En la noche de su espectro me confundo.
Muchas veces, zozobro entre millones de sus fragmentos e intento hacer pie para descargar el miedo que me da su ruidoso estruendo.
A veces, no hago fondo, y me pierdo dentro de una corriente ignota.
¡Qué poco sé de las palabras!
Unas veces son verdugos,
Otras jilgueros del alma.
Y, sin embargo me nacen,
Me dan consuelo y la calma.
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