lunes, 1 de febrero de 2016

El descubrimiento de la circunferencia

Todo ser, decía, es una convicción matemática. Para la inmensa mayoría, esta consiste en la unidad, o sea, la evidencia abstracta de la línea limitada por si misma.
Esto, que es un puro instinto, pues viene por transmisión hereditaria, sin necesidad alguna de formularse, nos mortifica naturalmente. Los seres unitativos  mueren por la convicción correlativa de la finalidad, que adoptan cuando son incapaces de concebir la perfección de la circunferencia; porque una circunferencia perfecta no tiene fin, y la muerte carece entonces de razón.
Los que comprenden el problema, muy pocos, necesitan vigilar su circunferencia. Es los que hacía Clinio Malabar.

Leopoldo Lugones


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