A veces, yo quisiera que la luz del sol fuera tan hermosa como el fulgor de tus ojos.
Me gustaría que el mundo se parase un instante y se impregnase del halo de tu esencia, porque sé bien que se convertiría en un lugar más amable y habitable.
Yo no sé apenas nada, pero sí que cada vez me interesa menos lo que se exhibe y se enseña en el juego del "yo más".
Siento tu sentir, pues nos fluye navegar juntas en las honduras del ser, que son muchas y diversas.
Hoy quiero que sepas que los ratos que compartimos son momentos alados y que la verdadera vida se construye en personas como tú. Poco necesita un alma grande.
Gracias a tu bondad, empezó a crecer mi confianza.
Gracias, siempre.
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