viernes, 25 de diciembre de 2015

Madre

Desde el balcón de tus brazos,
aprendí mi presencia en el mundo.
Mayos de campos de trigo se encuentran,
en el verde olivar de tus ojos.
Soy carne de tu carne,
de tu fecundo cuerpo,
de tu noble linaje.
Eres la calma, que se posa,
sutil, como una estrella de nieve,
en estos momentos de zozobra.
Porque ya nada es igual.
porque nos muestras el verdadero camino.
A los lugares invisibles,
de dónde vienen los hijos amados.

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