sábado, 25 de junio de 2016

No me comprendas más

No me dan miedo. Y sé, que no mienten siempre.
A mi me gusta mirar a los ojos de las personas.
Detenerme con suavidad en cada rostro que los enmarca. Explorar con curiosidad el conjunto de los gestos, los caracteres que hacen único a cada ser.
A veces ocurre que la imagen se difumina, así sin pretenderlo. Y se siente el aura que genera la pequeña envoltura del cuerpo.

La única manera de conocerse es a través de los demás. En los demás.
Escucho lo que me dices. Observo lo que piensas. Considero lo que te dices. Y todo eso sobra, pues el universo entero se expresa a través de los ojos, a través de la mirada. Así es como aprendo. Así es tu vida fluye en la mía.
Dicen que los ojos son el reflejo del alma. Son mucho más.
¿Acaso no son el pasadizo por el que adivina y se hace el primer escrutinio de un corazón?

Gusto mucho de hablarte. Y reducir en cada palabra el espacio virtual que construye la mente.
Hoy no quiero que comprendas mis palabras.
Sólo quiero que se extinga este contraluz que me separa de tus ojos.
¿Cómo voy a conocerte si no puedo verme en tus iris?
Y perderme  en la enormidad de la belleza que nace cuando se anulan las distancias.
No me comprendas más. Hoy no.
Sólo acércate despacio, sin prisas al vuelo de mi mirada.

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