jueves, 24 de marzo de 2016

Sólo hay un arquero

El arquero es hombre de un único ciclo en la tierra.
Sólo le acompañan su arco primigenio, en el que se apoya. Las flechas las moldea adecuándolas a los paisajes del camino.
Su arco se perfecciona en su devenir. Tomando una curvatura que se va haciendo cada vez más recia y profunda. Alcanza el refinamiento necesario para que llegado el momento final, con la tensión y fuerza adecuadas, proyecte al arquero y lo eleve más allá de las estrellas.






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