Estoy dónde se encuentra el silencio.
En los puntos de fuga de lo
real hacia lo imaginario.
Soy la consistencia inexacta de un momento que no empieza, ni
acaba porque siempre es distinto.
Me encuentro en la fina red dorada que estructura lo que permanece
y es invisible.
Amanezco en un remanso de paz, fluyendo en la calma de aguas
bravas.
Me sostengo en el instante eterno del borde de tus mangas. Contemplo
la distancia entre la tela y tu piel. Me deslizo a su través y me amoldo a tu
cuerpo, enamorándome.
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