Eran tu pecho y mi pecho
Susurrándose latidos
¡Era tan dulce momento!
Entonces el sueño vino
y desdibujó el instante.
Permanece aun la esencia
que toda tu piel exhala.
El amanecer fue amable
de serenos despertares.
Leve se pierde mi ser
en un lento caminar
proyectándose a los campos
salpicados de rocío.
Siento el calor de tu risa
En el sol lleno de encanto
Es de oro en tus pestañas
Y se me encienden las ganas.
Voy a explorar los rincones
que con esta luz se alcanzan.
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