Duermes.
Navegando sobre el mar de esta calma.
Agotado por los juegos, el estudio y la risa.
¡Cuanto te gusta reír por verme brotar la sonrisa!
A veces, se llena todo el espacio, con nuestras bocas de luna creciente. Entonces, todo el cuerpo se percibe reducido a una enorme carcajada. Es un batir de costillas.
Voy a velar unos instantes, el sabor de la quietud de este soñar tuyo.
Arropado entre tus telas.
Confiado y seguro.
Duerme mi niño, duerme.
Mientras descansa tu cuerpo, inventemos el mañana.
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