domingo, 29 de noviembre de 2015

Esta mañana

Soy ese Alonso Quijano, que no termino de leer de Quixote.
Vuelvo, a pocos, a la fragilidad de la cordura.
A este mundo que no entiendo.
A reinventar los conceptos.
A la lucha.
Pues de la atalaya al suelo, ya no hay distancia.

La ira, se fue perdiendo en un campo de brumas.
De esas que se mudan y levantan para no volver.
No volveré.
Aunque sea que nunca haya estado.

Es extraño, este desnudarse del alma para recomponerse el traje.
Valerse, de algo tan abstracto, para intentar expresar en un burda aproximación, todas esas emociones que te recorren.
A veces, ideas.
Y no sabes porqué.
Ocurre.
Sin más.

Y cuando mulles los cojines de la poltrona, porque piensas que mereces descanso, caes en la cuenta de que no has hecho más que empezar.
Vaya.

Hay algunos sitios donde quedarse. Pero sólo un ratico, por si acaso.



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