viernes, 2 de septiembre de 2016

En tu pecho

Desnudas las almas.
En la entrega íntima de un momento sagrado.
En un abrazo que se construye desdibujando límites.
Sentir. Sentirte intensamente.
Sentir, tenues, los latidos que habitan en tu pecho, eclosionando sobre mi piel.
Sentir su dulzura, su caricia, su ahondar creciente, de tu pecho a mi pecho.
Notar la alegre respuesta de mi pecho al tuyo.
Dialogantes corazones.
Chispitas de peta zetas descolocando el espacio.
Alborotando los sentidos.
Los latidos se aceleran y mutan en onda, onda que crece en las aguas siempre nuevas del deseo.
Navegamos, aguas bravas, con una ternura exquisita mezcla de mil aromas.
Mis labios descubren el paraíso de tus ojos cerrados, entregados al placer.
Y coronan el borde de tus pestañas con un delicado beso.
Tus manos descienden despacio la curva de mi espalda, hasta llenarse de mi.
Los labios saborean la anatomía de los instantes, que impregnan el aire de vida y de risas el silencio.



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