Aún son muchos mis anhelos.
Sin embargo, moriría en paz, en este instante, si llegase a mi la fría guadaña.
Le diría: no temas, más poco te llevas.
Quizás la cáscara cambiante de un vagar por la existencia.
Cesará la equidistancia entre infierno y paraíso.
Sólo seré. Eternamente.
Contigo.
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