viernes, 17 de marzo de 2017

La arquitectura del sonido

Recién me levanto, la primera sensación que percibo es un trinar cercano.
Su profundidad es tal que parece expandirse sin límites. Es como un edificio sonoro muy alto que, en apenas unos instantes y con suavidad extrema, se va transformando en cascada.
Presiento en este canto el día despejado y sereno.
Me asomo de soslayo, a la ventana, como queriendo comprobar lo que ya sé. Y el cielo me saluda, sin una sola nube de dudas.

Reconozco en este sentimiento, el eco de estivales mañanas de mi niñez. En ellos la intuición era mi única guía.
He conseguido volver.
Quizás sea eso permanecer.



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