amarte, como única certeza.

Y me parece mentira que detrás de todo tu silencio,  broten de mi lado las palabras.

Muero por oír tu voz y  porque se llene el espacio con el eco de tu risa.

Que las lágrimas nunca nublen las palabras, que sólo sean la antesala de un suspiro.

Y te quiero y te quiero, en esta distancia que, a veces, me ahoga.

Y no quiero conformarme, pero no me revelo.

Todo lo que hago es quererte.



sábado, 1 de enero de 2022




Volver a los colores, al tiempo lento, al diálogo interior.

Cada año nuevo nos debiera provocar unas ganas locas de devorarlo, de apurar el instante, de beber a grandes tragos la intensidad de cada momento.

La soledad no me cansa, me hace cada vez un poco más consciente y responsable del tiempo que comparto, que he de cuidar como el mejor de los tesoros habidos.


Amar hasta el aire que respiras. Es el momento perfecto para reencontrarse con la belleza una y otra vez entre la fealdad que nos sitia, para descanso de la mirada y regocijo del alma.

Convertir los "quisiera" y "voy a" en actos que nos acerquen cada vez más a las capas más profundas de nuestro ser, hasta encontrarse con la esencia, con lo auténtico, con lo que realmente somos.

Estoy aquí pintando, rumiando e intentando asimilar lo evidente, que comienza un año nuevo y que quisiera, aunque fuera un solo instante, volver a verle.