miércoles, 30 de diciembre de 2015

Cerca de la una

Poco a poco, aprendes a guiarte en el mundo.
En ocasiones, encuentras esos lugares comunes que acompañan la soledad del espíritu.
Es hermoso el desprendimiento.
Ver esas imágenes, que pensamos que se forman en la retina, sin la interfaz del cerebro.
Y siempre llega el invierno. Más, cuando se siente el frío, se puede condensar el instante y volver a la calor que todo lo muta y lo cambia.
De dibujos de luz color.
De horizontes superpuestos.
A todo el espacio que contiene la nada.
Comenzar esta vida, con la forma de un latido. Que se transforma en otro latido. Un ritmo cambiante.
El lenguaje del alma.

En el silencio de las voces, de los gestos, de las pieles, de las palabras, se encuentra la grandeza.
Conocer. El contacto directo con el instante en que todo se genera.







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