domingo, 5 de junio de 2016

Transitar

El faro de sol, se derrama en la tranquila mañana. Este sol que al mediar el día, se convierte en solanero. Esculpe las formas de la existencia y penetra las capas del ser hasta encontrarse con la luz interior que nos alumbra.

Olor a estío. A geranios de patio recién regado.
Nostalgia de agua fresca salpicando todo, en el juego de los niños.

Siento la vista como un órgano de transición entre la luz interior y la llama. Como la mezcla del claro obscuro que acontece en el zaguán. Artificio de la mente, donde se crea el dentro y el afuera.
Un sitio simple que articula el movimiento. Fenomenología de los matices. Ahí donde el blanco, el negro y los grises son conceptos.

A veces, construimos con la materia pasajes imaginarios. Desarrollamos nuestra vida en relación a ellos. Evoluciona su complejidad y la forma ,en su estructura básica, con el devenir de la historia.

Buscamos un sentido entre las ruinas. Más, el pensamiento no se detiene. Si acaso impregna con su esencia los restos de un fugaz hallazgo, de algo que ya no es. Es ese algo que resuena en el interior.

Las permanencias son sólo símbolos que representan el universo. Hallazgos en el zaguán del ser.




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