miércoles, 4 de noviembre de 2015

Me detengo

En tus ojos profundos,
que escudriñan mi alma.
Tu piel perfecta.
Tu estar  abrupto.
Tu dulce ser.
El color de tu voz,
Tu olor a vida.

Tus manos  me recorren,
como si no me conociesen,
con el ansia de lo que se sabe nuevo.

Y volveré a caer,
en tu insondable abismo,
para subir al cielo,

siempre cercano.

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