Arropados por la divina belleza desnuda.
El halo invisible que siempre nos protege.
Inventamos cosas.
A veces, muy hermosas.
Es el momento de entrega, de inmersión en la dulzura de la mente.
Imagino que eres el cielo.
Eres la voz del instante.
Hablas de todos esos mundos delicados que habitan en tu silencio.
Compones hermosas sinfonías en el aire.
Cuanto más alta es la vibración de tu luz, más ingrávida me siento.
Es entonces, cuando me convierto en finísimas partículas de polvo estelar.
Así es como llego donde tú estás.
Y me fundo contigo en un abrazo.
Ahora sé que sólo soy un instante acuático,
que se enamoró del viento.
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