Quizás no somos conscientes, pero la creación entera se modifica con nuestra presencia.
La tierra llora la ausencia de cada uno de sus hijos, cuando se marchan.
Quizás no somos conscientes de lo poderosos que somos. No precisamos armas para sobreponernos al miedo.
Quizás la manera sea comenzar a crecer desde dentro, hasta conseguir elevarse lo más posible. Encontrar un orden propio nuevo.Y silenciosamente, impregnar de nuestra esencia los lugares que recorra nuestro cuerpo en movimiento.
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