Tu pones el esfuerzo.
Ellos, insuflan aliento a tu alma, para que se muestre en todo su esplendor.
Muchas veces, oyes:
- Ya verás. Cuando te quieras dar cuenta todo estará como tiene que estar.
Sé que procede de la mejor intención.
El caso es que yo ya no auguro un momento futuro, en el que quiera darme cuenta de algo ya vencido.
Es que, quiero estar dándome cuenta todo el rato. Ser consciente de todo el proceso. Sentir, intensamente, que estoy viva.
Cómo decirles que se me van cayendo a cachos los erróneos pensamientos.
Que cuantos más trozos se me caen, más cerca de mi, me encuentro.
Qué este instante no es mejor ni peor que el siguiente.
Que lo mejor y lo peor son sólo adjetivos para mostrar un estado.
Lo que es. Lo que se es.
Ser.
Sentir.
Hacer.
Desechar, como algo limitante, todo eso que simula la repetición de un autómata.
Es que, me quiero dar cuenta todo el rato.
De los distintos grados de tu serena hermosura.
Del tempo que hay más allá,
De las tres,
De las dos,
De la una.
De la grandeza infinita de la mente.
De la delicada expresión del amor en cada uno de los seres.
De todo en lo que me detengo y en lo que no reposo.
Y nunca dejar de darme cuenta, porque soy, aun cuando sueño.
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