¿Cómo habría de dudar de aquel que me eleva a las más altas cimas?
Ahora, entiendo, que la desnudez es sólo un regalo para el alma de mi alma.
Cada flor, un nuevo tiempo, que brota cuando se juntan mi rostro y tu pecho.
Tu boca es mi camino.
El corazón el origen y el destino.
Nazco a cada instante,
en las aguas claras,
de tu mirada.
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