No sé pensar en sus límites,
Pues de la tierra es su abrazo
Y, de éste, no hay medida
Que lo defina y lo diga.
Que de sus astros y lunas
Es la cuna del poeta
Su manto etéreo la cubre
Y lo envuelve en su regazo.
Es grandeza que se expande,
Con infinita hermosura,
Es contemplar la certeza
De vivir el paraíso.
Cielo, el aire que respiras,
El que en tu nariz comienza,
La bienvenida del mundo
Insuflándote el aliento.
Es azul, es un concepto
Del color del pensamiento
Surcado por las legiones
De almas en libertad.
Es ligero y bien liviano
Al grito de la verdad
Es de vigilante celo
El más terrible justiciero.
Aún en lo más hondo del suelo
Llega la luz del cielo.
Cuantas mentes se han fugado
Hacia el cielo enamorado.
Do comienza o do acaba
Donde quieras que lo haga.
En sus ojos, en mi boca
Torna bello lo que toca
Caricia de la hermosura
Vuela al cielo la cordura
Y en el nacen las ideas.
Su compañero es el viento
Creador del movimiento
Indómito señor viajero
Dandy seductor de nubes
Que al erosionar las cumbres
Despeja los sentimientos.
Más no he resuelto las dudas
De dónde comienza el cielo
Quizás porque es eterno
Y nosotros lo pensamos
Y, al hacerlo, lo acotamos
Pues sólo somos humanos
Agasajados de cielo.
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