Comenzó.
El canto llena todo el espacio. Describe líneas grupales de
danza.
Amanecía la humedad y la indefinida profundidad de
las cosas.
Festivo volar atareado, el del ser alado que construye su lecho
nupcial.
Las trayectorias de su cinética son las fisuras por las que
abren paso los rayos.
El sol, impetuoso, penetra las nubes. Con la fuerza de un
titán, descarga su poderosa luz sobre las ánimas.
Los aledaños del sueño, despojados de los ropajes calientes,
impregnados de descanso, desvelan un azaroso transitar de lo que
comienza y acaba.
No quedará nada por hacer ni por ver, de lo que es el
destino.
Queda construir el más hermoso por venir con el vivir y lo
vivido.
Queda la riqueza y abundancia de la esencia, de lo realmente
importante, en un mundo que arde y se siente yermo.
Queda el mirar verde
de los campos. De los ríos y de los mares. De los más hermosos ojos, que ven más allá del
tiempo.
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