domingo, 24 de enero de 2021

Elucubrando un rato

 ¿Dónde se encuentra todo ese tiempo que no quisiste o no pudiste recordar? 

¿Será ese el tiempo perdido?

¿Cómo se neutraliza y se quita el dolor de determinados recuerdos?

Hay recuerdos que cuando vienen a la mente es mejor neutralizarlos o mirar hacia otro lado para que no contaminen el tiempo presente.

Me preocupa mi relación con el miedo, con los miedos y con los recuerdos que se encuentran impregnados de mucho dolor, por que con mis muchos años todavía no sé muy bien como gestionarlos. Los muchos años per se no son garantía de nada.

Son muy complejos los mecanismos que utiliza la mente para ocultar lo realmente importante y que no sabemos por donde meterle mano. 

Dicen que cuando se siente un dolor físico muy grande hay personas que se provocan heridas o fracturas para que la atención del dolor grande se desvíe, por un rato, hacia un dolor más pequeño y, por tanto más fácil de llevar.

Así la mente oculta a veces, con preocupaciones menores e inmediatas las verdaderas causas de nuestro sufrimiento. Por propia experiencia sé que cuando la luz entra en el subconsciente y, por fin, descubres (llevas a consciente) la causa principal de tu congoja y angustia vital, entiendes muchas cosas de tu comportamiento. Le das importancia a cosas menores para no tener que asimilar lo principal. Pero cuando descubres tus demonios, ocurre que estos se manifiestan con un gran dolor, porque son erradas acciones que ya no puedes cambiar y que han condicionado toda tu existencia, desde tu manera de ser hasta las enfermedades que acontecen en tu cuerpo. Entiendes que tú también eres eso y no queda más remedio que aceptar que tienes que seguir adelante con todos tus monstruos y sus horribles heridas.

Cada día es una lucha por mantenerse en la mejor versión posible de uno mismo, siendo capaces de aceptar todos nuestros monstruos, todas nuestras carencias, nuestras  pérdidas y nuestras ausencias. 

Gracias a dios existen bálsamos preciosos que nos curan del espanto. Gracias al cielo existen el amor y la belleza. 

Sé que siempre he pecado de hablar en abstracto, en términos generales, poniendo pocos ejemplos. Siempre he pensado que mis miserias no le importan a nadie. Además, cada cual tiene las suyas propias.

Me ocurre una cosa y es que me suena cursi y extraño cuando se dice que ha llegado la hora de mimarse, de quererse uno mismo, de todas esas cosas por el estilo que se leen y se dicen.

Será que yo me veo mejor a través de los demás.

Lo de cuidarse lo estoy empezando a comprender ahora y además lo necesito porque lo de tanto hacer lo que me da la gana en determinados temas, se me ha ido de madre.

Empezaba a escribir hablando de los recuerdos. Y es que cada vez estoy más convencida que eso que llamamos "yo" se compone de los recuerdos habidos, recuerdos en tránsito y recuerdos por haber.

Cuando por fin recordé aquellas cosas que había enterrado en mi subconsciente y que creía olvidadas, entendí porqué tengo la sensación de haber perdido el tiempo hundida en la prosa vil (que diría Manolo García). Hice cosas muy mal, pero lo peor es que me han hecho mucho mal. En el día de hoy me siento otra persona completamente distinta. Me digo muchas veces a mi misma, cuando recuerdo, que no sé en que coño estaba pensando para actuar así.

Soy otra persona distinta que ni siquiera habita en el mismo cuerpo de entonces, ahora más envejecido y grueso. Por eso hablaba de los recuerdos. Soy una continuidad de recuerdos. Porque  las acciones, los sueños, los deseos, las sensaciones y los sentimientos se convierten en recuerdos según se manifiestan.


Bueno, aquí he estado elucubrando un ratico. Ese rato en que que justo, vaciando algo de mi interior,  me olvido "casi" totalmente de mi.


Y aquí sigo. 

Ah, se me olvidaba, no hay ninguna fórmula universal para aliviar el dolor del alma. Ese dolor que nos acontece se sobrelleva viviendo cada instante y, aportando. Anestesiando los recuerdos con un buen vino, una buena película, con la contemplación de la belleza, con el descubrimiento en lo cotidiano de los brazos del amor. Y, por supuesto, lo que más libera del mundo es el abandono de un orgasmo. 


Y ahora me voy. 


Hasta otro rato. 

 





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