La inteligencia de la vida es infinitamente superior a cualquier herramienta a su servicio, como es el pensamiento.
Hace unas semanas estuve podando las plantas de la casa.
Dejé unos tallos de geranio, apoyados en el alféizar de una ventana, con la intención de sembrarlos. Se me olvidó completamente.
Esta mañana, me ha llamado la atención unas pequeñas flores que intentan eclosionar en la ventana. Como no veo muy bien, al acercarme, he comprobado que era uno de los tallos de geranio que estaba floreciendo. Sin agua y sin nada.
La planta ha concentrado toda su energía en florecer.
El pensamiento que nos domina, es un poseedor que nos inyecta las ansias de poseer. Se fija en lo que cree que no tiene y se rasgas las vestiduras para alcanzarlo. Es su droga, su hambre.
La vida es, mientras es, en lo que es. Cambiando incesantemente su avatar.
Es ofrenda de belleza hasta el final. Sin pedir nada.
Alguna vez, entenderemos que nada nos separa de la naturaleza, ni de nada, sólo un pensamiento.
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