No volverá la noche oscura.
Los flecos del miedo
desaparecen en la fortaleza de tu abrazo.
Presintiendo el momento, con suavidad besas mi frente.
Hasta llevarme hacia el lugar de los sueños.
Siempre hay un despertar al que entregarse.
Un sol de infinita ternura, se arropa con el manto de las
nubes.
Nubes que en la bóveda del cielo se inflaman, se curvan y se deshacen con su
presencia.
Metamorfosis que ondula la tierra en su superficie.
Y parece que todo se hace más lento y el respirar más
amplio.
La luz de tus ojos se concentra y tu mirar se vuelve más
profundo.
Con la imperceptible curvatura de tus dedos modelas el
instante.
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