lunes, 12 de octubre de 2015

Mi hijo

Son tus rizos oscuros,
de sabor a sal y fresa,
los aledaños del sueño.

Es tu pequeño cuerpo,
una enorme fortaleza,
cincelada en alabastro.

Cuando sonríes,
toda una vida nace,
fecunda.

Y cuando descansas,
todo crece
y se torna florido.

Mi niño, mi compañero,
que me enseña a caminar,
en Él, todo el mundo es amar.

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