Algunos días, las palabras fluyen en un a través lento.
Es una extraña sensación. Es como un estado cercano a la radiación de fondo: siempre está ahí, pero no la percibes claramente.
En esa planeidad, irrumpe y me haces dar un pequeño respingo.
Te reconozco en todas esas cosas nuevas, que nacen en mi y me hacen ser.
En este desprenderse y en esta apertura.
Respirarte muy hondo.
Acercar, muy despacio, mis labios al borde de tu rostro.
Recorrerlo, para volver a empezar.
Mi mano en tu mano , que sujeta mi cadera.
La cascada del deseo que se convierte en un torrente de abrazos.
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