Puedo oír vuestra pregunta: ¿En qué consiste ser un color?
El color es el tacto del ojo, la música de los sordos, una palabra en la oscuridad. Como desde hace decenas de miles de años he estado escuchando lo que hablaban las almas, como si fuese el susurro del viento, de libro en libro y de objeto en objeto, puedo afirmar que mi caricia se parece a la de los ángeles. Parte de mí, llama a vuestros ojos desde aquí: esa es mi parte seria; la otra se vuelve alada en el aire, ésa es mi parte ligera.
¡Qué feliz estoy de ser el rojo! Soy fogoso y fuerte; sé que llamo la atención u no podéis resistiros a mi.
No me oculto: para mi el refinamiento no se manifiesta a través de la debilidad o de la falta de fuerza, sino a través de la decisión y de la voluntad. Me expongo abiertamente. No temo a los demás colores ni a las sombras, ni a la multitud ni a la soledad. ¡Qué hermoso es llenar con mi fuego triunfante un superficie que me está esperando! Allí donde me extiendo, brillan los ojos, se refuerzan las pasiones, se elevan las cejas y se aceleran los corazones. Miradme: ¡qué hermoso es vivir! Contempladme: ¡qué bello es ver! Vivir es ver. Aparezco en cualquier parte. La vida comienza conmigo, todo regresa a mi, creedme.
Orhan Pamuk
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