domingo, 25 de octubre de 2015

Comenzando

No se cansaba de repetirnos que la belleza es el resplandor de la verdad.
Nos decía que no dibujásemos una sola línea mientras no tuviésemos claro cómo iba a ser nuestro proyecto.
Debíamos saber esperar. Interiorizar el lugar. Pensar los espacios a la vez que el sistema o la manera con la que íbamos a construirlos. Nos incitaba a leer, a que viésemos todo lo necesario para entender.
Después, todo surgía.

Fue un maestro duro, como todo buen maestro. 
Cuando hacía una crítica te subía a los cielos, para acto seguido, de un palo seco bajarte al mundo terrenal, dónde se construye con la materia.
Y al ver nuestra cara de perplejidad, reía con una estruendosa y cavernosa carcajada.
Era un hombre muy grande, imponente.
Debí hacerle caso en su momento. Y pensar mucho, antes de hacer.
Más si algo tiene un maestro es que sus enseñanzas perduran. Siempre.

Una de esas tardes en las que encendidos de ilusión, aprendíamos, en clase, cogió la cámara de una compañera y me hizo unas fotos. Ni me di cuenta. Lo supe días más tarde cuando ella me las dio reveladas.
Aquella fue la última vez que lo vi.
Esta foto me ha acompañado en los diferentes lugares que he vivido, desde hace ya demasiados años. Para mi tiene un valor sentimental grande. Me recuerda una etapa de mi vida en la que todo era duro, pero auténtico.


No puedo dejar de ver la foto sin pensar que ese futuro al que miraba esa joven chica, es este momento en el que ahora me encuentro.
Mucho tiempo después, demasiado, me encuentro comenzando esta nueva oportunidad que me da la vida y que me doy.

Durante todos estos meses, desde mi separación y de mi paulatina recuperación, he vivido momentos muy duros, sensaciones y situaciones inexplicables para mí.

No se trata sólo de separarte de una persona, con la que la relación estaba muerta desde hacía mucho tiempo,  ni de cambiar de casa, de vida. Que ya es.

Ha sido un exhaustivo análisis en el que lo que parecía una mezcla heterogénea de vivencias, ha ido cobrando su orden. Mi mente, no estaba en orden. Llevaba mucho tiempo sin estarlo. Ahora empieza a estarlo, un poquito.

Estoy pensando que ha llegado la hora de guardar la foto de esa chica que subyace en algún lugar de mi ser.

La fuerza de la vida es la construcción de momentos que se sustentan sobre la verdad de otros momentos. 

Todo lo que es auténtico te hace invulnerable.

Había una vez, tiempo atrás,  una niña aun más pequeñita que vio por primera vez los bisontes de Altamira, las pinturas rupestres y empezó a elaborar su cuaderno de arte, porque ahí estaba su esencia.



Durante este tiempo, pudiera parecer que he dicho muchas cosas. 

En realidad, sólo he comenzado a hablar.




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