Esto, que es un puro instinto, pues viene por transmisión hereditaria, sin necesidad alguna de formularse, nos mortifica naturalmente. Los seres unitativos mueren por la convicción correlativa de la finalidad, que adoptan cuando son incapaces de concebir la perfección de la circunferencia; porque una circunferencia perfecta no tiene fin, y la muerte carece entonces de razón.
Los que comprenden el problema, muy pocos, necesitan vigilar su circunferencia. Es los que hacía Clinio Malabar.
Leopoldo Lugones
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