jueves, 18 de febrero de 2016

La llama

Sofía duerme. Descansa sobre mi regazo.
Es una bebé diosa.
Huele a leche.
Y es más suave que los pétalos de una rosa.
Reinventa gestos con sus diminutas manos.
Con ellos define toda una humanidad erguida.
Duerme y fluye.
En la calma del manantial que la acoge.

¿Cómo son los sueños de un ángel nuevo?

Calorcito con calor, se hace más alta la llama.

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