Una promesa de tupida fronda fresca, eleva su desnudez, con determinación y firmeza.
Al galante murmullo de solares besos, despierta la invernal quietud de su savia.
Es la suave oscilación premonitoria del ritmo elevado, que de manera lenta, se fragua dentro.
¿Acaso no se ve ya su copa llena de luz?
Ves. Mira, que por aquí hay muchas cosas. Quizás demasiadas, para tan poco contento del mundo.
Soy un pequeño árbol.
De tierra, agua y sol se compone el alimento que me estructura.
Tomo sólo lo justo y necesario para ser.
Despierto cuando renazco.
Resucito cuando crezco.
Estoy sonriendo flores, que disipan la tristeza.
Soy descanso en la mirada, de tu camino hacia el cielo.
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