Despierta.
La suavidad del otoño se desliza en las delicias de la piel.
Esa espesa vereda cubierta de rocío,
por la que caminamos desde niños.
De la mano. Sin temor.
Adentrándonos en la espesura.
Tú en mi.
Yo en ti.
Formando un todo.
Hacia el mar.
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