domingo, 24 de enero de 2021

Acerca del infierno

 El infierno se compone de todas esas cosas que no es capaz de confesarse uno a si mismo.

Se ubica dentro del denso silencio de un grito ahogado por la estupefacción.

Se entrevera con todas las capas que son el sedimento del subconsciente.

Y deja huellas indelebles en el rostro, pero sobretodo en el fondo de la mirada.

Esa mirada amada que hoy está triste, perdida en su soledad, soledad manifiesta entre tanta gente.

Y al verla mis ojos, hace mella en el interior de mi alma, que querría grabar cada instante vivido, con un poquito de dulzura.

El dolor, como cualquier sentimiento, no se puede entender y ,sin embargo, se piensa con cada poro de la piel. 

Parece como si ,de alguna manera, uno pudiese ser o sentirse algo responsable de esa tristeza. Y vuelve por un instante el sentimiento de culpa, yo hice cosas malas y dejé de hacer cosas que a lo mejor eran precisas. Ese sentimiento de tristeza de la mirada de mi madre, de seguro está alejado de mis pensamientos, pero parece que una "parte" tiene relación con el todo.

No sé. El hecho es que nada sé. Lo que se presiente es un pedacito de infierno en cada esquina, al acecho, sin descanso.

Para qué pensar si no puede cambiarse el pasado y apenas digerirse. La vida es un banquete en el que muchos alimentos son dañinos y nuestra ignorancia de los mismos y el deseo de probar lo desconocido nos lleva a enfermarnos.

El infierno está estructurado con todo aquello que no podemos perdonarnos ni perdonar.

El infierno son los malos pensamientos gobernándolo todo.

Pero, he descubierto que el pensamiento también se cura y lo malo se neutraliza a través del perdón.

No hay felicidad sin perdón de los "infernales" actos.

El infierno es una vida sin el verdadero amor. 

Y afuera llueve y me siento presa dentro de mi mente. Y la ansiedad se quiere apoderar de mi cuerpo. Y pienso en sus ojos tristes que me llevan a mi propia tristeza. Y me digo por vez primera que yo castré mi espíritu creativo porque me dominaba el miedo.

El miedo es la antesala del puto infierno.

Y afuera llueve y hace frío. Pero mi gata presiente mi angustia y se acomoda una y mil veces en mi regazo. Porque presiente mi tristeza y mi soledad. Y es generosa, y derrama su calor en mi ser. Para que no nos sintamos solas y notemos ese hilo invisible que nos une, que es la vida.

La lluvia de invierno, no me gusta. 

La casa está vacía y sus ruidos añejos me asustan, a veces, un poco.

Vuelvo al refugio de las palabras, mientras confío en que llegue pronto la primavera  y me cure de este invierno.



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